No parece lo más aconsejable decidir
una cosa, saber que se ha errado, y proponer otra distinta. Un error es tolerable,
errar dos veces es humano, reincidir una y otra vez es de ineptos. Que Villalobos
haga una propuesta de reparto del hemiciclo para los diferentes grupos poniendo
a los diputados de Podemos en las alturas, suena a irónico por aquello de que deseaban tocar el cielo.
Que los representantes de Ciudadanos la secunden, comprensible entre
correligionarios. Que los dos representantes del PSOE, una la apoye y otro se
abstenga, posicionándose con el PP, es vergonzoso.
He tachado a la dirección de
Podemos de pecar de soberbia. No comparto que una propuesta de acercamiento se
haga en tono desafiante. Pero tampoco el acuerdo de reparto del hemiciclo deja
de ser una muestra de soberbia de la Mesa del Congreso. Y si el candidato del
PSOE quiere acercar posturas con Podemos, la decisión adoptada por los
representantes socialistas sobre la ubicación de los grupos en el hemiciclo, no
es la mejor, para que la apoyen los dos representantes socialistas.
Primero porque Podemos es la
tercera fuerza política, segundo porque plantear ahora una nueva ubicación es
admitir que se equivocaron al aceptar la de Villalobos, y tercero porque darle
una motivación a los reproches que puedan hacerse dos partidos, que dicen
buscar una acuerdo de investidura, es mas de torpes que de inteligentes. Sánchez debería decirle al presidente del Congreso y a su compañera en la mesa que no
le ayuden tanto.
De absurdo resulta hasta pueril,
y ahora van a presentar una propuesta alternativa al resto de grupos y a someterla
de nuevo a votación. Podemos tiene razones para sentirse ninguneado, y hace
bien con recurrir la decisión adoptada. En democracia las formas sí son
importantes, cuando eso es lo que reprocha a Podemos hace dos días el presidente del
Congreso.
O ambas formaciones ponen de su
parte para acercar posturas, o aquí está todo el pescado vendido para repetir
las elecciones. No puede ser que primero con la composición de la mesa, luego
con la propuesta, más tarde la zancadilla del “paso” de Rajoy, y hoy con el
reparto de las sillas, todo nos sirve para desviar la atención de lo
verdaderamente importante, que siempre deben ser los ciudadanos y sus derechos, difuminados entre tanto humo.
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