Cuando finalizaba la campaña electoral, saltaron a los juzgados los nombres de Aristegui y De La Serna. Ahora, cuando el rey anuncia la segunda ronda de contactos para la formación de un gobierno en el Estado, salen a la luz una trama corrupta en la empresa pública Acuamed (trama con posible relación con Arias Cañete), y esta mañana la detención de más de una veintena de personas en la operación Taula. Todo a sumar con la Punica, el caso de la sede de Génova, y la transversal trama Gurtel. El denominador común en todo este entramado de corrupción: el PP.
En días pasados conocíamos la imputación del PP por destruir los ordenadores de Bárcenas y luego su posible financiación ilegal. Cuando son de otro partido, el PP exige que el imputado no pueda ser cargo público. Pregunta para el PP ¿puede un partido imputado ser gobierno? Si en algo es indiscutible la mayoría absoluta del PP además de en el Senado, es en corrupción. Intentan aguantar estoicos la que le está cayendo, convencidos de que la instrucción de sus causas es muy compleja, porque se trata de verdaderas tramas mafiosas.
Se empeñan en decirnos que son casos aislados de corrupción, pero en realidad lo del PP es un caso de corrupción sistémica del partido. Saben que pueden transcurrir lustros antes de que se haga la limpieza completa. Ven como cada vez son menos las opiniones que mantienen como presunción, que el PP como partido no está flotando sobre dinero negro. Son múltiples los casos que le afectan, en que se habla de adjudicaciones amañadas de obra pública, de cobro de comisiones ilegales, de que existe una supuesta caja B, o de su financiación ilegal. Todo apunta a que existe a su alrededor una ingeniería contable.
Pero ahí están sus dirigentes, insistiendo en que son casos aislados, que ellos solventan con expulsarles del partido, y si te vi, no me acuerdo. Mientras llueve sobre mojado, Soraya nos dice que ellos son los únicos que luchan contra la corrupción; Rajoy tiene bastante con no saber si va a intentar la investidura; Cospedal nos distrae hablando de una segunda transición; y la senadora Rita y el delfín Casado nos avisan de los peligros que nos amenazaran si se produce un acuerdo de los socialistas con Podemos, que hasta ve a Sanchez subido en el avión de Maduro. Pero ellos de corrupción solo conocen los ERE. Y siguen en el “y tú más”, mientras la mierda rezuma por las paredes de su partido aunque ellos no huelen nada.
Pues aunque tenga mal el olfato, todo apunta a que lo del PP es una verdadera epidemia casi imposible de erradicar, que se ha propagado a todo lo que han tocado durante sus gobiernos. En cualquier otro país civilizado, un partido que estuviese tan manchado por la corrupción como el PP, ya se habría refundado con otra marca, aunque solo fuese para guardar las apariencias. No huelen su corrupción, pero la situación cada día es más insostenible. Todo huele a podrido, incluido el sector empresarial (ese que encumbro a su cúpula a los insignes Díaz Ferrán y Arturo Fernandez), que también precisa de una depuración, sino la necesitará, no se explica porque aparece junto al PP en todas las tramas corruptas citadas.
Pese a ese desfile por las comisarías y los juzgados, este es el partido que quiere seguir gobernando España, en medio del fango. Cínicamente se compromete a arreglar lo que antes ha destruido, y recuperar lo que bajo su gobierno nos robaron por encima de nuestras posibilidades, muchos de los suyos. Algunos de sus votantes, los que sienten vergüenza, empiezan a plantearse si no deberían esconderse bajo la cama, pero son pocos frente a los muchos que continúan mirando solo donde el amo les dice que miren. Solo así se puede explicar que los sondeos digan que de repetirse las elecciones el PP mantendría el respaldo de sus votantes
Con innumerables juzgados cuestionando la honorabilidad y la decencia de sus dirigentes, pocos entienden que el PP no esté ya ilegalizado como formación política. Menos, que la regeneración de la que habla Ciudadanos pueda ser compatible con negociar con este PP. Muchos menos, que en Bruselas se considere un gobierno estable en España el que incluya al PP. Casi nadie, que aún haya miembros del PSOE capaces de apostar por la gran coalición sin que se les caiga la cara de vergüenza. Y finalmente, nadie entiende que el Jefe del Estado le pida a un partido imputado que intente formar gobierno, aunque sea el que tiene más diputados.
Sánchez debe intentar formar un gobierno alternativo al PP, y hacerlo hoy mejor que mañana, puesto que el trabajo policial de estos días le va a ayudar. Los barones socialistas bien harían en mostrarle su apoyo en el Comité Federal del día 30, para que nadie pueda vincularles a un PP corrupto, porque la corrupción del PP es suya y no herencia de Zapatero. Sánchez tiene la oportunidad de apostar decididamente por limpiar este lodazal, antes que la indignación ciudadana nos estalle a todos.
La negociación para un gobierno no va a ser fácil. Habrá que hablar con luz y taquígrafos, y escribir hasta la última coma de un acuerdo de gobierno para que nada quede al azar. Pero este país no se merece que le den a elegir obligatoriamente entre el caos, o tener un gobierno de chorizos.
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