lunes, 17 de agosto de 2015

17 de agosto.- EUROPA Y LA INMIGRACIÓN, RESPUESTA CONJUNTA PERO PRONTO



La Europa que estamos construyendo no nos sirve. Se ha convertido en un territorio lleno de vallas con concertinas, alambradas de espino, muros, un mar inmenso y  centros de internamiento. Todo ello forma parte de una Europa insolidaria  a la que personalmente me avergüenzo de pertenecer.

El Mediterráneo, el mar más contaminado del planeta y la cuna de las civilizaciones, se ha convertido en una enorme frontera que miles y miles de personas intentan cruzar a la búsqueda de su suerte o de su muerte. Saben que tienen muchas más posibilidades de alcanzar la segunda, a que les sonría la primera, y aun así son constantes los intentos. Las noticias de naufragios y de fallecidos intentando cruzarlo resultan incontables también este verano.

Pero que eso se repita cada día desde hace años, solo puede significar que algo muy grave pasa con la especie humana, posiblemente sea que estamos perdiendo la humanidad que debería ser inherente a nuestra naturaleza. Desde cada lado del mare nostrum se ven las cosas de una manera diferente. Para los europeos es una amenaza a las economías de nuestros países, mientras para ellos es una cuestión de supervivencia.

Desde el lado europeo sentimos que con la llegada de refugiados se verá incrementada nuestra deuda, aumentaran las cifras de nuestro paro, que pueden afectar a nuestras primas de riesgo, que pueden provocar recortes que sufrimos en los servicios públicos. Curiosamente, nos preocupa la corrupción  de cerca, sin imaginarnos que detrás de estas migraciones también está la corrupción y el cinismo de la política europea.

Ningún medio de comunicación europeo nos dirá, que detrás de esos intentos por llegar a Europa también están las industrias europeas que esquilman sus países de origen, o que (según sus intereses) Europa comete injerencia política en ellos, o que somos los europeos los fabricantes de las armas con las que se matan después de que se las vendamos, o de como la política económica europea es el mayor condicionante para sus políticas sociales.

Resulta muy claro que para occidente, nuestros intereses están siempre por encima de las vidas de quienes se arriesgan a cruzar el mar. Los gobiernos europeos a través de los medios, nos hacen pensar, que quienes intentan llegar a Europa en busca de una oportunidad para mejorar sus vidas, son nuestros enemigos. Pero nos basta con rascar un poco sobre la superficie del asunto, para darnos cuenta de que precisamente con ellos tenemos en común los mismos enemigos.

Pero mientras, nos preocupa más que nos manchen las calles o vivan de nuestra economía sumergida. La mentalidad de “vivir en crisis” que el sistema financiero nos ha hecho asumir a los europeos, les  permite a nuestros gobernantes dirigirnos para que actuemos contra los propios valores europeos. No hablo de que debamos actuar de forma bondadosa, sino de que lleguemos a entender que para nosotros solo es un asunto económico, y que para ellos es una verdadera cuestión de supervivencia.

Nos estamos convirtiendo en una Europa cruel y envejecida, y no somos consciente de que nuestro bienestar acabará dependiendo de esas migraciones. La solución al problema debe ser conjunta de toda la Unión Europea, que debe asumir el coste de mantener a todos los refugiados en Europa. Si no es así, o cambia milagrosamente la mentalidad de los europeos, o seguirá prevaleciendo la sensación de que quienes llegan a nuestros países nos quitaran algo, y ese es el germen de la xenofobia que interesa a la extrema derecha.

Ya se nos ha olvidado a los españoles o italianos, que hace pocos años nuestros abuelos o padres si les iba mal aquí, buscaban su futuro en otros países. Por eso no se entiende que hoy parezca que no vemos como nuestros hijos se ven obligados a hacer lo mismo que hacen esos que cruzan el Mediterráneo, solo que no lo hacen en pateras ni en colchonetas. Podemos cerrar los ojos, pero existe un grave problema con la situación que viven millones de personas en el sur del Mediterráneo, y esa situación solo puede empeorar en los próximos años.


La cuestión no parece tan complicada de abordar en su origen. O dejamos de vender armas a esos países y de actuar pensando solo en nuestros intereses sin tener en cuenta los de ellos, o la gente cruzará porque no le quedará otro remedio. Buscaran suerte o muerte, pero estarán obligados a arriesgar sus vidas como hoy hacen, y cada vez lo harán en mayor número si esto no cambia.

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