Hace unos días realice un comentario sobre
el conjunto de recomendaciones que el FMI hacia a España para hacerle frente a la
crisis económica. Por curiosidad esta tarde de domingo, he accedido a las
cuentas de nuestro sistema sanitario y a la vista de las mismas, he querido ver
si estaba justificada la recomendación concreta del FMI sobre que “aumente el
copago ciudadano en sanidad”. Aquí expongo mi opinión.
Hay que empezar diciendo que cualquiera
puede acceder a los datos del sistema sanitario, disponibles en internet en el
denominado Sistema de Cuentas de la Salud. Acaba de publicarse el informe correspondiente
a 2013, y de los datos disponibles
se puede afirmar que el gasto sanitario
global ha disminuido en el conjunto del país, porque el dinero público
destinado a sanidad ha seguido disminuyendo respecto a años anteriores.
Pero también esos datos demuestran que casi la mitad del gasto que soportan los
hogares españoles en sanidad se destina a realizar los copagos. En 2013 alcanzaron
los 10.600 millones de euros, lo que significa que las familias gastaron 922 millones más que el año 2012 en
adquirir medicamentos y productos sanitarios. En cifras relativas hablamos de un aumento del 9.5% en la factura sanitaria
familiar, y eso que solo ha pasado
un año de la publicación del decreto 16/12 de medidas de sostenibilidad del
sistema sanitario publicado por el gobierno Rajoy, del que muchos afirmamos que
iba a suponer un aumento del gasto de las familias.
Por lo tanto, podemos afirmar que la recomendación de aumentar los copagos en sanidad
es innecesaria, puesto que desde que llegó el PP al gobierno se está aumentando
año tras año su cuantía.
Pero esos mismos datos también muestran que se han incrementado las privatizaciones
sanitarias, y que el importe abonado a empresas privadas que gestionan
atención sanitaria ha aumentado un 52 % respecto al año anterior, a lo que hay que
añadir que más de la mitad de la inversión en infraestructuras sanitarias va a
centros de titularidad privada. Si además por
la fórmula del copago se mantiene el beneficio de las industrias farmacéuticas,
que ganan igual o más, aunque el estado pague menos, resulta muy llamativo que el FMI no nos recomienda
que frenemos nuestra factura con la sanidad privada y el gasto farmacéutico.
Con recomendaciones del FMI o sin ellas, en los últimos años se ha estado
desmantelando el sistema de bienestar en todos sus pilares, y paradójicamente,
mientras pagamos cada vez más impuestos
o nos los disimulan como copagos, recibimos
menos prestaciones estatales. Nuestro dinero para la sanidad no es
finalista. El sistema sanitario funciona
como si de un negocio seguro se tratase, porque si la gestión privada de
hospitales públicos daba perdidas, la administración ha estado ahí para hacerles
frente, siempre bajo la amenaza de los adjudicatarios de que de no hacerlo el
sistema se colapsaría Los paganos somos siempre
los ciudadanos, porque la administración sabe que donde se ha aplicado la
gestión privada el gasto sanitario siempre aumentó con referencia al PIB de ese
país aunque no lo hiciera en los datos absolutos, y pese a ese dato, siguen las
privatizaciones.
Lo cierto es que de nada sirve conocer estos datos que demuestran que se nos engaña, si no
perdemos el miedo, porque raro es el
día que el gobierno no nos amedrenta con lo de que si el PP no gana esto se
hundirá. Todo es un intento de hacernos olvidar que no ha cumplido con sus
compromisos electorales, que nos
mintieron afirmando que no se incrementaría el coste de nuestra asistencia
sanitaria, ni el IBI, IRPF, o IVA, aunque ahora nos vendan como si de unos
grandes almacenes se tratase, sus rebajas del verano.
En un país con una población cada vez con más personas mayores, a la carga
familiar que suponen los copagos farmacéuticos, se le debe añadir el gasto que representan
los cuidados de enfermos crónicos, cada día en mayor número. Un atisbo de
mejora para las familias puede darse en algunas CCAA como Castilla La Mancha, donde esa situación podría cambiar porque
en el programa electoral del nuevo gobierno socialista se refleja el compromiso
de suprimir los copagos y de mejorar la
atención a las situaciones de dependencia. Mejor
pronto que tarde.
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