miércoles, 19 de agosto de 2015

20 de agosto.- LA TRANSPARENCIA EN ESPAÑA ¿SE LLAMA FRANCISCA, O PACA?



Entre noticias de más casos de esa lacra que llamamos violencia machista, el escándalo de los aeropuertos griegos ya germanizados, las vacaciones de Carmena, la aprobación alemana del rescate a Grecia, ha aparecido un asunto no por esperable menos curioso. Me refiero a la negativa del PP a que la presidenta del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno comparezca para explicar los presupuestos del Consejo.

En un país acostumbrado a enterarse de todo gracias a la investigación periodística, se atisbó una lucecita esperanzadora de mejoría democrática, con la aprobación de La Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno, que puso en marcha el Consejo de ese nombre. Ahora, tras costarnos el Consejo en 2015 más de dos millones y medio de euros, ningún gesto mejor de compromiso con la transparencia y el buen gobierno, que ver a su presidenta explicar ese gasto y su propuesta de incrementarlo en medio millón en los Presupuestos 2016.

La noticia es que el PP ha decidido que mientras ellos gobiernen, de eso nada. No sirve recordarles, que en su creación, Soraya (la segunda de Rajoy), nos dijo que para el PP la transparencia en la gestión de lo público era clave “para preservar el interés de todos y prevenir el abuso de algunos”. Como tantas otras afirmaciones de este gobierno, esta también se les ha olvidado, y ha resultado ser un brindis al sol. Con esta negativa, el PP ha construido el oxímoron, “transparencia opaca”, y nos demuestra su espíritu innovador a la hora de gobernar.

Los ciudadanos debemos preguntarnos que si ni las cuentas el propio Consejo de la Transparencia son transparentes, ¿qué transparencia garantiza este Consejo para con el resto de la gestión pública? ¿Para qué se gastó tiempo y  dinero público en hacer esta ley si ahora prima la opacidad? Una vez más nos han tomado a los ciudadanos como los tontos “pagafantas”, porque no habrá ninguna transparencia mientras el PP nade en la corrupción, y demuestra al actuar así, que esta ley la hicieron para aplicársela a los demás pero no a ellos mismos.

La justificación que han dado para su negativa de comparecencia, es que la partida carece de relevancia en el conjunto del presupuesto. Dicho de otra manera, que este gobierno permite la chapuza si su cuantía es pequeña. Esa es la manera de entender la democracia del PP, la del ninguneo y el desprecio a los ciudadanos, en un ejercicio de surrealismo democrático. Aunque hay que reconocerles que son buenos en lo suyo, al ver la facilidad con la que ejecutan semejantes maniobras y contemplar como nosotros los ciudadanos seguimos sin inmutarnos.

Pero no hay que preocuparse si no comparece, porque tampoco serviría para nada. Si lo necesita acudiría y mentiría, y si les pillamos usarían su mayoría absoluta, para rechazar todo lo que les incomode. Aunque la  no comparecencia, de quien dice muy poco es de la presidenta del Consejo. Que la garante de la transparencia en la gestión pública tenga que esperar a la autorización del PP para comparecer, demuestra a todas luces que su persona no es garantía de nada. Si una persona cree en la transparencia, jamás se opondría a dar explicaciones, y debería dimitir porque está admitiendo ser una marioneta “bien pagá”, agradecida con el gobierno que la nombró, pero no con el pueblo que le paga.


De estas situaciones deberían tomar buena nota Pedro Sanchez y los demás aspirantes a presidir el gobierno, para anular toda posibilidad de veto a una petición de comparecencia. Si no lo hacen, significará que esta democracia sigue sin funcionar,  y la transparencia no será Francisca, será OPACA, aunque cambien sus gobernantes. 

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