Dicen que el tiempo nos pone a cada uno en nuestro lugar. Si eso es así, desde
la llegada al poder de este gobierno, en la zona destinada a los mentirosos y
corruptos, deben estar instalando gradas supletorias. Entre mentiras y corruptelas, los tres años de
gobierno de Rajoy dejarán a la (tan cacareada por el PP) herencia de Zapatero,
en una pesada broma. No hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades, nos han estado y nos están robando por encima de lo que la economía
de nuestro país puede soportar.
Todo eso ocurre porque en la calle Génova
están convencidos del atontamiento nacional, porque solo eso explica que
sigan actuando como lo hacen, mientras su gestión arroja cifras que ponen los
pelos como escarpias. Si vemos que nuestra deuda pública alcanza ya el 98% del PIB (heredó
el 71%), o dicho en euros, debemos 22.000
euros por españolito/a, y a ello ha de sumarse la enorme desigualdad social que su política ha creado, incrementado en más de dos millones y medio el número de españoles que
roza la pobreza. Ambos datos son para ponernos a llorar, pero si
esas dos cifras aún no parecen suficientemente demostrativas de que la gestión del gobierno es a favor de las clases
adineradas, es irrefutable el
dato de que el 1% de los españoles posee el 20% de la riqueza del país.
Desde su llegada a Moncloa, Rajoy nos
ha engatusado con el discurso de que su gran preocupación es la lucha contra el
paro. Tres años después, y pese a que un millón y medio de jóvenes demandantes
de empleo ha emigrado a otros países, tenemos
más desempleados que cuando llegó a la Moncloa, y eso sin hablar del tipo de empleo que se ha creado, que lo
ha sido en un número irrisorio, y que
además con condiciones laborales que en
muchos casos rozan la esclavitud. Nuestros derechos laborales han
retrocedido tanto, que hoy trabajar ya no
te asegura no vivir en la pobreza.
Decía que cambiaría nuestro modelo productivo. El I+D+I ha disminuido su inversión por debajo del 1%
del PIB; el gasto en educación es de 6.000
millones de euros menos, lo que se traduce en 50.000 profesores menos; un recorte en sanidad de 8.000 millones traducido
en una disminución del personal sanitario de 70.000 personas. Una reforma de pensiones que hace que los pensionistas
cobren mientras pierden más poder adquisitivo, y además se ha gastado el 40% de las reservas para sus pensiones. Y el
cinismo de la señora Cospedal diciendo que ellos han salvado los servicios
sociales, la educación y sanidad públicas, no puede entenderse por mucha
propaganda que un gobierno quiera hacer de su gestión.
Pero en la foto de esta gestión, no solo están
las grandes cifras, sino que hay algunas
medidas que intentan que pasen como de puntillas para que no nos enteremos. Algo como
el ya citado gastarse la reserva de pensiones o aumentar el presupuesto de Defensa, o colarnos la reforma local como si
ya estuviese todo negociado, son ejemplo de ese gobierno sigiloso, y en
esta maniobra les viene de perillas la cortina de humo de la corrupción o la
distracción mediática que supone para la sociedad la irrupción de Podemos.
Este último asunto de la reforma local, es muy llamativo como lo han aplicado.
En el informe presupuestario que el
gobierno ha enviado a Bruselas a mediados de octubre pasado, correspondiente a 2015, ya incluyen la aplicación presupuestaria de esa
reforma, y en el documento el gobierno ya da
por realizada la fusión de los pequeños municipios (más del 80% del total) contabilizando el ahorro que a su entender
supone. Lo hace en un momento ideal para que
nadie se entere, porque los alcaldes y
alcaldesas están ya más pendientes de las próximas elecciones municipales que
de estas cosas.
Aseguran en ese
informe, que nos ahorraremos 8.000
millones de euros de aquí a 2020, pero como es costumbre en este
gobierno, no hace mención del perjuicio
que ello supondrá para los ciudadanos rurales: la pérdida de la gestión local
de los servicios municipales básicos y su precarización, y la pérdida de empleo
en los pequeños municipios. Esto supone vincular esa fusión municipal exclusivamente al número de habitantes,
sin tener para nada en cuenta las características y necesidades propias de cada
municipio y sus habitantes. Tremendo error y lo veremos.
Estamos ante una reforma
ideológica que busca el beneficio de las
empresas privadas para las que se privatizan los servicios municipales, y muestra
de ello es, que el Gobierno no ha
negociado con nadie que se oponga a la reforma. No persigue
contentar ni a sus alcaldes, sino tan solo aplicar nuevos recortes. Si tanto
se llenan la boca con lo de hacer “lo que quieren los ciudadanos”, si pretenden
fusionar los municipios, que menos que esa unión fuese voluntaria.
Y así van trascurriendo los (ya
casi tres) gloriosos años del atontamiento nacional. Después
de todos estos datos, y de
esa manera de gobernar a espaldas de los
gobernados, me pregunto de qué puede sentirse orgulloso el PP, y como
se atreve a repetir como un mantra, que gobierna para los ciudadanos. Lo único
que es claramente el mayor logro del PP
en estos tres años de gestión de Rajoy, es que los ricos son cada vez más ricos.
Aquí si viene al pelo la expresión de otro ilustre del PP, el sr. Trillo
¡Manda güevos! Fin de la cita.
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