Aunque me afecta también como médico, no he realizado
ninguna entrada al blog sobre el tan actualmente mediático asunto del aborto. Y
no lo he hecho, no porque no tenga opinión al respecto, sino porque estoy
convencido de que plantear esta reforma, y en este momento, es solo una
maniobra del PP tratando de desviar nuestra atención de otros temas de mayor
calado político, aunque menor impacto social. Una amiga me ha pedido opinión al
respecto, y mi comentario es breve.
No creo que esta sea una ley de Gallardón, sino una ley del
gobierno de Rajoy, y por tanto del propio Rajoy, que se escuda en su ministro para
evitarse el desgaste político que sabía le supondría al PP su tramitación. Las encuestas
muestran ese desgaste del PP, y él ha colocado delante el parapeto de Gallardón
para que los golpes no le alcancen.
Indiscutiblemente es una ley regresiva, y que nos retrotrae
a mis épocas de estudiante, (casi cuarenta años atrás), cuando solo podían
abortar quienes disponían de recursos económicos para viajar fuera de España, y
en la que las mujeres con menos recursos se la jugaban con métodos que ponían
en riesgo su vida. No entiendo que el ministerio de sanidad guarde silencio en
este asunto que le afecta directamente, salvo por la obediencia debida, ya que,
repito, es una decisión personal del presidente del gobierno.
El PP se ha acostumbrado a mentir, y aquí también lo hace. Se
miente cuando argumentan, que se pretende volver al consenso, (según el PP
alcanzado en el 1985), cuando la hemeroteca demuestra que entonces tampoco hubo
consenso con la ley promovida por el gobierno socialista.
No satisface a nadie. No es una ley que satisfaga a nadie en
la izquierda, y curiosamente tampoco a toda la derecha, puesto que la ultraderecha
integrada en el PP, la considera corta de miras desde su planteamiento de integrismo
ultra católico.
Tampoco puede ser válido el argumento de que con esta
reforma se busca la defensa de la vida. Por mucho que disfrute Gallardón mostrándose
como el meapilas que es, para la iglesia nunca será admisible regular el aborto
puesto que regular es admitir abortar en algunos supuestos.
Y para finalizar, es vergonzoso que una ley que afecta a
hombres y mujeres, se redacte por una comisión compuesta exclusivamente por varones.
Que un político del PP de los que han formado parte de esa comisión, se
pronuncie en público diciendo que si su futuro hijo tuviese una malformación,
lo tendría, entraría dentro de lo razonable y de lo respetable, puesto que
entiendo que obedecería a sus creencias. Pero le guste o no, él no podría
decidir, sino que sería su mujer la que tendría que hacerlo.
El problema personal de Gallardón y de quienes apoyan esta
ley, es que consideran que tienen derecho a decidir e imponer sus criterios a
sus parejas. Esta ley es una muestra más, de la carencia del principio de
igualdad de las políticas del PP, y de lo poco que valoran la salud de las
personas, en este caso de las mujeres.
Con esta reforma, pretenden cumplir un punto, el único, de
su programa electoral del que parecen acordarse después de dos años
incumpliendo el resto, y lo que han hecho es crear un problema donde no lo había.
Desde esa perspectiva, es evidente que el PP solo pretende
recuperar el voto de sus votantes más conservadores, aún a costa de la salud de
las españolas, y de hacer el ridículo ante los ojos del mundo mundial con una
ley propia del siglo pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario