miércoles, 15 de enero de 2014

Elecciones Europeas ¿habrá unidad de la izquierda?


En unos meses, este 2014, tendremos Elecciones europeas. Se abre el espacio para que la gente decente, esa que no quiere estar por encima de nadie, se de una oportunidad para el reencuentro dentro e la izquierda española. Es el momento de la gente decente que solo quiere tener una vida decente, y la oportunidad para salir del modelo al que nos está llevando el neoliberalismo que los poderes económicos imponen, a través de sus mejores armas de destrucción masiva que son en lo que se han convertido los distintos gobiernos de derechas de la vieja Europa.


En España, el trabajo que ha costado (treinta y cinco años desde la Constitución) poner en marcha el contrato social que nos permitió reconstruirnos como país al salir del franquismo, en solo dos años, el PP ha conseguido cambiarlo. En otros países europeos, ha ocurrido algo similar. Los ciudadanos lo vemos, pero asistimos impotentes y resignados a ese destrozo, destrozo que se ha convertido en una rutina, rutina que es el mayor enemigo de cualquier reacción ciudadana, a la que, en nuestro caso, el gobierno del PP suma su capacidad de coacción con su mayoría absoluta convertida en patente de corso para hacer lo que le plazca.
Pero si se mira fríamente, esa mayoría la obtiene con un programa electoral que no cumple, actúa rompiendo todo lo conseguido en los años de democracia, y subyugándonos con recortes de derechos y represión policial. ¿Por qué no hay una contestación ciudadana a este agravio? Parece que la respuesta solo puede ser una: nos conformamos con las migajas que nos den, por temor a que ni siquiera permitan que nos caigan sus migajas.
Sin embargo, algunos hechos (como la revuelta ciudadana en Burgos estos días), parecen una señal de que decir ¡basta ya!, cada día gana más espacio.  Si aquello de que el pueblo unido no puede ser vencido, es uno de los principios de la izquierda, nuestra respuesta a estas agresiones no puede ser dada desde una izquierda dispersa. Unidos si somos temibles y temidos, divididos, somos la garantía de que esta derecha gobernante nos ahorcará por separado a cada uno de nosotros.
No nos engañemos porque les veamos subidos de tono. Siempre ha existido un temor de la derecha a la unidad de la izquierda. Y es un temor real, de no ser así, no habrían llevado al Parlamento la modificación de la Ley de Seguridad que hace que una protesta pase a ser delito por ley, u otras modificaciones legales buscando que se pueda calificar de terrorista a cualquiera que grite más alto de la cuenta.  Y como culminación de su maniobra, unos medios de información parciales, proyectando la nueva dialéctica de la realidad: no somos pobres, sino carentes de recursos para actividades ociosas; no emigran nuestros jóvenes, sino que van a la aventura; y otras muchas lindezas similares.
Todos nos preguntamos, como es que ante la mayor crisis de nuestro pasado reciente, y los mayores ataques a los derechos ciudadanos, no existe una respuesta política potente desde la izquierda. Cada vez resulta más cuestionable si la Conferencia Política del PSOE ha servido para algo, o si la actitud de IU es algo más que retórica y burocracia dentro del mismo sistema al que dice querer cambiar, o si la izquierda nacionalista es más nacionalista que izquierda, con lo que deja de ser izquierda. La izquierda no puede pedir a los ciudadanos que cambien de actitud ante estos abusos, si ella no cambia previamente no solo de actitud, sino desde dentro de sus estructuras.
No es hora de las demandas de siempre, sino de las de una nueva forma de ver nuestra sociedad. No es hora de verdades absolutas ni de intransigencias dentro de la izquierda. Si es hora de acabar con la corrupción, de respetar la naturaleza cuando se hagan planteamientos de crecimiento económico, y de poner a la economía al servicio del ciudadano, y no a este al servicio de aquella. Es hora de buscar la unidad de la izquierda
En ese escenario, las próximas elecciones al Parlamento Europeo se convierten en una oportunidad para intentar esa unidad de la izquierda. Ojala sus dirigentes quieran verla como una oportunidad para toda la izquierda, y no solo para su parcela de poder correspondiente. Los ciudadanos progresistas estamos a la espera de ver como mueven sus fichas.

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