La mayoría de los
sanitarios de este país, hemos recibido
con satisfacción la decisión del TSJM de suspender la privatización de la
sanidad en Madrid, fruto de quince meses de protestas en las
calles y muchos argumentos en los tribunales. Destacable por su sencillez, con
independencia de los argumentos jurídicos, la motivación de esa decisión: por los "daños
irreparables" que ello podía suponer. Hasta los jueces madrileños,
(no precisamente sospechosos de ser demonios comunistas con rabo) reconocen que
las reformas impulsadas por el
PP, como la sanitaria (pero le es aplicable a la educativa,
laboral, fiscal, etc.) no tienen
freno y marcha atrás, especialmente para los ciudadanos de menos recursos.
Lasquetty dimite, buen viaje lleve. Ha sido penoso, que la decisión se adopte por las presiones ciudadanas y las resoluciones judiciales, y no como fruto del dialogo, ese que Rajoy prometía cuando ejercía de candidato. Se puede ver, como a pesar de esta enésima resolución judicial contraria a su propósito, el gobierno de la Comunidad ha echado mano del socorrido "respeto pero no comparto" y argumenta de nuevo sobre la legalidad y la viabilidad de su propuesta. Dicho de otra manera, siguen erre que erre.
Conscientemente, el
presidente madrileño nos lanza un
mensaje claro: si cesan las presiones, volverá a intentar colar la pelota en la
portería. El dialogo era una pose antes de las elecciones, y
lo más grave, sigue siendo una pose pese a lo acontecido. Que se exprese así
tras el auto paralizador, solo es concebible si a Ignacio Gonzalez le va la
marcha.
La otra explicación posible
es que también esto sea parte
de la cortina de humo con la que quieren tapar sus vergüenzas en la Gurtel o en
Marbella. Si es así, es ya demasiado humo para los
españoles, y para los madrileños en particular. Ser madrileño y tener a Botella y a este tipo al frente de las
instituciones solo puede ser fruto de un mal sueño para la gente de bien.
Ambos máximos representantes,
lo son como resultado de las
componendas de su partido, pero en ambos personajes es evidente su fobia al diferente, al que
piensa distinto, al que no es de su cuerda, y mucho mayor aún, contra quienes fueron
de su cuerda y ahora están enfrente. Las hemerotecas están
llenas de sus calificativos a
profesionales sanitarios y asociaciones que no han querido aceptar su modelo,
carente de bondad asistencial para muchos, y cegado por lograr el beneficio económico
para unos pocos.
La resolución debe animarnos a seguir defendiendo la sanidad y los
demás servicios públicos de todo el país,
pero será muy difícil recuperar lo que en dos años este gobierno se ha llevado
por delante. No puede cesar la lucha contra los recortes de derechos, porque
pese a esta y otras resoluciones judiciales, cualquier día podemos despertar
sobresaltados viendo como para el PP el proyecto de privatización de la sanidad
no estaba muerto, solo mal enterrado.
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