Levantarse y leer que el Gobierno ha encargado a la Abogacía del Estado, las posibles alternativas para permitir el tabaco en Eurovegas, causa como mínimo vergüenza. ¿Hacia dónde nos lleva este Gobierno? ¿Esto es defender la marca España? ¿Qué pensaran de nosotros fuera?
Parece que las
CCAA no pueden modificar leyes para comprar más baratos los medicamentos, o
para dar de comer a los niños sin recursos, pero sí pueden hacerlo sí lo exige
un millonario. ¿Qué clase de país somos? La respuesta
parece cada vez más clara:
un país capaz de sacrificar la salud de sus ciudadanos, por dinero.
Nadie puede negar que si tanto le importa el negocio al PP madrileño, nos
surja la duda. Primero se
han privatizado los hospitales madrileños, y para fabricarles pacientes y que
no tengan problemas de demanda asistencial, ¿ahora de nuevo se permite fumar y
que con ello aumenten los procesos cancerígenos y cardiovasculares? ¿Y por qué
no va a ser esa la estrategia? ¿Por cuantos puestos de trabajo
se legalizará la prostitución, las drogas, o lo que se les ocurra?
En realidad es el
dinero a costa de la SALUD de cientos de miles de personas ¿Han pensado que esto
incrementará en pocos años el gasto sanitario, ese que dicen que tanto les
preocupa, que hasta les obliga a ahorrar en nuevas terapias contra el cáncer?
Levantarse y leer que el Gobierno de mi país, aunque no lo haya elegido
yo, ha perdido el rumbo, y carece de vergüenza, realmente revuelve las tripas. Que este gobierno de la Gürtel, los
fabras, los baltares, y otras especies populares está cubierto de corrupción, no
puede resultar para cualquier ciudadano honesto, indiferente. Es
necesariamente un gobierno de vergüenza.
Como profesional de la salud, mucho más grave me
resulta tener por máxima autoridad
sanitaria a una ministra de sanidad que ante esto no tiene nada que decir, y se encuentra desaparecida averiguando de quien es el coche aparcado
en su garaje. Pero también
es vergonzoso lo que muchos se preguntan ¿Dónde está la oposición ante esta
corrupción?
En la dictadura franquista, entre el
movimiento estudiantil había una máxima, que hoy cobra de nuevo actualidad: antes
leyes corruptas, solo cabe la insumisión.
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