Los
ciudadanos españoles nos encontramos ante grandes retos sociales y políticos. Fundamentalmente ante una
crisis de legitimidad de nuestros políticos ante nosotros los ciudadanos/as, y aunque aún la situación
no aparece descontrolada, podemos encontrarnos ante una falta de
gobernabilidad a la vuelta de la esquina.
Esta
desconfianza es consecuencia de la sensación de que nuestros electos no
representan nuestros intereses, y la sociedad española sufre una crisis de
representación política, lo que esta agudizado en el día a día por la
precaria organización del llamado tejido asociativo. Esta falta de confianza en
nuestros electos provoca la aparición cada vez más frecuente de
grupos que defienden causas muy concretas, pero sin una idea clara de la
necesidad de unir fuerzas para una lucha en conjunto. No es que no protestemos,
es que lo hacemos cada uno por nuestra cuenta.
Un segundo elemento es la falta de credibilidad de las actuales ofertas políticas, por falta de una
orientación clara de los diferentes ofertas, y la manipulación de la
información a la que estamos sometidos los ciudadanos. Todo esto produce que sean muy
débiles las referencias de las que disponen los
electores para tomar sus decisiones y movilizarse.
Consecuencia de todo lo expuesto son las diferentes respuestas de los electores a la política
que tenemos: abstencionismo, el voto por el anti político, un crecimiento del
electorado independiente, y la aparición del llamado voto de opinión que suele
dispersarse.
Estamos
ante la necesidad de aplicar el principio de la acción política para poder recuperar
la afección ciudadana. El
mensaje básico debería ser un intento por pasar de las necesidades
personales de cada individuo, a las necesidades colectivas. O dicho de otra
manera la necesidad de ir desde la esfera doméstica a la esfera pública.
Esto no puede
lograse sin la puesta en valor de unos principios éticos fundamentales y sin
asumir el reto de reconstruir la sociedad. Por eso hoy es necesario que el mensaje
que se envié desde los partidos a los ciudadanos sea de compromiso colectivo, y
que recoja la defensa de los derechos humanos, de los valores de equidad,
justicia, respeto, civismo, tolerancia,
solidaridad y de compromiso social.
Si no lo hacemos, el sistema político español se tambaleará
más aún de lo que ya lo hace hoy.
El político que se precie, que exponga sus Declaraciones Anuales del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas de los últimos 15 años. Plazo que se corresponde con el vencimiento de las obligaciones personales. Mientras no empiecen por ello, no se merecen credibilidad. Mira los concejales del Ayuntamiento de Albacete, que no quieren mostrar públicamente las correspondientes al Ejercicio 2011, y con tal finalidad están aplazando el cumplimiento de un Acuerdo plenario
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