Otro problema, ejemplo palpable de la calidad democrática del país en el que nos ha tocado vivir.
Desde Gallardon ministro, no se ha cambiado la cúpula del poder judicial. Se nombró para 5 años, lo que significa que lleva caducada 1000 días. Han sido y son, muchos los intentos por renovar el Consejo, pero todos se han estrellado porque una de las partes no está dispuesta a ello, por su propio interés partidista, o sencillamente porque no le da la gana.
Si eso ocurre en un órgano del Estado, es porque la normativa que lo regula está mal hecha, como otras muchas de esa tan alabada transición nuestra a la que cada día le aparecen más grietas muestras de los atavismos franquistas con los que nos obliga a convivir casi cincuenta años después. Es incomprensible que una institución no pueda defenderse del abuso de uno de los miembros, pese al perjuicio que ello representa.
Pero dicho lo anterior, no solo son culpables los partidos políticos en el gobierno o la oposición. Si una de las características de cualquier magistrado es su dignidad y la profesionalidad ¿Cómo se explica que todos los magistrados miembros del Consejo,de motu propio no dimitan, sabiendo que su situación es irregular y daña a nuestra democracia?
Les da lo mismo ocho que ochenta, mientras sigan subidos en el macho. Son una vergüenza para toda la profesión judicial y la antítesis de lo que los jueces deben representar que es que resplandezca la Justicia y el cumplimiento de la ley. Menudo ejemplo (o menudos ejemplares) de jueces.
Consejos doy que para mi no tengo, deben pensar, o tal vez lo de Quevedo, ande yo caliente…
1 septiembre
Todo llega, y uno de los objetivos de la campaña de vacunación ya se ha cumplido: más del 70% de la población española con la pauta completa de la vacuna contra el coronavirus. En realidad el dato exacto hoy es del 70,3%.
Pero que nadie se equivoque, eso no significa que hayamos alcanzado la inmunidad de grupo, porque con la variante Delta, esa inmunidad se alcanzará llegando al 90%. Toca continuar vacunando y hacer que quienes aún no se han vacunado acudan a hacerlo en bien de todos.
8 de septiembre
Empecé mis vacaciones estivales satisfecho por poder hacerlo con toda la población diana del cupo que tengo adscrito vacunada ya con la pauta completa, por hacerlo sin pacientes en lista de espera de consulta, y sin pacientes diagnosticados de patologías que requieran atención preferente sin encauzar.
La no presión asistencial, me permite revisar todo lo acontecido en este año y medio de pandemia, y reflexionar sobre la situación en la que nos encontramos la Atención Primaria, tras este periodo, que ha sacado a la luz los múltiples déficit, carencias e incongruencias que han condicionado y siguen condicionando la vitalidad de un sistema asistencial publico que se está mostrando obsoleto y necesitado de una serie de reformas y cambios que permitan su supervivencia, porque no será fácil que continúe siendo valido no solo en la actual situación, sino de cara al futuro.
Aunque nadie merece lo negativo, no es extraño llegar a pensar como sanitarios de AP, si no merecemos las consecuencias de una situación que hemos permitido cuando no, en ocasiones, propiciado. Han sido demasiados años por nuestra parte, de silencio, de conformismo; de pasividad; de soportar consultas interminables; de una progresiva escasez de recursos; de precarización del empleo en el sector; de callarnos ante el ninguneo de los profesionales de Atención Primaria; de no responder a usuarios que solo sabían sus derechos y que no han valorado, o intentado entender los porqués de nuestra actitud; de falta de profesionalidad y compañerismo por parte de algunos de nosotros; de una gestión nefasta, pensada y hecha desde los despachos y no desde las consultas, etc. Un conjunto de elementos que han convertido a la piedra angular del sistema publico de salud, la Atención Primaria, en la hermana pobre y desorganizada, y que nos ha llevado a la situación de deterioro e infravaloración en la que hoy estamos.
Y lo peor, ver como muchos compañeros avisaban de que esto ocurriría, a los que hicimos oídos sordos, y que muchos han optado por abandonar esa lucha ante la falta de respuesta colectiva a sus llamadas. A unos no los escucharon por pensar que solo eran reivindicaciones ideológicas, y en otros casos, justificamos nuestra inacción ante los acontecimientos, negativos escudándose en el concepto “vocación”. Pero, sobre todo, pocos han sido conscientes de que somos víctimas del hecho de que un sistema de todos y para todos, no puede ser defendido solo por una de sus partes, sino que precisa de una defensa a ultranza de todos sus componentes, sobre todo por parte de sus teóricos beneficiarios, los usuarios, entre los que la defensa del sistema ha brillado por su ausencia, salvo que les afectase individualmente el problema. El denominador común de todos (usuarios, sanitarios, gestores, responsables políticos) es la queja en la barra del bar o en el mercado, no donde procede; el haber cambiado la protesta por el dolor; haber pasado del enfado a la resignación.
Atrás quedaron muchos de los símbolos del sistema en AP: el trabajo en equipo, con independencia profesional; el poder organizar la demanda de una manera coherente y no con un tiempo fijado de antemano por consulta; con poca comunicación entre los sanitarios de primaria, y ni siquiera atisbar una comunicación fluida con hospitalaria salvo la sostenida sobre las relaciones personales de los profesionales; unos protocolos incumplibles en los tiempos asignados; una enfermería cualificada e infrautilizada, etc. Y si hay un lugar donde eso ha sido más palpable ha sido en el medio rural, donde el trabajo en soledad y el no ver al médico de familia como lo que es, especialista en medicina familiar y comunitaria, aún ha hecho menos valorado su trabajo.
La Atención Primaria ya. estaba herida de muerte, y la pandemia ha servido para que esa realidad quede al descubierto y a la vista de todos. En el origen de la situación, agendas interminables, quienes inexplicablemente hacen esas agendas más interminables aún, y otros que sencillamente hacen mutis por el foro convencidos de que “eso no es cosa mía” o para lo que les queda en el convento… Merecería la pena revisar las bajas laborales por causas psicológicas y no orgánicas que se han producido en este tiempo de pandemia. Demasiado profesional quemada por las más diversas razones, hace que el quemado sea el conjunto del sistema.
Pero no todo debe quedar en la actitud de auto flagelarnos los profesionales. Hay muchos más responsables. ¿Dónde estaban los gestores cuando hemos tenido múltiples problemas? Puede que hayamos soportado desde su falta de profesionalidad hasta su falta de empatía, pero desde luego, no los hemos visto preocupados por la calidad asistencial, ni por la mejora de la gestión de los escasos recursos disponibles. Todo no puede gestionarse detrás de un teléfono, y menos al sentirles lejanos al problema y dándonos la sensación de que esa distancia era mayor aún a la física. Y tampoco hemos de olvidarnos de ¿dónde estaban los responsables políticos? Mucho más distantes aún de los problemas y de nosotros que los gestores.
Pero no todo puede ser achacable a políticos, gestores o profesionales. Tampoco los usuarios han demostrado interés por mantener y mejorar el sistema. Ante el retraso en la consulta, o en la realización de una prueba diagnóstica, siempre han visto la solución en acudir a la privada, en lugar de levantar la voz y exigir que se les atendiese cuando y como era debido. Pocos han apostado por un sistema universal de calidad y han exigido con fuerza su mantenimiento. Solo les ha importado el mal funcionamiento, cuando no podían acudir a su centro, dando por hecho que los profesionales no le queríamos atender, y no analizando si era debido a las circunstancias generadas por la pandemia. La población ha asumido un modelo clientelar, donde no les preocupa nada su desconocimiento del sistema, cuando esa es una de las causas de su mal funcionamiento.
Atrás quedaron los tiempos en que el paciente sabía cuando debía requerir la asistencia y cuándo no, o cuando antes de acudir a urgencias uno se tomaba un paracetamol, y si el problema continuaba entonces acudir. Algunos solo se muestran preocupados por disponer en su casa exista de un mini almacén de fármacos, desconociendo para que son útiles la mayoría de ellos. En este país en general, y en la salud en particular, nos preocupa lo inmediato, no lo importante ni lo fundamental.
Ya no hay un profesional de referencia para el cuidado de la salud, sino que ven en el facultativo una ventanilla en la que solicitar una analítica, una radiografía o una receta, porque tienen derecho a ello, aunque no tengan necesidad de ello. Nos han convertido a los profesionales en parte del aparato burocrático de la administración. Poco les preocupa la relación médico paciente, ni si se les realiza una buena praxis médica, ni si su actitud implica un aumento del gasto. Aumentar la oferta de servicios ha hecho crecer la demanda, pero sin educar sobre cuándo debe realizarse esa demanda. Es aquello de acción reacción, aunque la reacción impida que la acción continúe.
O se hace una revisión completa del modelo y se afrontan los cambios que precisa con el coste político que eso conlleva, o ni los fondos europeos para afrontar las consecuencias de la pandemia, servirán para volver a ponerla en pie, porque no es solo una cuestión de recursos sino de una actitud y una aptitud que necesariamente pasa por cambios profundos. Pero sobre todo depende que ninguno, ni usuarios, ni profesionales, ni gestores ni responsables políticos, arrojes la toalla. Pero también que hagamos autocrítica, que asumamos de que el responsable del problema no siempre es el otro. Renovarse o morir.El regreso del Estado fuerte tras 40 años de dogma neoliberal: EEUU y Reino Unido suben impuestos a los ricos.
Biden y Johnson planean gravar más a los que más tienen aumentando tributos como Sociedades o creando nuevos impuestos progresivos, exactamente lo contrario de lo que han aplicado hasta ahora Francia o Alemania.
El Instituto Montaigne advierte a Macron que el alivio fiscal aplicado durante su mandato para los ricos sumado a las ayudas anti-covid no han ido "acompañadas de iniciativas presupuestarias suficientes para reducir el déficit.
Para Casado, EEUU y el Reino Unido son referentes en todo. Ahora serán peligrosos social comunistas
Muchos están convencidos, que a los perros le gustan los huesos. Pero pocos piensan que es porque no les han dado a probar la carne.
Lo más sonado es el bloqueo a la renovación del CGPJ, pero el bloqueo del PP a cualquier iniciativa del gobierno se extiende a toda la gestión del Estado, aunque ello vaya en perjuicio de las CCAA donde gobiernan y del interés ciudadano en general.
Ahora toca el bloquear la financiación autonómica, convirtiendo la labor de oposición en chantaje y extorsión. Los piratas caribeños transigía para obtener algo, pero la política de tierra quemada es la que impera hoy entre los de Génova. Cómo en el caso de l Poder Judicial no importa ni el incumplimiento de la ley ni el fraude a la misma. No es oposición sino obstrucción. No les importa ni desprestigiar a nuestro país allende las fronteras. Una apuesta desmedida por el desgaste al gobierno y mantener un ambiente de crispación a cualquier precio, sin importar el gasto que eso representa para los ciudadanos, y alimenta la desigualdad territorial, e impidiendo una solución lógica y justa, sin mantener privilegios de unas CCAA respecto a otras abandonadas en servicios.
AL parecer volvemos a lo de siempre: que se hunda España que cuando lleguemos nosotros ya la levantaremos. El ciudadano que entre tanto pase hambre, o carezca de servicios, es considerado por el PP solo un daño colateral.
Qué protege a la mayoría de los niños de enfermar gravemente?
A pesar del alarmante número de niños hospitalizados con COVID-19, sigue siendo mucho menos probable que enfermen gravemente: más de 99% de los menores con diagnósticos positivos lo cursan en su casa y solo 0,01% fallece y los científicos empiezan a esclarecer por qué.
Según evidencia que se acumula, el sistema inmune innato de los niños corta la infección de raíz desde el principio, evitando que el virus se "instale" y multiplique sin control. Eso incluye una inmunidad mucosa particularmente fuerte y vías respiratorias superiores de los niños "preactivadas" para combatir al coronavirus. Por otra parte, la presencia de células linfoides innatas ayuda a apaciguar a un sistema inmunológico hiperactivo y reparar el daño a los pulmones. En cambio, aún se ignora por qué algunos (pocos) pacientes pediátricos desarrollan síndrome inflamatorio multisistémico u otros cuadros graves.
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