Para que nadie tenga dudas. Son seis las estrategias de probada efectividad frente al coronavirus:
1) vacunarse (la mejor arma que tenemos);
2) mejorar la ventilación de los lugares de trabajo o esparcimiento;
3) mantener niveles de dióxido de carbono bajos (menos de 800 ppm);
4) usar mascarillas en lugares cerrados;
5) lavarse las manos o usar alcohol en gel de manera constante,
6) evitar lugares concurridos.
Recordar que estar vacunados no es razón para abandonar el resto de las medidas de prevención; estas deben mantenerse, ya que su efecto es aditivo.
4 de agosto
El mundo quedó asombrado cuando se sacó un hospital de la chistera. Asombro de nuevo por dejar dosis de vacunas sin administrar. Mucho más asombroso aún, como tener un protocolo que regulaba cómo no intentar salvar vidas en las residencias y convertirlas en campos de exterminio. Requeteasombro dejando UCIs sin utilizar. Súper asombro con dietas infantiles a base de pizzas.
Si con prepotencia busca la cortina de humo que deje todo lo anterior en el olvido, conmigo no le vale. Perdón si, olvido no.
6 de agosto
La vacunación sola no alcanza para evitar nuevas variantes resistentes. A medida que avanzan las campañas de vacunación y se acercan en algunos países a lo que podrían ser niveles de cobertura que brindan inmunidad colectiva, resulta especialmente crítico mantener las medidas de salud pública para eliminar por completo las mutaciones de la población de virus resistentes a la vacuna, concluyó un estudio de modelado publicado en Scientific Reports.
Las implicaciones de nuevas variantes que responden menos a las vacunas actuales quitan el sueño a algunos científicos. "Si la protección contra formas graves se redujera, por ejemplo, de 96% a 80%, la presión sobre el sistema de salud podría volver a aumentar drásticamente", señaló la física Viola Priesemann, Ph. D., jefa del Grupo de Investigación de Teoría de Sistemas Neurales en el Max-Planck-Institut für Dynamik und Selbstorganisation, en Gotinga, Alemania
15 de agosto
No se cuantas veces habrá que repetirlo, peo el egoísmo del primer mundo está haciendo que los árboles nos impidan ver el bosque. Ya lo he comentado antes en este muro, y mientras los países más ricos (Alemania, Francia, Israel) ya han decidido administrar una tercera dosis, solo un 1% de la población de los países empobrecidos han recibido alguna. Importa criticar a los gobiernos por no hacer caso a los expertos a la hora de adoptar sus decisiones, pero no se les crítica (más bien se les critica por no haber decidido ya una tercera), cuando esos mismos expertos están cansados de recordarnos que no solo se trata de un problema de “equidad”, sino, además, de un mal negocio, porque la pandemia exige un control global. Ya puede el mundo rico ponerse más dosis, que si se mantiene una transmisión masiva en grupos humanos, el virus sigue variando y sigue generando variantes o versiones más resistentes, más contagiosas y más letales.
Eso si, mientras nos miramos nuestro ombligo, tenemos la satisfacción de que las cifras diarias indican que la quinta ola remite con claridad. Pero al fin de la primera le siguió el comienzo de la segunda, y así hasta cinco, que es el precedente de la sexta. No se que más evidencias se necesitan para mantener las medidas de auto protección, para actuar con responsabilidad, como individuos, como país y como habitantes de un planeta agonizante en muchos aspectos, llamado Tierra.
28 de agosto
Siempre ha habido y habrá, unos medios de comunicación buenos, que informan, respetuosos, que comparten o critican, que son correctos y leales a la verdad. Pero esos medios están obligados a convivir con otros, auténticos y mercenarios y al servicio del dinero y el lado oscuro.
A nosotros, simples mortales, solo nos corresponde elegir lo que queremos: informarnos o que nos manipulen.
29 de agosto
Puede que tenga por mi profesión una visión sesgada del asunto, pero cada vez me sorprende más, como está interfiriendo la justicia en la lucha contra la pandemia. Desde hace meses, cada vez las decisiones judiciales resultan más relevantes e influyen decisivamente en distintos aspectos relacionados con como combatirla. Es como si los médicos nos dedicásemos a poner sentencias absolutorias porque el asesino lo mató sin que la víctima sufriera, o lo hizo porque el muerto no era buena gente.
Curiosamente, cada día oigo a más compañeros rechazar que el gobierno tome decisiones políticas sobre la pandemia, siendo un tema de salud. Pero esos mismos se callan cuando esas decisiones las toma un juez. Pregunto ¿ya no es un tema sanitario?.
Creo que con lo que llevamos aguantando desde marzo 2020 con la pandemia y su gestión en todos sus aspectos, los médicos y sanitarios en general, deberíamos estar cansados de tantas injerencias desde un lado, desde otro, y desde todos. Del negacionismo, de la irresponsabilidad de muchos ciudadanos, de quienes piensan que porque paguen el seguro tienen derecho a hacer con su salud lo que quieran, aunque la forma de proceder de todas las partes, ponga en riesgo la salud de los demás, incluida la de los sanitarios. Todavía estoy esperando que salgan a la calle a protestar esos sanitarios que callaron ante los recortes, ante el ninguneo de la profesión, y solo culpan de todo al gobierno. Debe ser que para ellos los jueces son intocables, los negacionistas son libres de opinar, y los ciudadanos libres de incumplir las medidas y recomendaciones.
Nosotros los sanitarios deberíamos sentirnos libres para salir a la calle y decir hasta aquí hemos llegado.
Claro que seguimos siendo los sanitarios de un país de charanga y pandereta, que dijo el poeta. Ni el paso de los años nos mejora como sociedad.
31 de agosto
Ya no vale sorprenderse con nada ni de nada. Aún recuerdo cuando Madrid se quejaba de no disponer de vacunas porque el gobierno central le tenía manía a los madrileños. Hoy veo publicado y confirmado por el portal de Transparencia de la Comunidad de Madrid, que mientras se quejaba, había prestado 5000 vacunas a otra región.
¿Cuando mentía la Sra Ayuso, ahora o cuando se quejaba de que no tenia vacunas suficientes? Queda demostrado que estuvo engañandonos a todos, porque tenía vacunas, mientras afirmaba que el gobierno no le daba las que necesitaba. Tal vez no había nadie a quien vacunar en Madrid, o igual es que lo que había en Madrid era un caos de organización, puesto que todas las Comunidades recibieron el porcentaje de vacunas que les correspondía. Al final, será verdad aquello de que las mentiras tienen las patas muy cortas, pero debieron pensar aquello otro de “miente que algo quedará”
¿Cuánto nos quedará aún por saber de la verdad a la madrileña? Pera dará igual. Como la Sra. ya ganó sus elecciones, ahora le importa poco que las cosas se vayan sabiendo, porque sabe que, reelegida, ahora y aquí, todo se arregla ya con unas cervecitas y un bocata de calamares.
A pesar de que la pillen una y otra vez mostrándonos lo que es, vemos cómo María Cristina (IDA) nos quiere gobernar, y que a Casado se lo lleve la corriente. Y lo peor, que hay quien sueña con que eso ocurra para el bien de la patria. Seguramente estos serán defensores de elefantes cacharreros, porque no se explica de otra forma.
31 de agosto
Los problemas, sino se resuelven, se enquistán. El problema de las eléctricas parece llevar ese camino. Nos dijeron que el mercado estaba lleno de bondades, que nos beneficiaría la competencia, pero las eléctricas no compiten entre ellas sino juntas contra todos nosotros.
Hay muchos ejemplos de cómo privatizar algo se vuelve contra el Estado que es lo mismo que hacerlo contra sus ciudadanos. Las viviendas sociales se privatizaron y hoy acceder a ellas es un sueño para nuestros jóvenes. La energía se privatizó y es responsable, en gran parte, de la inflación que soportamos. En la educación cada vez es mayor el peso de lo privado y lo concertado. El deterioro del sistema público de salud está haciendo que la sanidad privada crezca de forma exponencial porque el ciudadano no se siente todo lo atendido que precisa en lo público.
Y así se podría continuar con asuntos como los medicamentos o los alimentos por ejemplo. Ni por estar en manos privadas será mas eficaz la gestión, ni la gestión privada siempre abaratará sus costes. Si es cierto que estará mejor gestionado que lo público, pero porque desde lo público no se hace el esfuerzo necesario para gestionar mejor que desde lo privado, haciendo lo público competitivo.
En ese entorno cabe preguntarse ¿Para qué sirve un Estado si no tiene capacidad para intervenir en aquello que son bienes de primera necesidad de los ciudadanos? Cada uno nos podemos responder en esta cuestión.
Y no hemos visto aún lo peor, a mi entender, aunque ya se han dado pasos en esa dirección: privatizar el agua. Se puede vivir a oscuras, en una chabola, sin colegio o sin sanidad como ocurre en muchos países. Pero no podremos vivir sin el agua. En ese escenario ¿Solo quienes dispongan de recursos económicos tendrán derecho a beber y vivir?
Nos guste o no, este modelo de sociedad nos encamina irremediablemente a que sólo unos pocos puedan alumbrarse, tener una vivienda saludable, educarse o a que sea atendida su salud. A este paso, solo esos privilegiados tendrán derecho a la vida, y ese supremacismo, un Estado ni lo puede ni lo debe permitir. Toca frenar la voracidad del gran capital, pero el recibo de la luz solo es una muestra del gran iceberg que hay sumergido bajo nuestros pies.
Detrás de esa estrategia no está solo el capital, sino que hay unos medios de comunicación que no están al lado de los ciudadanos, sino al servicio de quien los paga.
Blanco y en botella. Pero siendo eso letal para la inmensa mayoría, nadie pone el grito en el cielo para frenarlo. Esta claro que es más cómoda la connivencia que el activismo.
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