Contrariamente a lo que desde muchos
medios se nos intenta convencer, la convocatoria
de huelga feminista del
próximo día 8 M, no es un
capricho de las mujeres españolas de ideología de izquierda contra el gobierno.
Además de coincidir con la fecha del Día
Internacional de la Mujer (antes
llamado Día de la Mujer
Trabajadora) institucionalizado por la ONU para conmemorar la lucha de la
mujer por su participación en la sociedad en pie de igualdad con el hombre, la
convocatoria de esta huelga debe
entenderse realizada dentro de un contexto internacional de eclosión feminista. Son muchas las ceremonias y
eventos internacionales donde esa reivindicación se ha hecho patente.
Por la derecha el movimiento feminista siempre fue
percibido como una amenaza,
mucho más en nuestro país, y más aún cuando al gobierno del PP las encuestas le
sitúan en sus horas más bajas. Estratégicamente la derecha vincula al movimiento feminista con
la extrema izquierda, en un
intento por posicionarles políticamente junto a sus adversarios, al desorden, a
la inestabilidad social, etc. Tratan de alejar
esta convocatoria de lo que es en realidad, una reivindicación de igualdad real.
La ministra de sanidad afirma que irá a trabajar "por la igualdad". La presidenta madrileña no la secunda
porque no cree que tenga que hacerla, y “no ve razones fundadas para
secundarla” y la califica como un intento de desgaste político a Rajoy. El presidente gallego
afirma que “apoya la igualdad con propuestas y no con protestas”.
Otros insignes miembros del partido del
gobierno se despachan a gusto: “es una huelga elitista, insolidaria e
irresponsable”; “Las mujeres normales y reales no secundarán”; "La huelga
la impulsa un grupo político con nexos con países donde se lleva burka". Un interminable listado de
exabruptos, que buscan mostrarla como inconveniente. Pero no solo lo hace la
derecha conservadora, también
anda por ese camino el neoliberalismo, hoy
aquí llamada "derecha moderna". C´s, no se ha quedado corto en
sus valoraciones. Afirma Rivera que Ciudadanos "No apoyamos la
huelga feminista porque no somos anticapitalistas"; Arrimadas rechaza
la huelga porque esconde
"cuestiones ideológicas” y
“porque prefiere centrarse en "lo que une" a las mujeres”.
Y como no, la iglesia católica, donde existe
división de opiniones. El más sonoro rechazo ha venido desde el obispo de San Sebastián: "El
demonio se puede meter un gol desde las propias filas. El feminismo se ha hecho
un harakiri". Dentro de
la curia y a favor de la
huelga se ha manifestado el cardenal Osoro que por hacerlo ha sufrido ataques por parte de los movimientos ultra católicos.
El antifeminismo
en la derecha no debe
sorprender a nadie, porque es
parte de una cultura heredada del franquismo, donde cualquier atisbo de
igualdad de género, independencia, libertad u obtención de derechos, no eran
una opción de la mujer sino algo dependiente del hombre y de la autoridad
competente. Para el franquismo
(y ahí están los
fascículos de la Sección Femenina que así lo muestran) el papel de la mujer
se reducía a parir, criar, guisar, limpiar, fregar, y convertirse en el
descanso del guerrero para satisfacer al hombre en sus apetitos sexuales. Desde ese planteamiento de franquismo trasnochado, si se
entiende la afirmación de la derecha “esta
huelga promueve el odio entre mujeres y hombres” o que “está promovida por
extremistas”. Su mensaje no es otro que reafirmar ante su
electorado que sus adversarios
políticos son “los enemigos del orden establecido”, del reiterado por Rajoy
“lo que Dios manda”.
Entre la izquierda, como en casi todo,
también hay división. Unos apoyan plenamente la huelga y otros hacen un
planteamiento de apoyo por horas. Igual ocurre entre los sindicatos, donde encontramos esa división de posicionamientos. Se han manifestado a favor de su realización
CCOO y UGT, mientras que en contra se ha posicionado el CSIF. Los primeros
incluso se han implicado y han recurrido en muchos casos los servicios
mínimos fijados en algunas administraciones. Entre las administraciones, unas la apoyan y otras no reconocen el derecho a
la huelga, como ocurre con mujeres militares, policías, juezas, y becarias. Incluso hay división entre las mujeres, porque se ha
publicado un manifiesto de mujeres contra el
feminismo, en
respuesta a la publicación de otro manifiesto firmado por casi seis
mil mujeres periodistas en el que denuncian el machismo existente en su sector.
En está España, de su Marca, también son
parte importante un modelo de sociedad patriarcal,
liderazgos predominantemente masculinos, la violencia de genero, la brecha
salarial, las gracias machistas, dependientes cuidados mayoritariamente por
mujeres, etc.. Desde mucho
antes de nuestras abuelas, las
mujeres siempre han vivido en una situación de injusticia como colectivo, sin que eso nos haya avergonzado a los
hombres a lo largo de los años. Estamos
lejos de la igualdad real, y les debemos años de discriminación positiva para
compensar tantísimos siglos de abuso. Por
todo eso, entiendo más que justificada la iniciativa de una huelga
feminista.
Habrá mujeres que con independencia de su ideología, no apoyarán esta huelga.
Algunas pueden ver en riesgo
las prerrogativas de las que hoy disfrutan, y preferirán mostrarse
obedientes si ello supone continuar con un buen salario, aunque sean
conscientes de que esa no es la situación de la inmensa mayoría de mujeres.
Para ellas prima el ande yo caliente… Tampoco
otras la harán por cuestión de creencias, pero se olvidan que es el movimiento del feminismo lo
que hoy cuestiona los patrones de comportamiento que les imponen esas creencias
religiosas, y lo que les hará tomar conciencia para un día modificarlos o
desear salir de ellos.
Y luego estamos los hombres, entre los que también encontramos esa
divergencia de posiciones. Estamos desde a quienes les parece un derecho (e
incluso poco ejercido) el estado de superioridad actual, hasta quienes se
sienten en situación de inferioridad respecto a la mujer, y entre esos dos
extremos, una inmensa gama de tonos y colores intermedios. Pero si se analizan nuestros papeles a
lo largo de la historia reciente desde una visión de neutralidad, nosotros hemos de reconocer, que este modelo
de sociedad ha otorgado y nos otorga privilegios a los hombres respecto a las
mujeres, y que deberíamos ser nosotros los que rechazamos esa situación en
pleno siglo XXI, en lugar de ser ellas las obligadas a reivindicar
continuamente una igualdad real.
Los hombres debemos ejercer todos
nuestros derechos, pero nunca hacerlo a costa de los de las mujeres. Lo afirmaron Marx y Engels, la
situación de las mujeres es el mejor termómetro de la realidad social “El grado
de emancipación de la mujer, es el exponente natural de la emancipación de la
sociedad”. Somos los
varones con nuestros comportamientos, los que hacemos necesaria esta huelga, y
no ellas.
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