Por una respuesta
parlamentaria, hoy nos hemos enterado, que el Gobierno acepta como definitivas
las inmatriculaciones que ha hecho la Iglesia a su favor. Son muchas las
propiedades adquiridas así, entre otras la Mezquita de Córdoba. Todo gracias a
la reforma legal que impulsó Aznar en 1998, que Zapatero no abolió, y que aún
sigue en vigor. Dicen los obispos que a quien el PP se lo dé, San Pedro lo
bendiga.
La estrategia seguida por
Rajoy es muy simple. La iglesia ayuda al PP y el PP ayuda a la iglesia. La
cuadratura de un círculo perfecto, para desgracia del conjunto de los
ciudadanos, también de los católicos. Luego culparemos a los jueces por
aplicarlas, pero es que tenemos leyes que hacen legal el espolio del patrimonio
nacional.
No estaría mal, que en lugar
de patalear en el Congreso, los partidos de izquierda, y los que consideren la
inmatriculación de propiedades por parte de la Iglesia injustificable, se
pusiesen de acuerdo sin dilación, en la necesidad de promulgar una nueva
desamortización. Es absolutamente vergonzoso que en el siglo XXI una
organización, ya sea la Iglesia en este caso o cualquiera otra, se adueñen de
unos bienes que a quien le pertenecen es a todo el pueblo español.
Esto también es la marca
España.
Y aquí estamos, preocupados
por Puigdemont. Pero entre los que cogen lo que no es suyo por vía de la
corrupción, y los que permiten que se privaticen los bienes públicos, acabaran
dejándonos en cueros. Los católicos no se lo imaginan hoy, pero acabaran
teniendo que pagar entrada por entrar a rezar.
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