Dicen en el PP, que si se
acomete la reforma constitucional, por parte del Gobierno central se plantean
recuperar políticas públicas esenciales, retirando para ello, esas competencias
a los gobiernos autonómicos.
Una cosa es buscar un modelo
constitucional que mejore las relaciones dentro del Estado, y aprovechar eso
para a la vez mejorar el funcionamiento de los servicios públicos (básicamente
deteriorados por la mala gestión de muchas CCAA, que mayoritariamente son
gobernadas por el PP, sin que de esas necesidades se salven las gobernadas por
el PSOE y los partidos nacionalistas), y algo muy diferente es que se aproveche
que el Pisuerga pasa por Valladolid, para profundizar en los recorte de
derechos y libertades, que tanto gustan a los chicos de Mariano. Todo apunta a
una vez que se han atrevido a dar el paso para aplicar el 155, la posibilidad
de recuperar poder en Moncloa, a los de la calle Génova les pone.
Lo miremos desde el ángulo
que queramos, es visible que el PP nunca ha creído en el Estado de las
Autonomías, ni siquiera en su inicio, cuando ya votaron en contra. Ellos con su
inmovilismo, provocan el bloqueo que se aprecia en muchas parcelas del Estado,
y la sensación ciudadana de que las cosas no funcionan, la quieren aprovechar
para cambiar las reglas de juego. Un ejemplo es no financiar la sanidad pública
para provocar su deterioro, y así convencernos de lo bueno que es un modelo
privado.
Si a esto le unimos que
prefieren la imposición a la democracia, bien haría el PSOE con mostrarse
contrario desde ya a esa posibilidad de recentralización. Si no lo hace, la
propuesta de reforma constitucional que el PSOE ha impulsado se convertirá en
una alfombra roja para que por ella desfilen las políticas neo liberales de
este gobierno, cuyo objetivo no es mejorar el funcionamiento de los servicios
públicos, sino permanecer en el poder a cualquier precio, mintiendo de manera reiterada,
en su intento por privatizar todo el Estado.
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