Tres candidatos a la Secretaría General del PSOE. Tres
socialistas, con tres concepciones ideológicas diferentes del socialismo de hoy
y de ayer, que no tres partidos socialistas. El objetivo de todos, acabar con
la crisis sin precedentes que se vive en el PSOE, precisamente porque está ha
sido una crisis ideológica. Ejercer durante años el poder en el Estado, en las
regiones, en provincias y ayuntamientos, está detrás del cambio ideológico de
muchos de los cargos socialistas, un cambio que hoy les está siendo reprochado
desde las bases, por unos militantes hartos
de tanto cargo atrincherado en la poltrona, de otros contaminados por la
corrupción, y de demasiadas puertas girando, para que tras el paso por el
cargo, dar apariencia de salida, para seguir. La gota que llenó el vaso
de las bases fue la reforma exprés de la Constitución sin preguntarles. La que
lo derramó, ha sido perder la identidad de partido de izquierda permitiendo
gobernar al PP. Eso nos ha traído donde hoy estamos.
Organizado por la Plataforma en su apoyo, ayer visitó
Albacete Pedro Sanchez. Ante un auditorio que superó con creces los mil
doscientos asistentes ilusionados y con ganas de cambio. Sanchez se ratificó en
su negativa a un gobierno del PP, y sobre el coste que para las
socialdemocracias tenían los gobiernos de coalición, que calificó como “gran
trampa” aludiendo a lo ocurrido en Holanda. Principios como libertad, igualdad
y fraternidad. Respeto entre los candidatos, de que el resultado final será la
victoria del partido, no de uno u otro de los contendientes. De la necesidad de
convencer frente a vencer. De democracia interna que haga que las consultas a
la militancia sobre los acuerdos post electorales, se conviertan en obligatorias,
y estén recogidas en los estatutos del partido, y de que sean las bases quienes
“pongan y quiten” con sus votos a los secretarios generales. Siguió con
planteamientos de un pacto educativo, de un partido capaz de atraer a los
jóvenes, de conceptos como feminismo, federalismo, laicidad o memoria
histórica, de derogación de acuerdos con la Santa Sede, de reforma fiscal, de
muerte digna y eutanasia. De blindar la democracia frente a la corrupción, de
limitación de mandatos, de “un político, un cargo, un sueldo”. Tuvo una mención
especial para los socialistas catalanes.
El acto estuvo precedido por las intervenciones del
representante de la plataforma convocante y de alcaldes y representantes de
municipios rurales, que le pidieron en voz alta que estas primarias nunca
fuesen un enfrentamiento fratricida, y exigieron a la Gestora que garantizara
que serían justas y en igualdad de condiciones entre los candidatos. Los
representantes de pequeños municipios no perdieron la oportunidad de solicitar
a Sanchez su compromiso en la defensa del municipalismo dentro del PSOE.
Un baño entre la militancia de Albacete para el candidato, a
la que le pidió su participación en las primarias y que apoyase un cambio del
partido hacia la izquierda. Sanchez contó con el apoyo decidido del Secretario
General de Albacete, y fue notoria la ausencia de miembros significados del
gobierno regional de Castilla La Mancha. Aunque unos vean en las primarias del
PSOE, solo una lucha por el poder interno en el partido, y otros piensen en voz
alta que ninguno de los tres candidatos es válido para lograr un relanzamiento
electoral del partido, no cabe duda del respaldo a Sanchez desde la militancia.
Ya oiremos y veremos las propuestas de los otros dos aspirantes, pero a primera
vista, la de Sanchez parece coherente con quienes ayer le respaldaban.
El mensaje de Sanchez choca con la concepción expresada
desde la dirección del PSOE en los últimos años, y se presenta como la
aparentemente más izquierdista y rupturista con esos planteamientos de Ferraz.
Sobre todo ha conseguido ilusionar a una militancia socialista hastiada
del continuismo, y adormecida en las últimas contiendas electorales. Se
necesitaba un revulsivo, y Sanchez parece aportárselo hoy, sobre todo porque
hay un convencimiento de que puede atraer de nuevo a un electorado joven del
que el partido adolece.
Mucha gente anoche a la salida, se confesaba emocionada de
ver tanta gente buena ilusionada con que cambie el PSOE, gente que quiere a
este partido y le desea lo mejor, pero que llevaba demasiado tiempo sin ánimo y
sin ilusión, lo que ha hecho que su militancia resultase frustrante en muchas
ocasiones. Pero también es una militancia la albacetense que sabe que esta
batalla no estará exenta de heridos y cadáveres. Aquí como en otros muchos
lugares, los que sirven para un roto como para un descosido, han hecho que haya
que vivir la defensa de las diferentes candidaturas en modo “guerra abierta”.
Una lucha sin marcha atrás, que ha abierto heridas entre representantes
regionales y provinciales, pero que nadie debe engañarse pensando que son
heridas nuevas, sino que son viejas pero que no acabaron de cerrarse.
El secretario general de Albacete intervino y pidió a los
asistentes huir de miedos y presiones. Él sabe bien, que no les resultará fácil
hacerlo, conociendo los precedentes de otras disputas en la provincia. Este
domingo, con la entrada en escena de la tercera pieza en el tablero, Susana
Diaz, se acrecentaran (hace semanas que se iniciaron) los movimientos en busca
apoyos para ella. Pero hasta hoy, los argumentos usados por quienes no quieren
el retorno de Sanchez a Ferraz, son tan desmedidos como inconsistentes,
precisamente porque vienen de quienes fueron sus acérrimos defensores. Todos se
visten con sus mejores galas para la ocasión, sabedores de que en estas
primarias no solo se valoraran individualmente los candidatos, sino que también
se tendrá en cuenta el acierto de estos en la elección de los rostros que les
respaldaran en las diferentes provincias o regiones.
En las ciudades y provincias pequeñas, todos nos conocemos.
Muchos de ellos llevan en su mochila, desde errores de bulto, a omisiones en su
papel orgánico, excesos en ese ejercicio, o haber hecho mutis por el foro
dejando a su suerte a compañeros y compañeras militantes que como poco merecían
ser escuchados en circunstancias difíciles para ellos. Verles hoy sentirse
legitimados para ser la cara visible de alguno de esos candidatos, es como poco
hilarante, porque alguno no soportaría ni tan siquiera un análisis somero, y
sería despreciado por la militancia si ese examen fuese exhaustivo. Es difícil
asumir como gente que antes quitó poder a la militancia, ahora como hay urnas,
se muestra generoso en la devolución de ese poder. Cada región, cada
provincia, cada localidad, tiene sus propios códigos para valorar esas
situaciones, pero podría darse la paradoja de que el considerado mejor
candidato/a para la secretaría federal por un militante, no obtenga su apoyo
por causa de la cara visible que le represente en esos ámbitos. Y naturalmente,
también puede darse la contraria.
Lo innegable, es que si tras esta crisis no hay un giro a la
izquierda, el PSOE que fundó Pablo Iglesias estará acabado. Algunos utilizan un
exceso de alarmismo frente a un posible triunfo de Sanchez, para al momento
siguiente, esgrimir el discurso de la unidad post congresual imprescindible,
esa que hoy no practican. Si Sanchez no es la solución, al menos anoche, supo
volver a ilusionar a gran parte de la militancia de Albacete. La esperanza de
que es posible un cambio parecía estar en sus manos, y ya se sabe que la
ilusión no tiene precio.
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