Mientras en la Caja Mágica el PP se da un paseo en olor de
multitud, y en Vistalegre Podemos debate si son galgos o podencos, los
socialistas seguimos empeñados en ahondar la llaga al posicionarse la dirección
claramente con su candidato. En los preludios de un congreso que se antoja
vital para el PSOE, la neutralidad brilla por su ausencia y no solo por parte
de la Gestora. El alcalde de Vigo y Presidente de la Federación Española
de Municipios y Provincias, Abel
Caballero, ha irrumpido con fuerza en escena este fin de semana, convocando un
acto también en Madrid. Más que un encuentro de interés municipalista (dado el
cargo del convocante), parece según muchos un acto en apoyo a Susana Diaz, ya
que ella es la estrella invitada del encuentro, y Diaz no es miembro de una
Corporación Local. Para otros no se trata de un acto de precampaña, porque
hasta ahora Diaz no se ha postulado para la Secretaría General del PSOE.
Entonces ¿que pretende su organizador u organizadores al
convocarlo? ¿Quién corre con la factura de organizarlo? Se ha alquilado un
pabellón en Madrid para hoy sábado, y si el alquiler se ha hecho con cargo de
la FEMP, (lo que aún nadie ha desmentido ni afirmado), el tema dará que hablar
porque se estará pagando con fondos procedentes de las cuotas de los
ayuntamientos a la Federación (no todos socialistas). Si por el contrario se
paga por la Gestora, no debería ser solo un acto exclusivamente para
Alcaldes/as y concejales/as, sino para cualquier militante que desease asistir,
pero no se ha invitado a todos. No hay una respuesta formal a todas estas dudas
ni desde la FEMP ni desde la Gestora.
Pero olvidemos a la FEMP y supongamos que es un acto
organizado por el partido, y convocado por Abel Caballero como simple
militante. Es llamativo que no se haya convocado a todos los socialistas. Es
llamativo que algunos se hayan sentido presionados para asistir
obligatoriamente. Es llamativo que se hayan fletado autobuses para el acto
desde Andalucía, Valencia, y algún otro de diversas federaciones. Al final
asistirán quienes quieran, que ya somos mayorcitos para tomar cada uno nuestra
propia decisión, les presionen o no, por lo que deberían haber sido invitados
todos los afiliados y afiliadas. No es lógico que esas federaciones puedan
utilizar sus recursos económicos, en apoyo a un solo candidato o de una
precandidata, y alguien tendrá que dar cuenta de todo ello. Pero sobre todo, dará
que hablar entre la militancia, porque es muy cuestionable que esa actuación
resulte ética, al actuar descaradamente en favor de uno y marginando a los
demás. Así se consigue coser poco.
Pero sea un acto municipalista o partidista, de lo que no
hay duda es de que existe una falta de trasparencia en todo lo que rodea ese
encuentro, impropia de un comportamiento socialista. Cabe preguntarse, si al
actuar así la actual dirección del PSOE, no está invitando a los que no
comparten sus formas y métodos, a que abandonen la militancia socialista, y así
poder quedarse con una casa y un solar centenarios, solo unos pocos. La
dirección del partido, no puede exigir obediencia ciega, porque al hacerlo
niega a cada individuo que piense, que tenga opinión y que decida. Los afiliados somos militantes, que no
militares, y no estamos en la dicotomía del “conmigo o contra mí”, del solo es
blanco o negro, olvidando que existe una inmensa gama de grises.
La ideología de un partido nada tiene que ver con el
fanatismo religioso, sino con la forma de entender como mejor puede funcionar
una sociedad en beneficio de todos sus miembros. En un partido democrático
puede y debe haber unidad, pero nunca puede ser obligatoria la uniformidad, a diferencia de lo que ocurre en
una dictadura y con el partido único. Cuando todos piensan igual, es que
ninguno piensa, y eso nunca puede entenderse como socialismo, al que le es
inherente la libertad de pensamiento de sus afiliados y afiliadas, y las
presiones para que externamente se dé apariencia de que todos piensan igual,
sobran. Si una mayoría desea un giro en la dirección que sigue el partido, es
vergonzoso que los dirigentes se opongan frontalmente a ello, porque ejercer la
dirección del partido es que unos pocos representen al conjunto de afiliados,
no que estos se conviertan en los únicos guardianes y únicos poseedores del
dogma.
Bien harían algunos dirigentes en darse pronto cuenta, de
que si las bases le han vuelto la espalda a la dirección, carece de sentido que
esta intente, con actos mediáticos, como este, aparentar que cuenta con todo el
apoyo del partido. Y no es algo que ocurra solo en Madrid, porque la situación
que vive el socialismo en las provincias es reflejo de la federal. En estos
meses, algunos dirigentes provinciales, ya no encuentran la diferencia entre lo
que es mostrar el apoyo personal a un candidato, y otra muy distinta, que es
hacerlo desde el cargo que se ejerce. Esto ha traído la división a muchas
ejecutivas provinciales, donde sus miembros, según sus preferencias personales,
utilizan en sus disputas pro candidato la ventaja que le otorga el ejercicio
como cargo orgánico. Si alguien disiente de esa división, o con las
resoluciones de unos, o con las actuaciones de otros, las coletillas usadas por
esos dirigentes para mostrar su “sensatez” son las clásicas: que los trapos
sucios se deben lavar en casa, que ellos son la dirección, que sus decisiones
son legítimas, que las críticas internas debilitan al partido, etc.
Y así, entre unos y otros, prolongan el particular calvario
que vive el socialismo. Salvo las honrosas excepciones que en todo las hay,
parece que ningún dirigente (ni provincial, ni regional, ni federal), llega ni tan siquiera, a cuestionarse
remotamente, si el pudiese ser quien está equivocado. Muy al contrario, siguen
convencidos de que la autocrítica está hecha solo para los que se manifiestan
disidentes, pero nunca para ellos, convencidos de que para eso fueron
proclamados dirigentes, como si eso fuese un atributo de por vida.
Aunque a veces a alguno parece que se le olvida, somos por
definición un partido democrático y de
izquierda, y esos posicionamientos nada imparciales de algunas direcciones, son
impropios del socialismo, y más cercanas a cómo funciona el PP. Obstinarse los
cargos socialistas en no actuar con absoluta neutralidad, intentar tender
puentes y tratar de acercar las orillas, viendo la actual situación que vive el
partido, solo conduce a que se incremente la desafección hacia las sigla. Nadie
se cree, que la responsabilidad de ese alejamiento de los ciudadanos recae solo
sobre quienes se muestran críticos. No se puede comulgar con ruedas de molino,
aunque algunos dirigentes sigan en su empeño para que nos las traguemos.
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