lunes, 27 de febrero de 2017

Los tiempos están cambiando

Los socialistas siempre hemos proclamado que socialismo es libertad. Sin embargo, donde hay miedo no hay libertad, y en  de hoy hay miedo a opinar distinto a lo que se opina en la dirección del partido, y miedo a mostrar apoyo a uno u otro candidato por cómo se lo toman quienes no apoyan al mismo, y que en las redes sociales les supone que les caerá la del pulpo. ¿Cómo podemos predicar igualdad si la negamos internamente? Existe un pequeño grupo de élite, de ilustrados convencidos de que son los que deben tomar las decisiones porque los militantes no estamos preparados para ello. Tras un debate por diferencia de posturas, antes se defendían esas posturas con radicalidad, pero una vez adoptada una decisión, era la decisión de todos.
Últimamente no ha sido así. Si hay miedo a la libertad, no todos somos iguales, y no asumimos que pese a las discrepancias, todos somos socialistas, solo se puede concluir que si esa es la situación, es porque el PSOE ha dejado de lado la ideología socialista.
Si este Psoe quiere adaptarse a los tiempos que corren, ha de cambiar los reglamentos y criterios para la elaboración de listas, elección de cargos y cuadros dirigentes, limitar mandatos, apostar por listas abiertas y tantas y tantas cosas, que no por ser conocidas por todos, encuentran en todos el deseo de abordar su reforma. No se puede seguir escondiendo la cabeza frente a los problemas del partido.No se han analizado los últimos resultados electorales por territorios, ni se ha reflexionado sobre su significado, ni donde se cometieron los errores. Algunos dirigentes no intuyen que la mejor forma de ayudar a este partido que hoy tienen, es dando un paso atrás, marcharse, pero no llevándose por delante al partido. La militancia puede perdonar, pero no olvidar, y lo único positivo de lo vivido sería que aprendiésemos de nuestros errores. El esta travesía del socialismo, hemos tenido demasiado viento azotando las velas, para una travesía tan corta. Ojala que en el próximo congreso se aborden problemas concretos sobre cuál debe ser el papel a desempeñar por los militantes, la utilidad de las llamadas Casa del Pueblo (muchas hoy cerradas o inactivas), como volver a convencer a los ciudadanos de que ellos son los protagonistas de nuestras políticas, como recuperar la calle. Ninguna de esas cuestiones tendrá una respuesta creíble si persiste la actual división, que solo contribuye al desconcierto de los militantes, y a la desilusión, enfado y hartazgo de los simpatizantes y votantes.
Ni contar con el apoyo de todos los medios de información servirá para amparar al PSOE si persevera en sostener un gobierno del PP, y cuanto más tardemos en romper esa atadura, cuanto más insistamos en llenarnos la boca de nacionalismo español, y cuanto más insistamos en ver más enemigo a Podemos que al PP, más honda hacemos la fosa en la que han metido a este partido nuestros dirigentes de hoy. No nos confundamos, el PSOE ni tiene que parecerse a Podemos, ni tiene que diferenciarse de Podemos. Lo que el PSOE tiene que hacer es amoldarse a los tiempos y a la sociedad de hoy, dar respuestas a los problemas actuales de la gente, y a quienes primero tiene que dar respuestas es a sus militantes. Este partido necesita poner en marcha un proyecto y un liderazgo renovados, y eso solo puede hacerse escuchando y dando la voz a sus militantes.
Dijo , “las cosas grandes, la gente pequeña las estropea”. Y según el ritmo de acontecimientos que vivimos en el PSOE, no iba descabellado. Seguro que a la Gestora pueden atribuÍrsele aciertos y errores, pero la gran consecuencia desde su constitución es que los militantes carecemos de una información directa de lo que ocurre en este partido, y tenemos la sensación de que no decidimos nada. Es una verdadera falta de respeto. Si los socialistas queremos salir del agujero en el que estamos, bien haría la Gestora n empezar dando ejemplo de que hay que vivir como pensamos, y dejar de pensar en cómo vivimos.

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