jueves, 24 de diciembre de 2015

Madrugada del 24 de diciembre.- NUNCA ESTÁ DE. MÁS CONSULTAR A LOS MILITANTES


Hasta el Financial Times se declara convencido de que si el PSOE pacta con el PP, será entonces cuando habrá iniciado el mismo sendero que el Pasok en Grecia, y no por rechazar la continuidad de Rajoy pese a las presiones que deba soportar. A pesar de que ese es el sentir generalizado entre la militancia, parece que quienes siempre han tenido capacidad de influir en que rumbo debían tener los acontecimientos en este partido, lo ven de una manera completamente distinta.
Para entender estas disputas internas por quienes no son militantes, lo primero que habría que explicarles es que los socialistas nos hemos pasado años aprendiendo a odiarnos entre nosotros mismos, e incluso a trabajar por alcanzar nuestra propia perdición. Y en esta encrucijada que ahora afrontamos, no podíamos actuar de manera diferente. Parece que muchos no están dispuestos a aceptar que solo tendremos credibilidad si recuperamos nuestra identidad original de partido de izquierdas, lo que a alguno le haría incomodo permanecer en la organización.
Quienes apuestan por dejar gobernar al PP, se olvidan de que en la calle se pensará que al PSOE le trae al pairo lo que significará para las clases trabajadoras de este país, en lo referente a sus derechos laborales y sociales, cuatro años más de PP. No parece preocuparles es riesgo de que esa cesión puede dejar al PSOE sin votantes, incluso aunque en sus mentes este cambiar de cabeza de cartel electoral dentro de cuatro años.
Se han olvidado en dos días de que el PSOE se ha presentado a las elecciones con un programa que define un modelo de país, y ahora, pasados los comicios, lo único que procede es responder de los compromisos que ha adquirido con sus electores. Nadie puede dudar, que haga lo que haga el PSOE, va a ser la diana para los disparos del resto de partidos, cada uno buscando sus objetivos. Pero lo será mucho más si en lugar de tener un solo discurso por boca de su secretario general, hacemos diecisiete discursos diferentes, como está ocurriendo.
Si se cree en ese modelo recogido en el programa, no puede descartarse un gobierno de izquierdas a priori, sin constatar los motivos para desechar esa idea, y mucho menos hacerlo porque así opinen algunos que cuando se expresan lo hacen como socialistas, pero viven como conservadores. El programa socialista de estas elecciones es el que más se asemeja al de un partido de izquierdas, y quienes critican esa posibilidad, no han criticado ese programa mientras se elaboraba.
Llama la atención las llamadas a dejar gobernar a la derecha que se hacen desde Andalucía. Nadie cuestiona la fuerza del socialismo andaluz, pero eso no le otorga mando en plaza para condicionar una decisión que debe ser cosa de todos. No vale el argumento de que el PSOE de Andalucía haya aguantado mejor que los otros dieciséis en estas elecciones, porque de los veinte escaños perdidos, seis lo han sido en Cataluña, tres en Madrid, tres en la Comunidad Valenciana y tres en Andalucía. En todos los sitios nos ha ido de manera similar aunque en algunos mejor que en otros.
No es cuestión de escaños obtenidos, sino de que una federación no está por encima del conjunto, porque hacerlo ayuda a ningunear al responsable de ese conjunto y se le está haciendo el juego a Podemos al debilitar a la organización. El afirmar eso, no supone que se esté poniendo en duda algo tan claro, como que Podemos no quiere colaborar con el PSOE, sino darle el abrazo del oso, si este se lo permite.
Tres días después de las elecciones, parece que en Podemos todavía no se han dado cuenta de que no han ganado las elecciones, cuando su líder afirma que si no tiene éxito en su ronda de contactos, está dispuesto a ir de nuevo a elecciones. En el PP están acogotados pese a su triunfo, y por eso nos hablan de responsabilidad y altura de miras, precisamente de lo que ellos han dado muestras de carecer en estos cuatro años. A Ciudadanos se le ve como un azucarillo en vías de disolverse en manos de papá PP. Y a los medios empeñados en no querer asumir que si se repiten las elecciones no será culpa del PSOE, que está obligado a ser coherente con sus compromisos electorales, y tratar de cambiar lo soportado en la pasada legislatura.
Aunque no sea costumbre en el PSOE, no sería descabellado por parte de la Ejecutiva Federal asumir, que si tienen dudas en la dirección del partido sobre la decisión mejor a adoptar, quizás deberían acordarse de que sus bases existimos, y que no estaría demás un ejercicio de regeneración democrática, y dignarse a consultarlas antes de tomar ninguna decisión.
Buenas noches

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