lunes, 28 de diciembre de 2015

27 de diciembre.- Mañana de domingo rara MEJOR NO ESPERAR MILAGROS

Aunque deseable un pacto progresista de gobierno, todos sabemos que no será fácil de alcanzar. Demasiados los intereses y demasiados los protagonismos personales de los divos de todas las formaciones, los que confluyen para que sea posible. Y si se alcanza, mucho trabajo por delante solo con derogar la cantidad de legislación aprobada en estos cuatro años, que para los ciudadanos es urgente, y con el muro que supondrá un Senado con mayoría absoluta del PP. Difícil pero no imposible el gestionar esa coalición, y Sanchez debe intentarlo si en Ferraz se lo permiten.

Por mucho que en el PP sigan con su machacona idea (impropia en una democracia parlamentaria), de que debe dejarse que gobierne el partido más votado, no es menos democrático un gobierno de coalición de la izquierda, que además tendría toda la legitimidad que le otorga haber obtenido más votos que el conjunto de la derecha. Dos grandes dificultades para lograrlo: el desafío de Cataluña, que requiere de un nuevo modelo territorial, y mientras ese modelo se negocia, el compromiso de un referéndum debería aparcarse, que no olvidarse; la otra rémora que supone el cainismo de la izquierda, que dificultará que se apueste decididamente por la unidad, al estar muchos pensando en cómo quedarse con el espacio político del que está a su lado.

Con este panorama, el horizonte adivinable hoy domingo 27 de diciembre, es que nos dirigimos hacia una legislatura que con PP o coalición progresista se prevé corta. Nos vienen unos meses en que todos los partidos jugaran según sus estrategias, sin que nadie ceda un ápice en sus posiciones. Eso acarreará en poco tiempo, la sensación de encontrarnos en una situación de bloqueo, lo que muchos aprovecharan para recurrir al miedo, a afirmar que nos convertiremos en otra Grecia, a decirnos que si no se continua con las reformas que ordena Europa no hay salida. Tampoco guardaran silencio los empresarios que nos dirán que sin Mariano no hay futuro, y de remate tendremos a la iglesia española metiéndose donde no la llaman.

Todos esos elementos perseguirán como objetivo común,  que vuelva a gobernar el PP, y para convencernos nos dibujaran esa alternativa como el mantra de la estabilidad, y les escucharemos exigiendo al PSOE una altura de mirar que ellos nunca tuvieron ejerciendo como oposición.
El diagnóstico es que hasta marzo nos esperan meses de incertidumbre. El termómetro que nos dirá si el puzle tiene solución o no, serán los movimientos que se realicen desde las diferentes formaciones, porque si no creen posible un gobierno, rápidamente apuntaran sus focos a preparar sus arsenales para la próxima cita electoral.


La primera clave para completar la solución final, la tendremos el lunes cuando sabremos si se le permitirá a Sanchez explorar las posibilidades de ese gobierno progresista, o por el contrario se hace caso a los que piensan que no se debe buscar ese acuerdo. Si alguien apuesta por esperar la llegada de un nuevo mirlo blanco que se instale en Ferraz, debería valorar, si por esa espera, cuando finalmente llegue, pueda encontrase que el edificio ya está en cenizas. Mejor no esperar milagros, impropios de una izquierda laica.

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