Desde ahora y hasta las Elecciones Municipales, y con
mayor intensidad hasta las Generales, leeremos, escucharemos y veremos
los auténticos milagros y prodigios de quienes nos gobiernan. Luego, si
consiguen garantizarse otros cuatro años de poltrona, ya investidos del
respaldo popular, sacaran del bolsillo nuevas reformas estructurales,
imprescindibles para sostener nuestra economía, que para entonces ya podrá
volver a calificarse de precaria para que puedan ejercer de salvadores de la
patria. Hasta ese momento todo serán buenas noticias para los sufridos
españoles.
Un avance de este nuevo “España va bien” ha sido el
optimismo gubernamental ante las cifras finales del desempleo en 2014.
Es de bien nacidos felicitarse por la caída del paro en 253.600 personas
durante el pasado año (un descenso del 5,39% desde 1999), y también por el
incremento del número de cotizantes a la Seguridad Social. Pero no lo es
engañarnos con que esos datos significan que ha llegado la recuperación
mediante un desenfrenado optimismo del gobierno. No lo son para un país, donde sí
revisamos lo que los trabajadores hemos perdido desde el inicio de la
crisis hasta hoy, un gobierno decente en lugar de mostrarse optimista debería
llorar de pena.
El optimismo actual solo lo muestran en el Gobierno y sus
alrededores, porque la gran mayoría de los españoles no sentimos optimismo. Ver
que continuamos con el mismo modelo productivo que teníamos antes de empezar
la crisis, y que nuestra deuda pública no ha parado de crecer desde
entonces, no es para serlo. Las cifras de desempleo, pueden ser motivo
de esperanza, pero no de optimismo, salvo que se oculte su talón de
Aquiles, que son la temporalidad y la baja calidad del empleo creado.
Hemos creado empleo, pero el generado es precario, y
de los 16,7 millones de contratos firmados el pasado año, solo 1,3 fueron
contratos indefinidos. Acabamos 2014 con un total de 4,44 millones de
parados, de los que algo más de dos millones podemos considerarlos
como consecuencia de la crisis. Un gobierno responsable, debería dar
su previsión de si es posible recolocarlos y decirnos como piensa hacerlo.
Este ya lanza campanas al vuelo, como si el problema estuviese en vías de
solución, sabiendo que no.
Otro análisis que no soportan estas cifras es hacerlo
mirando al futuro del país. Tenemos casi 400.000 jóvenes en paro,
pese a que casi medio millón que se han marchado y otros muchos han dejado de
buscar empleo por desanimo Su situación es muy grave puesto que los empleos
a los que pueden acceder son temporales, justificado esto por la falta de
practica y experiencia que les exigen las empresas, y de las que
forzosamente carecen. Su esperanza de alcanzar un día las cotizaciones
suficientes para acceder a una pensión, cada mes que pasa se tornan más
remotas.
Y que decir si vemos estas cifras en base a la calidad
del empleo generado. Es cierto que en 2014 se han firmado 1,3 millones
de contratos indefinidos, pero solo dos tercios de esos, lo son a tiempo
completo. Además, los que se han firmado fueron en sectores
vinculados en gran medida al turismo, como son comercio y hostelería,
donde todos sabemos que el empleo es obligatoriamente inestable y donde los
salarios son bastante precarios, como denuncian los sindicatos. ¿Es ese
el nuevo modelo productivo que quieren implantar? ¿Piensa el gobierno que
siempre viviremos de servir a los turistas?
El otro motivo de optimismo gubernamental son las
cifras de afiliación a la Seguridad Social. Si las analizamos veremos
que se ha registrado un crecimiento este año, y todo incremento en la
afiliación es en si mismo positivo. Es cierto que los 16,77 millones de
afiliados que tiene hoy la Seguridad Social superan en cuatrocientos mil a
los que había hace un año, pero siguen muy lejos de los 17,2 millones que había
afiliados en diciembre de 2011 cuando el PP llegó al gobierno. Pero no
se nos dice que es lo negativo que debe estar ocurriendo en la Seguridad Social,
para que un mes sí y otro también, el Gobierno recurra al Fondo de Reserva de
la Seguridad Social para pagar las pensiones. ¿Y si fuera parte de una
estrategia política?
Resumiendo este análisis, se puede afirmar que estas
cifras muestran que hay más paro que con el anterior gobierno, que el empleo
creado es mucho más precario porque hemos pasado de empleo de salario medio
a nuevos contratos con salario miserable, que aun creciendo en número el
pasado año es menor la cotización global a la Seguridad Social, y que al
ser menores los salarios es menor el importe del IRPF. Si sumamos todos
estos aspectos, las cuentas no salen ni pueden salir, y la solución que
han encontrado para mantener el modelo es tirar del Fondo de Reserva de la
Seguridad Social.
Unos y otros, son datos evidentes, pero parece que el
gobierno no quiere admitir que la gran mayoría del empleo creado es precario,
temporal y parcial, y así socialmente no vamos a mejor sino todo lo
contrario. Y cuando se intentan acomodar todas las piezas del puzle en el
que se ha convertido nuestro modelo económico, nos desconcierta ver, como
pese al mal pronóstico que reflejan estas cifras, el gobierno le dice a
Europa que subiremos el IVA ecológico este año y los dos próximos, que
recortaremos en las pensiones y en las prestaciones del desempleo, y que a
pesar de esto, aumentara el consumo interno (deben pensar que tiraremos de
tarjeta de crédito).
Son ya tres años de programa incumplido y falsedades
continuadas, y solo los fieles seguidores del partido del gobierno pueden
creer que hemos entrado en tiempo de bonanza económica. Los demás debemos
prepararnos para el triunfalismo propio de un año electoral, porque ya, la
única preocupación del gobierno son los resultados electorales. Seguirán
incansables en su objetivo de engañarnos continuamente y en considerarnos
imbéciles que se tragan carros y carretas, salvo que se les demuestre que hoy
somos mucho menos tontos de lo que piensan.
Como nada es casual en política, detrás de esta
cortina de humo del empleo, me temo que la lógica nos dice, que si a la
hucha de las pensiones le quedan cuatro días, pretenden hacernos ver que el
actual sistema de pensiones es insostenible. El siguiente paso será convencernos
de que la única salida de que alguien tenga en el futuro una pensión,
sea trabajador o no, pasa por acogerse a las ofertas de las compañías de
seguros y de la banca, y que esa será la única manera de garantizarnos que
de mayores habrá un plato en nuestra mesa.
Podemos luchar contra este modelo que tratan de
imponernos, aunque puede que por mucho empeñó que pongamos, esta economía
globalizada en la que nos movemos, nos acabará enterrando. Rajoy tiene
razón en que saldremos de la crisis, pero en las muy precarias condiciones
que él está contribuyendo a que desde fuera se nos impongan.
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