Las elecciones griegas nos anuncian el maratón electoral que
mantendremos los españoles este 2015. No somos Grecia, pero como mediterráneos tampoco
somos tan diferentes de ellos, y seguro que alguna repercusión tendrá su
resultado sobre nosotros. Por eso no está de más, un análisis de esos
resultados, por si pueden enseñarnos algo. El titular es, un gran triunfo de
la izquierda encabezada por Syriza, pero permite más lecturas según las
diferentes formaciones de esa izquierda.
Derrota real de la derecha de Nueva Democracia (el
partido que provocó la intervención del país por manipular durante años el
déficit griego), pero mantiene el porcentaje de voto, y ha podido salvar
los muebles. Y no era fácil, porque sus políticas de austeridad, similares a
las del PP aquí, solo han llevado a la devastación del país. Pero son la
derecha, y allí como aquí, el voto de la derecha siempre acaba en su lado, y
más si llaman a arrebato con la sempiterna excusa de que viene el lobo.
En la izquierda, los votos suman lo mismo que hace tres
años, pero repartidos de manera diferente. El hundimiento del
Pasok (un partido calificado de izquierda, pero que nunca fue tal) le ha
llevado al séptimo lugar de voto, pero la suma de los votos de Syriza, KKE y
Pasok es prácticamente la misma que entonces. Alarmante resulta, que
mantiene casi un siete por ciento de apoyos la extrema derecha en el
formato Amanecer Dorado, pese a la dimisión de su líder y a que
sus propuestas son más propias del nazismo de finales de los años cuarenta, que
de una democracia del siglo XXI. A esto hemos de añadir la aparición de un
nuevo partido, To Potami, y la pérdida de apoyo de las formaciones
independientes respecto a hace tres años.
De las repercusiones de esos resultados en nuestro panorama
electoral, pueden hacerse diferentes interpretaciones, y esta es solo una más.
De una parte, la victoria de Syriza puede ser muy positiva para Podemos o
puede convertirse en un boomerang mortal. Una u otra consecuencia está
condicionada a que Syriza pueda de inicio cumplir su programa en Grecia, eso
supondrá un respaldo a las tesis del partido de Iglesias, pero si fracasa, en
unos meses se llevará por delante mucha expectativa de voto de la formación
española.
Por mucho que figuren en su programa, y en sus manifestaciones
públicas, Syriza podrá acometer ya, solo las reformas que dependan del
gobierno griego, pero para las que dependan de Europa no se lo van a poner
fácil. Basta mirar como la segunda economía europea, Francia, se opuso a la
austeridad desde la llegada de Hollande y no ha podido acabar con ella. Exigir
a Syriza que logre cambios en unos meses, puede ser hasta injusto, pero sabemos
que en la UE prima la economía sobre la justicia.
Muchos apuntan que en el PSOE hay pánico por la
posibilidad de acabar como el PasoK, quienes lo afirman saben que eso es algo
improbable hoy, porque el verdadero pánico está en el PP ante la posibilidad de
que eso ocurra, y sea Podemos el que ocupe su lugar. Ese pánico lo
dejo ver Rajoy en la entrevista televisiva post elecciones griegas, porque él
está convencido, de que el PP perderá mucha representación, pero aguantará
como ha hecho Nueva Democracia, pero, eso sí, solo si el electorado del PSOE
sigue firme y fiel. Sin embargo parece que olvida que hay un nuevo
elemento emergente entre el electorado de derechas, representado por Ciudadanos,
cuyo auge restará apoyos al PP, hoy muy desgastado por sus políticas, y puede
dar al traste con esos cálculos.
El resultado de Nueva Democracia es todo un aviso para
los navegantes españoles, porque pese a los recortes del PP, al
incumplimiento del programa electoral, y a que el partido se percibe como un
odre rebosante de corrupción, el votante de la derecha acudirá fiel a dar su
apoyo a cualquier candidato aunque este imputado, bajo el lema “es un chorizo,
pero es mi chorizo”. La extrema derecha española, es lógico que apoye como
siempre al PP, pese a que la ambigüedad de Podemos (ni de izquierda ni de
derecha), que aún le permite disimular quien tendrá su apoyo hasta el último
momento, y acabaran apoyando lo que antes pueda acabar con la democracia.
Entre la izquierda existirá un trasiego de votos similar
al de Grecia, pero seguro que no de una forma tan estrepitosa. Son muchas
las variables a tener en cuenta: la falta de concreción del programa de
Podemos, unida a que su líder puede aparecer como un magnifico
contertulio televisivo, pero cada vez se muestra más prepotente, y
aún no transmite sensación de ser un estadista como si lo ha hecho
Tsipras; que las disputas en el PSOE le restan credibilidad a Sanchez; y
que Izquierda Unida, pese a la buena imagen de Garzón, está desaparecida
en combate engullida por Podemos. Todo junto nos hace intuir, que aunque el
trasiego de voto en la izquierda se dé, es pronto para decir hacia
dónde, y en que volumen.
Con este panorama, si su objetivo es desalojar al PP de
la Moncloa, (lo que su forma de actuar en ocasiones puede ponerse en duda) la
izquierda española debería dejar de atacarse, y buscar puntos de encuentro para
un programa de mínimos en común, en lugar de ahondar en sus diferencias.
Cuanta más leña se den entre las formaciones izquierdistas, mejor para el PP.
Dicen que mientras entre los partidos de la derecha, existen diferencias
pero les une un objetivo común, entre las formaciones de izquierdas tienen un
objetivo común, y les separan las diferencias.
Por eso, puede que el manido eslogan de que PP y PSOE son
iguales, si Syriza no consigue realizar pronto lo que ha prometido,
acabe pasando factura a sus impulsores de Podemos. Entonces empezaremos a
escuchar, que Grecia no es España, y que entre Podemos y Syriza hay muchas
diferencias, pero será por boca de Podemos, curiosamente, lo mismo que
ahora están diciendo desde el PSOE respecto a Grecia y el Pasok.
Mientras la izquierda siga así, lo único seguro, es
que en Génova 13 seguirán frotándose las manos. Puede que los dirigentes
de la izquierda deban aprender a llevar el zapato derecho en el pie
izquierdo sin que les salgan callos, lo que según Guy Mollet, es todo un
arte, y al parecer difícil para los hoy cabezas de cartel.
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