viernes, 9 de enero de 2015

EL SIGNIFICADO DE QUE MONAGO SE VAYA DE ROSITAS



La noticia de que la Fiscalía del Supremo archiva la querella por los viajes de Monago, supone un acto de fomento de la corrupción en toda regla, porque aquí queda demostrado que el mal uso de lo público puede quedar impune. En cualquier país de la Europa a la que pertenecemos, este señor llevaría semanas dimitido simplemente por razones de higiene democrática, sin necesidad de intervención del poder judicial.

Con el archivo de la querella, él se va (por ahora) de rositas de un asunto turbio. Por parte de la justicia se nos está afirmando que los senadores no tienen por qué rendir cuentas de sus gastos, que se pueden pagar sus viajes privados con nuestro dinero dando igual si van a ver a su amante o a dar un mitin de su partido (que no del Senado de España). Según la Fiscalía esto podrá ser legal, pero éticamente es impresentable, y una afrenta a los ciudadanos que soportamos los recortes en los derechos por parte precisamente de esos senadores. Es sencillamente un fallo vergonzoso.

Dejando al protagonista Monago a un lado,  e intentando mirar el cesto en lugar de la manzana podrida, el fallo de la fiscalía lo que está cuestionando es el papel que hasta ahora han desempeñado los partidos en nuestro sistema político, y especialmente el de los dos que han ejercido responsabilidades de gobierno. Por acción o por omisión, el fallo viene a demostrar la connivencia de los partidos para que no exista una total transparencia de los gastos de sus señorías (viajes, ayuda de vivienda en Madrid, etc.).

Algunos verán una decisión partidista porque al Fiscal del Estado le nombra el Gobierno. Pero quien pierde es la justicia por estas actuaciones, por si no ha sido suficiente desgaste para el ministerio fiscal el  actuar como defensor con la Infanta, ahora también lo hace cuando se trata de asuntos que afectan al PP. Nadie creerá en la independencia de la fiscalía, y resulta Imposible creer que el PP pueda actuar contra la corrupción. Lo peor de todo es que la factura de esta actuación, se la pasaran los ciudadanos al poder judicial, y con él a todo el sistema político.

Ahora viene la reforma de reglamentos, y aunque llegan tarde, mejor tarde que nunca. Deben regular los viajes de todos los diputados y senadores, pero desde luego no pueden hacerlo a medias como han hecho PP y PSOE, aunque el segundo se comprometa a ampliar la información que le afecta periódicamente. O lo hacen de verdad, o hacen imposible creer que tienen intención de cambiar. Así los ciudadanos seguiremos pensando que la justicia sirve solo a la clase política, y que usa dos varas de medir. Es un insulto.

Si la justicia está politizada, no es que los políticos sean inocentes, es que no quieren que exista separación de poderes. Es otra manera (una más sutil), de poner el ventilador y, sin quererlo, de llenar las urnas de votos a PODEMOS. En época electoral, no vale con pedir perdón con la técnica de Aguirre.

Volviendo a Monago, sin redundar en lo consabido de que una cosa es la responsabilidad penal y otra la política, hay que formularle le la pregunta del millón (nunca mejor dicho) ¿para cuándo deja lo de devolver el dinero?


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