Tan ocupado andaba Rajoy salvando al mundo, que no
se dio cuenta que los sinvergüenzas estaban en su casa. Van años de
noticias relacionadas con el caso Gürtel, y cada vez es mayor la
sensación de que solo conocemos una mínima parte de todo lo que se cocía en
esos quince años de financiación oscura. Pese a que las ilegalidades son
palmarias, el PP sigue obstinado en ocultar, negar todo, y gobernar como si
nada pasara, aunque ahora les acusan y les reclaman más de trescientos mil
euros en concepto de responsabilidad civil como partícipe en la trama.
De vergüenza un país, en el que mientras la gente se quedaba
sin trabajo y sin sus casas, y la secretaria general del PP nos daba lecciones
de moralidad, su partido se financiaba ilegalmente con contrapartidas
por a otorgar contratos públicos a sus benefactores. Enriquecían a unos pocos
de amigos, a costa de encarecer la obra pública. Una lista interminable de
obras desde los gobiernos de Aznar, hasta llegar a los Bárcenas, Correa y el
Bigotes, pero con muchos más cargos del partido formando parte de la santa
compaña.
Parece que quienes junto al PP veían una oportunidad
reciproca de negocio, la estrategia era fácil. Se sacaban el carnet del
partido, se vestían bien, iban a misa los domingos y fiestas de guardar, y a
partir de ese momento, recibir las influencias de los compañeros de militancia
dejaba de ser algo casual para convertirse en cotidiano. Toda una legión de
“pequeños nicolases”, pero menos mediáticos.
Aunque en el PP ya tenían sus cabezas de turco, y en
Génova aparentan tranquilidad, desde el pasado viernes hay
acusación formal de la fiscalía. Esta habla textualmente de "Financiación
ilegal del PP" y de “aprovechando al efecto de la evidente
opacidad que ofrecía la doble estructura creada por el PP". Califica
al PP de fraudulento por financiación ilegal y afirma que existe una
trama del PP, y no una trama contra el PP.
Según el escrito de acusación, parece que no les ha
servido de nada que se hayan destruido los discos duros y las agendas e visitas
a la sede, ni negar que existiera una contabilidad B del partido. Por
respeto a la presunción de inocencia, diré que estamos ante presunto fraude
electoral, ante un presunto atentado democrático, y ante presunta delincuencia
política.
Durante la instrucción, han surgido cientos de preguntas que
aún no tienen respuesta: ¿Se investigará a los empresarios que pagaban
comisiones?; ¿En casi veinte años nadie de la cúpula del partido se dio
cuenta?; ¿De quién recibía órdenes Bárcenas si solo era el tesorero? ¿Cuántos
años le pide la fiscalía al PP? ¿El dinero público de las comisiones que le
piden, lo va a devolver ya como la Infanta? ¿Alguien se cree, que un partido
que ha gobernado no realice auditorías internas para revisar su contabilidad?
Tras la acusación, surge una ¿Debe dimitir alguien de inmediato?
Ni las contestan en el PP ni en Moncloa, porque según
ellos este asunto afecta exclusivamente a Bárcenas. Parecen olvidar
las frases que hemos escuchado, sobre todo a Rajoy, en los años
de instrucción del caso: "Son fotocopias de fotocopias"
refiriéndose a los papeles de Bárcenas; "Nunca se podrá probar que
estas personas no son inocentes"; "Luis, aguanta, sé fuerte, nada es
fácil" "Yo no tapo nada, pero tampoco levanto alfombras, Si hay que
limpiar, que lo haga la justicia" o la ya citada de Rajoy con la plana
mayor del PP "No es una trama del PP, es una trama contra el PP".
Pese a todo lo reflejado por la fiscalía en la Gurtel, el
PP se obstina en presentarse como un mártir de la inquisición periodística.
Debe ser que no son responsables en la Gürtel, y tampoco del listado de asuntos
turbios que les afecta directamente: Bankia, el AVE de Guadalajara, las
preferentes, el aumento de los desahucios, las hipotecas basura, o el
basurero que tiene instalado en la Comunidad Valenciana hasta con Papa y
coches de carrera de por medio.
Ya solo les falta negar, que ellos tampoco fueran los que
afirmaron que había armas de destrucción masiva en Iraq. La justificación de
todo la encuentran en que es parte siempre de la herencia recibida de Zapatero,
y curiosamente nada es herencia de Aznar que era el presidente del PP en los
años de los hechos que ahora se tipifican, y que en la boda de su hija
contó con todos los implicados en la trama como invitados, es de suponer
que porque alguna relación tendría con ellos.
Ahora que el informe de la Fiscalía acredita la falta
absoluta de transparencia y de honestidad del presidente del PP y del gobierno,
no se puede entender que el Secretario General del PSOE se limite a decirle
a Rajoy que asuma su responsabilidad. A él se le podría cuestionar también
el ejercicio de su responsabilidad preguntándole ¿Para cuándo la
presentación de una moción de censura del PSOE? ¿Por qué no pide su dimisión
como presidente del gobierno? Muchos ciudadanos no entienden su actitud,
quizás porque no ha dado las razones de porque actua así.
El PP cree fácil responder a las acusaciones, con que
el PSOE tiene que callarse por FILESA, o por los ERE´s, o IU por la situación
de dudas sobre Tania Sanchez, o CIU con el caso Palau o el Pujol. Seguro que a
cada formación le encontraran su sambenito. Pero la corrupción del PP no
puede justificarse con la de los demás, porque la acusación de la fiscalía se
ha formulado contra el PP, y es su honestidad la que se pone en entredicho,
y no la de los demás partidos. El “y tú más”, es defender lo indefendible.
La Gurtel es ya un escándalo de tal dimensión, que en
cualquier país del mundo sería suficiente para desautorizar a un partido por
corrupto, y forzar la dimisión del gobierno de ese partido. Aquí parece que
no será así. Que no haya dimisiones es una falta de respeto a los
ciudadanos, pero sobre todo hacia quienes han votado al PP. Su
estrategia es esperar a que pasen las elecciones para luego pasar la
aspiradora, aunque algunos de sus responsables piensan que para entonces el
partido estará dividido, y si hay problemas, será responsabilidad de la actual
dirección.
Hoy ya nadie entiende que Rajoy no dé explicaciones, ni
resulta creíble que lleve años en el PP ejerciendo cargos de responsabilidad
(secretario general, y ahora de presidente del partido) y no se enterase de
nada. Mucho menos, que en el país continuemos como si nada hubiese
ocurrido, sin que actúen los partidos de la oposición, y sin que lo
haga el poder judicial. De continuar así, nadie creerá en la
imparcialidad del Supremo, ni la del Constitucional, ni en la justicia española
en su conjunto. Pero mucho menos en el sistema político que tenemos.
Aviso para navegantes en las próximas elecciones, aunque ya
dijo Edward R. Murrow, periodista estadounidense de principios de siglo
pasado , que “Una nación de ovejas, engendra un gobierno de lobos”. Parece
que llevaba razón.
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