martes, 10 de junio de 2014

Buscando Secretario General

Unas primarias en que puedan votar todos los militantes son el procedimiento lógico para la elección de los líderes en las organizaciones democráticas, y no pasará mucho tiempo para que todos los partidos políticos adopten este sistema. Pero para que unas primarias permitan elegir a los mejores, y no responder solo al sectarismo interno más potente, todas las personas con disposición al consenso deberían tener opciones, por el interés del partido y el de todos los ciudadanos. Y eso hoy es imposible.
Llama la atención, la capacidad para derrochar las energías internas que tenemos los socialistas volcados en designar al futuro secretario general. Si esas mismas energías se hubiesen utilizado en hacer políticas de izquierda y en plantear alternativas a las políticas antisociales del PP, seguro que hubiésemos recibido un mayor apoyo electoral el 25 M. Otros pensaran si estar tan centrados en este proceso es la consecuencia de que los socialistas aún no hemos entendido el mensaje de los votantes, que quieren que prioritariamente les atendamos a ellos, y no les importan tanto nuestros asuntos internos.
Hoy Susana Díaz ha dicho que no se presenta, y creo que es un acierto por su parte, porque con el apoyo recibido de la mayoría de secretarios regionales, sin ella pedirlo, hubiera tenido (como le ocurrió a Almunia), pocas posibilidades de triunfo en unas primarias abiertas. Eso convierte su actitud no solo en la políticamente acertada, sino además en la éticamente correcta por su compromiso con Andalucía. Pero seguro que en esa decisión de no concurrir, también influyó que no tendría garantías de que si ganaba podría hacer sin trabas las reformas profundas que el partido necesita.
En el PSOE debe abrirse el debate sobre muchos asuntos, pero mantener   hoy abiertos otros, solo servirán para acrecentar la ruina electoral constada el 25 M. Que Susana Diaz no sea candidata no es el final, ni puede hacer dudar que en el PSOE haya gente con experiencia en gestión y preparada intelectualmente para ser un buen secretario general, otra cosa es que personalmente estén dispuestos o dispuestas a dar el paso a ese proceso.
Pero desde luego tenemos que elegir nuevo secretario general, y en esa elección, se debe partir de que los españoles tenemos tendencia a optar por lo irracional antes de hacerlo por lo objetivo, y esta elección parece apuntar en ese sentido. Sería más fácil acordar entre todos un proyecto de  unidad, que no con uniformidad, y después poner al frente a aquel o aquella más capaz de llevarlo a buen puerto, que hacerlo a la inversa. Pero para la objetividad ante cualquier análisis, se han de aparcar los intereses particulares, y no parece que quienes tienen capacidad de influir sobre la militancia estén por esa neutralidad.
A solo tres días del inicio de la recogida de avales, nadie puede adivinar el futuro, aunque muchos lo intentan y lo expresan convencidos de su capacidad profética. Cualquiera de los candidatos debería apostar desde el principio por un proyecto que contacte con lo que las bases queremos, un giro a la izquierda, que es donde siempre hemos estamos las bases del partido. Pero no va a serles fácil dar ese golpe de timón, mientras sigan existiendo en la organización grupos vinculados a la banca, y gente que da mayor importancia a la dependencia financiera de los partidos políticos, que a la autenticidad de su ideario.
La sociedad española necesita una socialdemocracia a la que apoyar en las urnas, pero la existencia de esas vinculaciones aleja la imagen del PSOE de lo que los ciudadanos quieren ver y escuchar. El calificativo de “casta” ya sé que es interesado, electoralista y demagógico, pero la sensación de que hay empujones por llegar arriba, no ayuda a rebatir a quienes nos lo dicen.
Tengo serias dudas de que una mayoría de socialistas entren en consideraciones como las aquí expuestas. Nos han enseñado a estar solo pendientes del cartel electoral, a conformarnos con la autocomplacencia, y a ser reticentes a la autocrítica de fondo, y eso hace difícil, que no imposible, que pueda surgir un cambio decisivo con criterio político.
Luego vendrán las primarias y quien ahora sea elegido tendrá mucho camino andado ya. Pero el perfil que necesitemos entonces puede que no sea el mismo que el de la secretaría general, porque entonces lo importante será elegir a un buen gobernante capaz de elaborar y aplicar las políticas económicas que necesitamos, desde luego muy alejadas de las que ahora aplica el PP y de las que se aplicaron en los últimos años de gobierno socialista.
Por eso, para ir despejando dudas de que partido y que política queremos, sería bueno que los candidatos a liderar el PSOE no tarden en definirse y explicar sus planteamientos en los temas importantes. Las dudas no son buenas compañeras en este viaje.

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