Lo que nos ha enseñado la precampaña europea (I)
La
precampaña de las elecciones al Parlamento europeo se ha cerrado con dos imágenes
descriptivas de nuestro país. La primera es la
foto de Rajoy con los empresarios que fueron a felicitarle a la
Moncloa por lo bien que se porta con ellos. Llama poderosamente la atención, que no aparezca ninguna mujer en ella, demostración de
cómo la desigualdad entre hombres y mujeres se la trae al pairo a nuestras
clases dirigente y empresarial. Por cierto, si aparece el señor Botín, que curiosamente hace unos años también se hacía una foto similar felicitando al expresidente Zapatero, demostración de cómo los grandes capitales españoles son como los
corchos y siempre flotan.
La segunda imagen de cierre de la precampaña es la
foto del candidato Cañete junto a la Vicepresidenta, a cuatro ministros, a
Cospedal, a la Alcaldesa madrileña, y al
ahora denominado "relevante militante del PP", el expresidente Aznar. Sentados
y confiados presidiendo el acto, y sin ningún
pudor por compartir mesa y mantel con algún empresario implicado en el asunto
de las donaciones ilegales al PP, demostración pública de su amor
por quienes son los aliados del partido del gobierno.
Ambas instantáneas reafirman la idea de la connivencia
entre la clase política hoy dirigente y los grandes empresarios. La desigualdad
en su más amplio sentido, el poder, y la corrupción son las tres patas del
banco en el que nos ha sentado este gobierno. Que los datos macro económicos indiquen que se está tocando suelo, está
bien. Pero que eso conviva con la sensación de que España está como para irse
de ella, ya no parece tan aceptable ni acorde con los excesos de triunfalismo
gubernamental del que hacen ostentación en estos meses.
Puede que
las futuras generaciones nos consideren responsables a todos por igual del desastre
al que se conduce a nuestra sociedad, a ellos por acción y a quienes los
soportamos por omisión. Aunque sea un
desastre para los trabajadores, en ningún caso lo es para los dueños de las
empresas que cotizan en el Ibex 35. Pero no es de recibo que el PP siga considerando culpable
al pueblo de haber vivido por encima de sus posibilidades, aunque
nos congelaron los salarios cuando aún no había llegado la crisis, y comparta mesa con quienes no quieren asumir que nos
han robado a la clase media trabajadora
por encima de nuestras posibilidades a través de sus préstamos a alto
interés, sus hipotecas hoy causa de desahucios, y sus beneficios empresariales
desmedidos.
Lo de rescatar a Aznar para la campaña, demuestra que para el PP era obligado escenificar la paz con el expresidente, después el exabrupto de este para con la dirección no aceptando participar en la campaña electoral. En el cambio de actitud de Aznar ha influido el hecho de que en las encuestas ni aparezca remotamente VOX (la derecha más a la derecha de la derecha del PP), y no podría soportar no estar en el machito, aunque simpatice más con el ideario de los populares escindidos.
Resulta llamativo que a este curioso personaje, algunos le consideren el mejor presidente de la
historia de nuestro país, cuando solo resulta ser la sombra que persigue a
Rajoy, quien al parecer no debe pintar nada en su partido. Si seguro que el
mayor de sus méritos es haber sido señalado por el dedo divino de Rouco Valera
como el salvador de la patria, por hacer de la derecha española, la derecha
católica y franquista sucesora del anterior régimen.
Un análisis serio de su gestión como presidente del
gobierno solo viene a refrendar el carácter ególatra y egocéntrico del
personaje en todo su mandato, mostrándose siempre como encantado de haberse
conocido. Él mismo se considera el
diseñador del milagro económico español, consistente en la burbuja inmobiliaria, las privatizaciones, la
explotación abusiva de mano de obra extranjera en muchos casos ilegal, y llevar
la especulación en su máxima expresión.
Solo debería reprocharse a sí mismo, haber impedido el
resurgimiento de la ultraderecha española, al incorporarla al PP, lo que
demuestra que le importaba más su subida personal que aplicar la doctrina
falangista de la que se confesaba defensor en sus años mozos..
Otros le llaman visionario, quizás porque, antes de que existiesen, vio las armas de destrucción
masiva con las que llevan años machacando al pueblo iraquí desde que inventaron
esa guerra, o tal vez porque afirmo que quienes salían de un gobierno ladraban
por las esquinas, como ha estado haciendo él desde que salió de Moncloa. Si en
algo debe reconocérsele visión estratégica fue en fundar FAES, acceder
a su presidencia, y desde allí gestionar
un gran negocio personal bastante más lucrativo que el ejercicio de la
presidencia del gobierno.
Que este sea
el referente político de quienes nos gobiernan, es para echarse a temblar. Rajoy ya lo hace.
Lo que nos ha enseñado la precampaña europea (II)
Pero el
papel de Aznar en el acto era presentar al candidato Cañete y apoyarle para su
elección. Y si curioso es Aznar, no lo es
menos el devorador de yogures caducados. En su intervención en el acto de
la foto, se dirigió a Aznar llamándole "Presidente
Aznar", olvidándose intencionadamente el prefijo “ex”, una falta
de respeto a Rajoy, pero sobre todo mostrando
una sumisión al ex impropia de alguien que pretende ser representante de todos
los españoles en Europa, y más propia de quien piensa representar allí solo los
intereses de los votantes de su partido, que para eso le han prometido
nombrarle comisario europeo.
Tampoco los discursos de Cañete estuvieron exentos de cinismo en sus mensajes: "Los conservadores son los únicos que pueden garantizar la consolidación de la recuperación económica, el Estado de bienestar y la unidad de España”. Esto solo se puede entender si Cañete confunde a los españoles con una manada de borregos de esas explotaciones agrarias que tanto dice que le gusta visitar, convencido de que no sabemos lo que se vota el día 25 de Mayo. Nada tiene que ver la elección del Parlamento europeo con la unidad de España, y tampoco desde allí van a salvar un estado del bienestar que ya se han encargado de enterrar en España en sus dos años de gobierno
Debe ser
parte de la retórica electoralista, porque no
es explicable esta afirmación en boca de quien ha sido miembro de un gobierno
que ha bajado nuestros salarios, eliminado los convenios colectivos, abaratado
el despido, retirado la justicia universal, introducido el copago farmacéutico,
privatizado hospitales, retirado recursos de la dependencia, han dado
beneficios fiscales mientras aumentaban los impuestos indirectos, han hecho
amnistías fiscales, etc. Y qué decir sobre la unidad de España cuando son ellos mismos quienes se la están
cargando con su sectarismo, intransigencia y patriotismo de hojalata.
Estudiando
las formas y maneras del candidato, se puede afirmar que Cañete es un personaje sacado de una novela picaresca,
aunque con su vocabulario campechano y afable algunos vean en él la
reencarnación de Chanquete. Las cartas del PP para Europa las descubrió
en una frase de su intervención: “Queremos
fortalecer la unión política, monetaria, económica, fiscal y bancaria de la
UE”. Priman los intereses económicos, incluidos
los particulares, sobre los colectivos:
unas pensiones dignas para todos los europeos, ayudas a los estudiantes
europeos que las necesiten, medidas sociales, cambio climático, política energética,
etc. Eso no va con ellos.
Como médico que ejerce en el medio rural, me chirria en los
oídos que alaben su gestión de la PAC. Deben hacerlo en nombre de las grandes explotaciones
agrarias (De Alba, Abelló, Conde, etc.), olvidándose
de que con su gestión ha dejado en el ostracismo los olivares de sierra como los
de las Sierras de Alcaraz y Segura, que tantos jornales dan en estas zonas
rurales. Esta forma de vida de muchos ciudadanos cuyos ingresos anuales dependen de
estos olivares (muchos de aceites ecológicos de gran calidad), no deben formar
parte de ese fortalecimiento monetario, económico, fiscal y monetario europeo,
que persiguen Cañete y el PP.
Puede resultar
simpático con su lenguaje dicharachero, pero no puede negarse que Cañete es
todo lo contrario a lo expresado en una frase del genial Groucho Marx, que
decía: “Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje
engañar. Es realmente un idiota”. Cañete
es un listo, todo lo contrario a un idiota, y España no necesita listos, sino
gente decente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario