sábado, 10 de mayo de 2014

Lo que nos ha enseñado la precampaña europea (I) y (II)


Lo que nos ha enseñado la precampaña europea (I)

 
La precampaña de las elecciones al Parlamento europeo se ha cerrado con dos imágenes descriptivas de nuestro país. La primera es la foto de Rajoy con los empresarios que fueron a felicitarle a la Moncloa por lo bien que se porta con ellos. Llama poderosamente la atención, que no aparezca ninguna mujer en ella, demostración de cómo la desigualdad entre hombres y mujeres se la trae al pairo a nuestras clases dirigente y empresarial. Por cierto, si aparece el señor Botín, que curiosamente hace unos años también se hacía una foto similar felicitando al expresidente Zapatero, demostración de cómo los grandes capitales españoles son como los corchos y siempre flotan.

 

La segunda imagen de cierre de la precampaña es la foto del candidato Cañete junto  a la Vicepresidenta, a cuatro ministros, a Cospedal, a la Alcaldesa madrileña, y al ahora denominado "relevante militante del PP", el expresidente Aznar. Sentados y confiados presidiendo el acto, y sin ningún pudor por compartir mesa y mantel con algún empresario implicado en el asunto de las donaciones ilegales al PP, demostración pública de su amor por quienes son los aliados del partido del gobierno.
 

Ambas instantáneas reafirman la idea de la connivencia entre la clase política hoy dirigente y los grandes empresarios. La desigualdad en su más amplio sentido, el poder, y la corrupción son las tres patas del banco en el que nos ha sentado este gobierno. Que los datos macro económicos indiquen que se está tocando suelo, está bien. Pero que eso conviva con la sensación de que España está como para irse de ella, ya no parece tan aceptable ni acorde con los excesos de triunfalismo gubernamental del que hacen ostentación en estos meses.
 
Puede que las futuras generaciones nos consideren responsables a todos por igual del desastre al que se conduce a nuestra sociedad, a ellos por acción y a quienes los soportamos por omisión. Aunque sea un desastre para los trabajadores, en ningún caso lo es para los dueños de las empresas que cotizan en el Ibex 35. Pero no es de recibo que el PP siga considerando culpable al pueblo de haber vivido por encima de sus posibilidades, aunque nos congelaron los salarios cuando aún no había llegado la crisis, y comparta mesa con quienes no quieren asumir que nos han robado a la clase media  trabajadora por encima de nuestras posibilidades a través de sus préstamos a alto interés, sus hipotecas hoy causa de desahucios, y sus beneficios empresariales desmedidos.
 


Lo de rescatar a Aznar para la campaña, demuestra que para el PP era obligado escenificar la paz con el expresidente, después el exabrupto de este para con la dirección no aceptando participar en la campaña electoral. En el cambio de actitud de Aznar ha influido el hecho de que en las encuestas ni aparezca remotamente VOX (la derecha más a la derecha de la derecha del PP), y no podría soportar no estar en el machito, aunque simpatice más con el ideario de los populares escindidos.
 
Resulta llamativo que a este curioso personaje, algunos le consideren el mejor presidente de la historia de nuestro país, cuando solo resulta ser la sombra que persigue a Rajoy, quien al parecer no debe pintar nada en su partido. Si seguro que el mayor de sus méritos es haber sido señalado por el dedo divino de Rouco Valera como el salvador de la patria, por hacer de la derecha española, la derecha católica y franquista sucesora del anterior régimen.
 
Un análisis serio de su gestión como presidente del gobierno solo viene a refrendar el carácter ególatra y egocéntrico del personaje en todo su mandato, mostrándose siempre como encantado de haberse conocido. Él mismo se considera el diseñador del milagro económico español, consistente en la burbuja inmobiliaria, las privatizaciones, la explotación abusiva de mano de obra extranjera en muchos casos ilegal, y llevar la especulación en su máxima expresión.

 
Solo debería reprocharse a sí mismo, haber impedido el resurgimiento de la ultraderecha española, al incorporarla al PP, lo que demuestra que le importaba más su subida personal que aplicar la doctrina falangista de la que se confesaba defensor en sus años mozos..
 
Otros le llaman visionario, quizás porque, antes de que existiesen, vio las armas de destrucción masiva con las que llevan años machacando al pueblo iraquí desde que inventaron esa guerra, o tal vez porque afirmo que quienes salían de un gobierno ladraban por las esquinas, como ha estado haciendo él desde que salió de Moncloa. Si en algo debe reconocérsele  visión estratégica fue en fundar FAES, acceder a su presidencia, y  desde allí gestionar un gran negocio personal bastante más lucrativo que el ejercicio de la presidencia del gobierno. 
 
Que este sea el referente político de quienes nos gobiernan, es para echarse a temblar. Rajoy ya lo hace.
 

Lo que nos ha enseñado la precampaña europea (II)

 

Pero el papel de Aznar en el acto era presentar al candidato Cañete y apoyarle para su elección. Y si curioso es Aznar, no lo es menos el devorador de yogures caducados. En su intervención en el acto de la foto, se dirigió a Aznar llamándole "Presidente Aznar", olvidándose intencionadamente el prefijo “ex”, una falta de respeto a Rajoy, pero sobre todo mostrando una sumisión al ex impropia de alguien que pretende ser representante de todos los españoles en Europa, y más propia de quien piensa representar allí solo los intereses de los votantes de su partido, que para eso le han prometido nombrarle comisario europeo.
 


Tampoco los discursos de Cañete estuvieron exentos de cinismo en sus mensajes: "Los conservadores son los únicos que pueden garantizar la consolidación de la recuperación económica, el Estado de bienestar y la unidad de España”. Esto solo se puede entender si Cañete confunde a los españoles con una manada de borregos de esas explotaciones agrarias que tanto dice que le gusta visitar, convencido de que no sabemos lo que se vota el día 25 de Mayo. Nada tiene que ver la elección del Parlamento europeo con la unidad de España, y tampoco desde allí van a salvar un estado del bienestar que ya se han encargado de enterrar en España en sus dos años de gobierno
 
Debe ser parte de la retórica electoralista, porque no es explicable esta afirmación en boca de quien ha sido miembro de un gobierno que ha bajado nuestros salarios, eliminado los convenios colectivos, abaratado el despido, retirado la justicia universal, introducido el copago farmacéutico, privatizado hospitales, retirado recursos de la dependencia, han dado beneficios fiscales mientras aumentaban los impuestos indirectos, han hecho amnistías fiscales, etc. Y qué decir sobre la unidad de España cuando son ellos mismos quienes se la están cargando con su sectarismo, intransigencia y patriotismo de hojalata.
 
Estudiando las formas y maneras del candidato, se puede afirmar que Cañete es un personaje sacado de una novela picaresca, aunque con su vocabulario campechano y afable algunos vean en él la reencarnación de Chanquete. Las cartas del PP para Europa las descubrió en una frase de su intervención: “Queremos fortalecer la unión política, monetaria, económica, fiscal y bancaria de la UE”. Priman los intereses económicos, incluidos los particulares, sobre los colectivos: unas pensiones dignas para todos los europeos, ayudas a los estudiantes europeos que las necesiten, medidas sociales, cambio climático, política energética, etc. Eso no va con ellos.
 
Como médico que ejerce en el medio rural, me chirria en los oídos que alaben su gestión de la PAC. Deben hacerlo en nombre de las grandes explotaciones agrarias (De Alba, Abelló, Conde, etc.), olvidándose de que con su gestión ha dejado en el ostracismo los olivares de sierra como los de las Sierras de Alcaraz y Segura, que tantos jornales dan en estas zonas rurales. Esta forma de vida de muchos ciudadanos cuyos ingresos anuales dependen de estos olivares (muchos de aceites ecológicos de gran calidad), no deben formar parte de ese fortalecimiento monetario, económico, fiscal y monetario europeo, que persiguen Cañete y el PP.
 
Puede resultar simpático con su lenguaje dicharachero, pero no puede negarse que  Cañete es todo lo contrario a lo expresado en una frase del genial Groucho Marx, que decía: “Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota”. Cañete es un listo, todo lo contrario a un idiota, y España no necesita listos, sino gente decente.
 

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