Terminadas las elecciones europeas, hay que felicitar a
todos los que se consideran ganadores, es decir, a todos menos a los
socialistas. Chapeau para Elena Valenciano que asumía la derrota con la
entereza que le ha faltado para hablar de propuestas en la campaña en lugar de
ser monotemática con el machismo de Cañete.
Pero dicho esto, resulta paradójico ver cómo tras estas
elecciones los defensores del sistema capitalista tienen mayor poder que la
pasada semana, y además con cinco años para continuar recortando los derechos y
las libertades ciudadanas. Y si algo no
puede ponerse en duda, es que los socialistas hemos obtenido unos pésimos
resultados para tanto estatales, autonómicos, como en Albacete, que merecen una
reflexión.
La derecha ha sufrido una pérdida de apoyo espectacular, y
sus votos solo representan el 11.5 % del electorado, lo que debería hacerle
plantearse que de mayoría absoluta, ya no le queda nada de nada. Pero como
siempre ocurre, aunque el voto de izquierdas supera al de la derecha, la dispersión
entre los diferentes partidos de izquierda, permite a la derecha mantener su
mayoría, y después de lo anunciado por Rubalcaba no puede ponerse en duda que
el resultado del domingo marca en el PSOE un antes y un después.
A algunos militantes nos llama la atención, que quienes nos
acusaban de irresponsables por expresar descontento con la dirección socialista
por cómo se habían planificado esta campaña (sobre todo con las diferentes
Secretarias de Organización Federal, Regional y Provincial), hoy nos mostremos
más respetuosos con el Secretario General que ellos, porque a algunos les ha
faltado tiempo para echar la culpa a Rubalcaba de todos los males del
socialismo y lanzarse a su yugular.
Estos renovadores repentinos, deberían comenzar por asumir
que ellos son parte de lo que representa Rubalcaba, pero siguen sin darse
cuenta de que el problema es bastante más profundo y no se soluciona solo con
cambiar al Secretario General. El anuncio de Rubalcaba de un Congreso
extraordinario, abre el tiempo en el que los corchos (los que flotan siempre)
empiecen a hacer sus cálculos buscando cambiar la cara del PSOE para que todo
continúe igual, y si es necesario prometer cambios internos que luego ellos
nunca cumplen. Algunos que siempre están a lomos del caballo ganador, parece
que se han olvidado pronto de que del resultado electoral del domingo además de
Rubalcaba, todos somos responsables, las bases también, pero sobre todo las
direcciones en los diferentes ámbitos.
Pero entre las bases socialistas, empieza a ser mayoría
quienes creemos que ya ha pasado el tiempo de dejar que se manipule a las
agrupaciones, intentando algunos con ello seguir en su chiringuito. Hoy los
socialistas necesitamos representantes que sean y se vean, como ejemplo para
todos los ciudadanos, y a muchos nos resulta nauseabundo que ahora se utilice a
Rubalcaba como el chivo expiatorio de esta situación, intentando así acallar
las voces que desde las bases demandan que cambien todas las caras de la
dirección del partido y a todos los niveles. Toca renovar cargos y aparcar los
privilegios de algunos, que con razón o sin ella, los ciudadanos están
convencidos de que solo quieren seguir en política para vivir del cuento.
Por mucho que a algunos les pese, solo puede llegar un
cambio de ciclo para el PSOE, si se marcha la actual dirección, empezando por
las provincias y terminando en Ferraz, y sería aconsejable que antes de
marcharse los actuales pidieran perdón a los votantes que se han sentido
traicionados en su confianza.
El Secretario federal ya lo ha anunciado y ha realizado una
propuesta de transición. Me parece una propuesta errónea, porque plantea
celebrar primero un Congreso extraordinario y luego primarias. Muchos creemos
que sería más símbolo de que ha llegado el cambio, si se altera la secuencia de
esos acontecimientos. En unas primarias abiertas los ciudadanos podrían decidir
el modelo de partido y quien quieren que les lidere, además de evitar el riesgo
de la bicefalia. Hacerlo a la inversa supone elegir primero Secretario General,
y sin duda eso condicionaría las posibilidades de alguno de los candidatos a
primarias si no es del gusto del Secretario General elegido.
Si los posibles candidatos a primarias quieren comenzar
poniendo de manifiesto que se presentan con voluntad de cambio, deberían
cuestionarse si participan o no en este proceso, porque supone continuar con
los mismos errores que nos han alejado de ser un partido cercano y creíble para
la mayoría de los ciudadanos. Estoy seguro que alguno alzará la voz contra que
el proceso sea así, y si lo hace,la dirección de Ferraz debería escucharle.
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