viernes, 14 de marzo de 2014

Lo importante, son los pacientes.


Recientemente se han creado las Gerencias Integradas de Área sanitaria en todo el territorio de Castilla La Mancha, y han sido cuatro las implantadas en la provincia de Albacete. No es algo baladí sino un cambio de calado, puesto que el Sistema Nacional de Salud contempla la atención primaria y la hospitalaria como áreas de gestión diferenciadas. Entre lo positivo de esta iniciativa puede señalarse el deseo de que esa integración en un área común permita una mejor coordinación entre los servicios prestados desde el hospital y los realizados en los consultorios y centros de salud de atención primaria.
 
Dicho el deseo, no puede ocultarse que también existe un temor: no sería aceptable que esa integración suponga una vuelta atrás y reaparezca la preponderancia de la asistencia hospitalaria sobre la que se presta desde la atención primaria, porque esta segunda juega un papel esencial para el buen funcionamiento del sistema en su conjunto, aunque en ocasiones los profesionales de primaria tengamos la sensación que esa equiparación de nuestra tarea con la hospitalaria, nunca se alcanzó ante la opinión pública.
 
Al médico de primaria no se le percibe por el usuario como un “especialista”, que lo somos, sin embargo, si se hace una sencilla revisión de la situación sanitaria de los países miembros de la OCDE, vemos que obtienen una mejor valoración ciudadana de la eficiencia de sus servicios de salud, aquellos países que cuentan con unos servicios de atención primaria bien dotados de recursos, tanto humanos como materiales, y con una buena organización, aunque, para nuestro pesar, este no sea el caso de nuestra Comunidad Autónoma.
 
Desde hace muchos años, los profesionales de la atención primaria somos quienes, como primera puerta de acceso al sistema, no solo hacemos frente a una demanda sobrecargada, sino que ahora también somos el muro de las lamentaciones donde el paciente llora el desencanto de los retrasos en las pruebas diagnósticas, en las intervenciones, y en general de todas las consecuencias que sobre el sistema asistencial están teniendo los recortes de recursos. También el hospital, pero nosotros antes.
 
Y a eso debe añadirse el malestar del acumulo de trabajo que nos supone el hecho de no sustituir las bajas, ni los días de libre disposición, o los de formación de nuestros compañeros. Nosotros asumimos su trabajo con las acumulaciones de sus consultas, o teniendo que asumir horarios de urgencias de atención primaria en concepto de horas, lo que conlleva una menor dedicación a las actividades preventivas fundamentales en este nivel asistencial para que la hospitalaria no se sobrecargue.
 
Con todo lo anterior, el malestar existente entre los profesionales de primaria, podría provocar un mayor deterioro del conjunto del sistema que ya presentaba deficiencias antes de la crisis. Sin embargo, es gracias a la profesionalidad de la atención primaria por lo que no se llega al conflicto, y aun con dificultades existentes, todos los días intentamos dar la respuesta más correcta posible a las demandas asistenciales de los usuarios.
 
También, aunque no se admita por los responsables de los servicios de salud, el que tengamos una organización inadecuada de recursos humanos, con grandes diferencias entre los distintos profesionales en función de su carácter rural o urbano, o de si su trabajo es  en la primaria o en la asistencia hospitalaria, influye en esa sensación de malestar. A esto tenemos que añadir el eterno déficit de comunicación con los distintos niveles asistenciales, el exceso de burocracia existente y creciente cada día, la limitación que tenemos en primaria para solicitar algunas pruebas diagnósticas, o las dificultades de carecer de recursos instrumentales para atender algunas situaciones clínicas, etcétera.
 
 
Todo lo anterior nos está llevando a una desmotivación creciente entre el colectivo de médicos de primaria. Esperemos que la puesta en funcionamiento de la Gerencia Integrada, sirva para evitar esa desmotivación de los profesionales, y propicie cambios en las formas de gestión que permitan recuperar la credibilidad en los responsables administrativos de nuestra área.
 
Sería deseable que desde esa nueva gerencia integrada se diese la mayor información con toda la transparencia posible, de los datos que se consideren negativos, y en paralelo también se expliquen los esfuerzos por mejorarlos, porque con ello se contribuiría sin duda, a poner sobre la mesa elementos motivadores y regeneradores tanto para la atención primaria como para la hospitalaria. Y sobre todo, que se hicieran todos los esfuerzos posibles para desterrar el hecho de que desde la asistencia hospitalaria nunca se le dio la importancia que tiene el difícil trabajo de los profesionales de atención primaria.
 
La salud es un proyecto común, y si se unen las posturas, todos ganaremos, pero sobre todo saldrán beneficiados los pacientes. Se trata en resumen, de intentar solucionar problemas y no de crearlos.

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