Desde primeros de octubre
los enfermos de cáncer y de otras patologías graves pagarán el 10% del precio
de los medicamentos. No lo han anunciado en plan globo sonda como en otras
ocasiones, sino directamente en el BOE, eso sí, de tapadillo. Prácticamente
todos los sectores relacionados con la salud han rechazado la medida, incluso
alguna Comunidad Autónoma del PP.
Posiblemente, de todas las
líneas traspasadas por el PP en su afán por cambiar el modelo social de nuestro
país, esta es la que demuestra más claramente lo miserables que pueden llegar a
ser, estableciendo el copago a los tratamientos que reciben los ciudadanos
afectados por estas patologías. Parece poco discutible ya que con la
justificación de la crisis se dedican a establecer medidas que solo empeoran
las condiciones de vida de quienes menos recursos poseen o de quienes más
necesitan el apoyo de lo público para mejorar esas condiciones de vida.
Lo mas extraño es que los
afectados nos limitemos a protestar solo en voz baja, y no se vean las calles
llenas de gente gritando que hasta aquí hemos llegado, y no pensamos tolerar
tamaño atropello. Pero si manifiestas esto, siempre hay quien pone frente a
cualquier propuesta de manifestarse en contra del gobierno el mensaje de
siempre: es la decisión de un gobierno con mayoría absoluta. Y eso es innegable.
Pero siempre se puede
responder que no tiene mayoría absoluta por la política que hace, sino por la
que prometió que haría. Y en concreto, la ministra de sanidad encontró uno de
los mejores sistemas sanitarios del mundo, gratuito y universal. Hoy ese
sistema ha dejado de ser universal, porque son miles de pacientes los excluidos
del sistema desde su decreto del 2012, y lo de gratuito también es otro
calificativo que ya no puede aplicársele.
Mientras tanto, este mismo
gobierno hace unos días, condonaba la deuda que tenían con el Estado, las
entidades bancarias rescatadas. Para ellas si dispone el Estado de recursos,
para estos enfermos no. Solo podemos pensar que quien nos gobierna no lleva la
iniciativa, sino que está decidido a cumplir al pie de la letra las premisas
del liberalismo: déficit publico cero, desfiscalización de las rentas del
capital, menor gasto público en servicios sociales, privatización de los
servicios públicos, deslocalización del capital, y recortes en derechos laborales
y sociales.
Como dice el chiste, está claro
que en un país donde el mayor banquero se llama “Botín” y la ministra de
sanidad “Mato”, las esperanzas de que las cosas se hagan bien son escasas.
Nulas. Pero la mayoría absoluta debe darles derecho a todos los abusos a que nos
someten.
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