Aunque el responsable hoy es el PP, los
partidos gobernante caen con facilidad en la tentación de actuar así. El grado de debilitamiento del sistema que provocan
con esa actuación, es directamente proporcional al nivel del poder mediático
que ejercen.
La consecuencia de esta manipulación informativa, es que cuando votamos, no
apoyamos un proyecto porque nos sintamos implicados en el, sino porque esos
medios hacen que fulano, cabeza visible de un proyecto, nos caiga mejor que
mengano, aunque el proyecto del segundo pueda ser mas valido. Esta manipulación consentida nos conduce a dar
nuestro apoyo a un partido del que desconocemos cual es su proyecto político, y
paralelamente a que el sistema de
representación política no funcione representando la realidad del electorado. Que nadie en los partidos se extrañe entonces, del
cada vez es más repetido "no nos representan".
Lo descrito está ocurriendo en toda Europa, y
España no es diferente del resto de los países occidentales, y son muchos los
informes que documentan que en todos ellos hay cada vez un menor compromiso
político por parte de los ciudadanos. Y aquí hay que recordar el "mal de
muchos…"
Curiosamente, en ese contexto en el que no nos sentimos representados por los
partidos a los que otorgamos nuestro voto, se está dando además un fenómeno de
exigencia de más democracia representativa, y somos muchos los militantes de
partidos que reivindicamos un más importante papel de las bases en la toma de
decisiones. Como no puede ser de otra manera,
ese tipo de peticiones resulta a los ojos de los aparatos de los partidos, propio
de "iluminados" y la ven como algo trasnochado. Su actitud es esa, porque ese protagonismo que
queremos para las bases, solo tiene sentido en el modelo del partido de masas,
el tradicional, pero no en los partidos de hoy en
los que, aunque nos pese, ese modelo de partido en manos de la militancia
parece que se ha quedado antiguo. Hoy los partidos están controlados mediante
la tecnología y los medios de comunicación, y los responsables de su
organización cada vez están más en esa línea.
No solo la adopción de decisiones por la
militancia se percibe por las direcciones como algo del pasado, sino que también la
financiación de los partidos, influye en que la militancia pierda valor, puesto
que cada vez es proporcionalmente mayor la financiación procedente del estado
respecto a la de los militantes. Si
a eso se añade que cada vez los militantes somos menos imprescindibles en las
campañas electorales, limitándonos a aportar mano de obra gratuita y aplaudir
en los mítines, hay pocos argumentos de contrapeso para exigir. Y aunque algún
compañero argumenta que esto no es así y que en muchos casos se nos pide
opinión a los militantes, la realidad muestra que cuando eso ocurre se pide
para aclamar al líder o para solucionar lo que el aparato del partido no
consigue solventar. Esto hace que en muchos partidos políticos,
los militantes de base resultemos una mosca cojonera molesta para los aparatos.
Es innegable que tenemos que asumir que los
tiempos han cambiado, y que hoy las campañas electorales se hacen en los medios
de comunicación, y aunque el contacto directo de los militantes con el elector
es un mecanismo eficaz, cada vez está más en desuso. A los partidos
modernos les basta con elaborar un mensaje mediático breve sobre la idea
central del programa electoral, y presentarlo de manera que resulte atractivo. Son campañas más caras y profesionalizadas que las
de antes, pero sobre todo
son campañas dirigidas a los electores, y no a las bases del partido.
En España, también
existe otro matiz importante de ser tenido en
cuenta al analizar el funcionamiento de los partidos políticos: el fenómeno de la histórica
preponderancia del bipartidismo. Hace
unos días, comentaba el papel de las bases de los partidos con Javier, un amigo
sevillano, a propósito de las primarias andaluzas, y el me aportaba el concepto de
"partido cártel" en
referencia a cómo actúan en sus posicionamientos los dos grandes partidos de
nuestro país.
El concepto de cártel económico (un acuerdo formal entre empresas del mismo
sector, cuyo fin es reducir o eliminar la competencia en un determinado
mercado) le es aplicable a los dos partidos mayoritarios. El gran objetivo de los dos grandes partidos es
ganar las elecciones, y para conseguirlo ponen trabas a la entrada a nuevos
partidos.
Lo hacen porque es el sistema el que les ha puesto a ellos en el parlamento, y
ellos no encuentran ningún estimulo para cambiar eso, y aun reconociendo la
imperfección del actual sistema de representación, no lo cambiaran porque les
huele a harakiri. Los partidos cártel puede decirse que forman parte del
Estado, y necesitan y son necesarios al sistema, pero no a sus bases sino a sus
aparatos.
En resumen, los partidos que no necesitan a
las bases, que se financian básicamente del estado (otra cosa es la inmundicia de la
Gürtel), y que con un mensaje mediático solucionan sus campañas electorales, son
lo que hoy conocemos como partidos modernos. Y no me parece bueno para la
democracia.
En todo caso, admitiendo que al ser para elegir SG las primarias
resultaron una conquista en Galicia fruto de una lucha de la militancia frente
a la dirección,
tampoco parece estatutariamente correcto que ahora se admitan para candidato en
Andalucía sin que precisen ni tan siquiera aprobar un acuerdo congresual, salvo
que se esté convencido de que las bases dirán lo que propone el aparato.
Ya sé que muchos
que lean este blog, van a tacharme de poco optimista y bastante suspicaz con la
dirección. No soy optimista porque los
resultados electorales últimos y las encuestas de voto recientes no me dejan
serlo. Si soy suspicaz, es porque la dirección me ha hecho que lo sea. Al menos
compartiréis conmigo que lo de Andalucía tampoco resulta sencillo de entender.
Dicen los
mayores que en política nada es gratis, y
por eso creo que pronto se conocerá el precio a pagar por la militancia por estas
concesiones de la dirección. Sinceramente, me gustaría que toda esta reflexión
solo fuese el fruto de un mal sueño. Lo sabremos con el tiempo.
Tienes toda la razón, yo ya me cansé de tanto mangoneo y dejé el carnet, completamente desengañada. Muy bueno el post.
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