En esta mañana de domingo los diarios están repletos de temas entre los que
destacan el accidente ferroviario, Bárcenas y la comparecencia de Rajoy. Sin
embargo la noticia que más me ha
impactado, ha sido el fallecimiento de un chaval de dieciséis años en un
encierro en Isso, una pedanía de Hellín. Sobre todo la perdida de la vida
en plena juventud, y lo absurdo de una muerte por esta causa, es lo que me hace
reflexionar sobre este hecho, aunque la cercanía a donde resido me hace
sentirlo de modo especial.
Parece una incoherencia que cuando
vivimos en el país de prohibiciones, esto pueda ocurrir. Hemos prohibido el
botellón de nuestros jóvenes, nos multan si no llevamos el cinturón de
seguridad, si vamos a más de 120 Km en autovías, si nos hemos tomado dos copas
y cogemos el coche, si se superan los límites de ruido en los bares, y ahora tendremos
que llevar caso no solo en moto sino hasta en bici. Los encierros sin medidas estrictas, no.
Públicamente digo, que aunque puedan parecer exageradas, todas las medidas antes
citadas me parecen acertadas, puesto que tratan de preservar nuestra vida y las
de los demás. Pero si acepto esto, no
puedo entender que hace un joven de dieciséis años en un encierro sin un
entrenamiento, una preparación física, o un adiestramiento para este menester.
Aunque entiendo a quienes por protección a los animales piden la abolición
de la fiesta, y aunque no comparta al cien por cien sus planteamientos, lo que tampoco
puedo entender es, que si se autorizan
este tipo de eventos, no se haga con el estricto cumplimiento de unas normas,
aunque solo sea por protección de los
seres humanos. Esta laxitud solo da una razón más a quienes solicitan la
abolición de este tipo de festejos.
Mientras por todos los lados nos aplican medidas de seguridad, llegan las fiestas tradicionales de
nuestros pueblos y aparece la laxitud total de los responsables políticos con
las normas. Si los gobernantes de este país nuestro de cada día, consideran
esto parte de la mal llamada “fiesta nacional”, y parte de la marca España, ¿por
qué no toman medidas para que en lugar de fiesta se convierta en velatorio?. O
se prohíben estas prácticas, o se adoptan y aplican medidas que eviten que
hechos como el de Isso puedan volver a ocurrir.
En primer lugar lo siento por el
pobre menor que ha fallecido, y por sus padres que seguro están viviendo una
tragedia. Pero dicho esto, no se puede continuar permitiendo que los responsables
y organizadores, e incluso los padres
del menor, no tengan la culpa de nada. El
culpable siempre es el animal, el toro. Ellos no.
Ante los festejos con toros, solo una pregunta ¿a qué se juega por parte de
los políticos? De no ser porque la pérdida de la vida de un joven es para
derramar lágrimas, habría que decir que las
cosas que pasan en este país son de risa...
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