domingo, 28 de julio de 2013

La fiesta nacional no es una fiesta


En esta mañana de domingo los diarios están repletos de temas entre los que destacan el accidente ferroviario, Bárcenas y la comparecencia de Rajoy. Sin embargo la noticia que más me ha impactado, ha sido el fallecimiento de un chaval de dieciséis años en un encierro en Isso, una pedanía de Hellín. Sobre todo la perdida de la vida en plena juventud, y lo absurdo de una muerte por esta causa, es lo que me hace reflexionar sobre este hecho, aunque la cercanía a donde resido me hace sentirlo de modo especial.

Parece una incoherencia que cuando vivimos en el país de prohibiciones, esto pueda ocurrir. Hemos prohibido el botellón de nuestros jóvenes, nos multan si no llevamos el cinturón de seguridad, si vamos a más de 120 Km en autovías, si nos hemos tomado dos copas y cogemos el coche, si se superan los límites de ruido en los bares, y ahora tendremos que llevar caso no solo en moto sino hasta en bici. Los encierros sin medidas estrictas, no.

Públicamente digo, que aunque puedan parecer exageradas, todas las medidas antes citadas me parecen acertadas, puesto que tratan de preservar nuestra vida y las de los demás. Pero si acepto esto, no puedo entender que hace un joven de dieciséis años en un encierro sin un entrenamiento, una preparación física, o un adiestramiento para este menester.

Aunque entiendo a quienes por protección a los animales piden la abolición de la fiesta, y aunque no comparta al cien por cien sus planteamientos, lo que tampoco puedo entender es, que si se autorizan este tipo de eventos, no se haga con el estricto cumplimiento de unas normas, aunque solo sea por protección de los seres humanos. Esta laxitud solo da una razón más a quienes solicitan la abolición de este tipo de festejos.

Mientras por todos los lados nos aplican medidas de seguridad, llegan las fiestas tradicionales de nuestros pueblos y aparece la laxitud total de los responsables políticos con las normas. Si los gobernantes de este país nuestro de cada día, consideran esto parte de la mal llamada “fiesta nacional”, y parte de la marca España, ¿por qué no toman medidas para que en lugar de fiesta se convierta en velatorio?. O se prohíben estas prácticas, o se adoptan y aplican medidas que eviten que hechos como el de Isso puedan volver a ocurrir.

En primer lugar lo siento por el pobre menor que ha fallecido, y por sus padres que seguro están viviendo una tragedia. Pero dicho esto, no se puede continuar permitiendo que los responsables y organizadores, e incluso  los padres del menor, no tengan la culpa de nada. El culpable siempre es el animal, el toro. Ellos no.

Ante los festejos con toros, solo una pregunta ¿a qué se juega por parte de los políticos? De no ser porque la pérdida de la vida de un joven es para derramar lágrimas, habría que decir que las cosas que pasan en este país son de risa...

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