jueves, 7 de marzo de 2013

Obligarnos a trabajar por un nuevo socialismo

Hoy hace un mes que estoy escribiendo este blog con asiduidad, y he pensado que hoy es un buen día para reflexionar, sobre algunos de los comentarios que su elaboración ha suscitado entre quienes lo siguen habitualmente.
Alguno de los lectores de las publicaciones, se han mostrado extrañados ante la que consideran "mucha actividad" en el blog y en las redes sociales por mi parte. Algunos me dedican calificaciones como “maquina”, o comentarios como “te ayudan”, y otras calificaciones que compartidas o no sinceramente agradezco, por ser muestra del seguimiento de la actividad que realizo. Suelo responder, que intentando estar permanentemente activo en política, solo pretendo aportar mi granito de arena a la forma de entender el socialismo, aunque a veces me equivoque con mis comentarios, pero creyendo que es el momento de que todos los socialistas trabajemos por eso, por la adaptación de nuestro partido al momento que vivimos.
 
Cuando respondo esto, lo hago convencido de que el proceso de cambio en el socialismo, por necesario, resultará imparable, por mucho que algunos traten de colocar palos en la rueda, si ese cambio creen que puede moverles su status personal. Las viejas maneras y los viejos discursos ya no son validos, y las encuestas de opinión nos lo atestiguan a diario. Mi partido, el PSOE, precisamente alcanzó el gobierno con un mensaje electoral que hoy demandan los ciudadanos ante la manifiesta desconfianza en la actual clase política: por el cambio.
 
Cuando después de haber pasado consulta, llego a casa y me pongo cada tarde o cada noche delante de un folio para intentar transmitir alguna idea, lo hago consciente de que los socialistas tenemos la obligación de plantear alternativas a la situación que vivimos, de hacerlo sin ningún miedo a que alguien de mi partido se moleste, convencido de que solo la sinceridad y el trabajo pueden hacer que los ciudadanos recuperen de nuevo la confianza en la clase política. Creo que como socialista practicante es mi obligación  hacerlo, aún, como antes decía, a riesgo de equivocarme en los planteamientos, pero siempre intentando sumar ideas y reflexiones personales a las que hacen otros muchos socialistas
Puedo resultar reiterativo con otros artículos, pero cada día somos más los convencidos de que la nueva concepción del socialismo español está necesariamente ligada a más democracia interna, más pluralismo, más tolerancia y más libertad.
 
Me siento una persona afortunada, porque mi vida no está condicionada al ejercicio de un cargo público sino al de una profesión, y eso me permite alzar la voz con claridad y creyendo que algo nuevo es posible. Pero creo que los socialistas, todos y todas, debemos hacerlo sin que nuestra situación laboral y personal se sienta hipotecada por ello. El futuro de nuestro partido debemos decidirlo todos y todas sus afiliados en condiciones de igualdad, y sin lastres ni ataduras que coarten nuestra libertad.
 
Afirmo, y aquí sin miedo a errar, que ha llegado el momento de que los socialistas cambiemos el fondo y las formas de hacer las cosas. No es un proceso de cambio de caras, es un proceso de cambio profundo, porque si se cambian fondo y formas, las caras cambiaran. La realidad hay que cambiarla entre todos y eso solo será posible otorgando el protagonismo a los y las militantes bases del partido y no a las direcciones.

Estos días dedico parte de mi tiempo a difundir el Manifiestoque recoge concreciones de los cambios que he citado, y en ese trabajo he comprobado, que somos muchos los que no perdemos la esperanza de verlos plasmados en un nuevo modelo de partido y en un nuevo proyecto político ilusionante y surgido desde abajo hacia arriba.
 

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