domingo, 10 de enero de 2021

Domingo nevando en casa

Día de nevada copiosa en Albacete. Ha comenzado a nevar sobre las diez de esta mañana de domingo y no ha parado desde hace dos horas. Aprovecho para escribir este post.
Hoy lo mejor es quedarse en casa, con lo que no solo evitamos el riesgo de caídas (son muchas las atendidas hoy en los servicios de urgencias de atención continuada), sino que así, a la vez, contribuimos con ese confinamiento voluntario a frenar la maldita pandemia. Toca a todos y todas ejercer la virtud de la paciencia, y no nos sobraran tampoco ni la fortaleza ni la templanza para hacer frente a todo lo que el horizonte nos ha planteado en esta época que nos ha tocado vivir.
Las cifras asustan. Más de 87 millones de contagiados en el mundo. En España superamos los dos millones y casi cincuenta y dos mil fallecidos. En Europa es el Reino Unido el que peores cifras registrar estos días, y además con una cepa más contagiosa que la inicial. En nuestro país hay ya 60 casos de esa nueva cepa confirmados. Son mutaciones, que es lo normal en un virus, y este incluso muta menos que otros. En España ya se han descrito 39 mutaciones, porque somos el segundo país de Europa que más ha secuenciado el virus, tras Reino Unido. Han pasado las fiestas y estamos en plena tercera ola de la pandemia y las consecuencias de las celebraciones de fin de año empezamos a notarlas en positivos y en hospitalizaciones y la incidencia acumulada supera ya los 340 casos por 100.000 habitantes. En las dos últimas semanas se han notificado 151.000 contagios en España. Algunas UCI se acercan a su límite.
Desde el pasado día 10 de diciembre la curva asciende sin freno. A partir del 31 de ese mes los casos suben y suben. No hay que extrañarse porque eso es la consecuencia de haberse juntado familias, de pensar que las restricciones eran exageradas. Todos hemos ventilado la casa, pero las mascarillas en casa pocos las han mantenido. Todos dudabamos sin juntarnos con nuestros hijos, pero al final muchos lo hicimos y, el error, relajamos las medidas, bajamos la guardia. Las consecuencias pos fiestas son tremendas, aunque se advirtió antes de año nuevo que esto se había disparado. Pero las autoridades autonómicas, salvo excepciones prefirieron esperar a que pasaran las fiestas para endurecer las medidas.
Quienes trabajamos en esto, sabemos que durante estas fiestas se han realizado menos pruebas. Se puede afirmar sin temor a equivocarnos que cuando sabremos realmente las consecuencias de las fiestas navideñas será a partir de la semana que comienza mañana día 11 de enero. Todo lo que hasta ahora hemos visto es una estimación por debajo de la realidad, y será a partir de ese momento cuando veamos el incremento de los ingresos. No es la consecuencia de tres días concretos lo que hay que ver, sino la de todo un periodo de festividades. Las medidas necesarias se deben decidir cuando dispongamos de una foto real de la situación, que será entonces. Decir hoy que no es necesario un nuevo confinamiento o que lo es, es un brindis al sol. Hay que esperar, pero si lo es, hay que decidirlo, porque puede ser necesario para frenar el crecimiento.
Si no se quería un nuevo confinamiento obligatorio, deberíamos haber sido más firmes en la adopción de medidas. Ahora solo podemos seguir las restricciones actuales de cada comunidad y municipio, y evitar contactos, y esperar que funcionen. Viajar o moverse por las ciudades, aunque sea para tirarnos bolas de nieve, es de locos. Los colegios no han sido tanto problema como en principio supusimos. Los institutos y universidades son otra cosa. La hostelería está pagando con su cierre las consecuencias de esa actitud de relajación en el cumplimiento de las normas que hemos visto, pero que se da en las calles, en los botellones, en las terrazas, en los centros comerciales. Posiblemente la restauración sea el sector más castigado por las restricciones, cuando ha sido el que más y mejor se ha adaptado a las medidas y a esas restricciones impuestas. En lugar de cerrar los establecimientos que incumplen se ha decidido cerrar todos, con la injusticia que siempre suponen las generalizaciones.
Han comenzado las vacunaciones a menos ritmo del que sería deseable. Antes de hablar de ello debe quedar muy claro que la vacunación no debe suponer un relajo de las restricciones ni de las recomendaciones. Sobre el ritmo de vacunación, es bajo. Razones para ello se dicen muchas, pero hay una incuestionable y es que la planificación en muchas CA no ha sido la más adecuada. En una pandemia no se puede pensar en si es domingo o es lunes, si es en turno de mañana o de tarde. Lo más importante es vacunar cuanto antes y a cuanta más gente mejor. No vale decir que se ha vacunado poco porque eran las fiestas navideñas, porque si se han podido realizar otras actividades, la vacunación también podría haberse realizado. Creo que los conductores de los servicios públicos, dependientes de comercios, y otros muchos profesionales han trabajado esos días y no por ello han dejado de ser fiestas navideñas. Gobernar significa priorizar, y la vacunación es la mayor prioridad de cada una de nuestras CCAA, porque la salud de sus ciudadanos es o debe ser lo más prioritario. Enfermos de poco nos valdrá nuestra economía.
Disponemos de vacunas y no pueden permanecer en los frigoríficos mientras la gente muere. Mirar el número de vacunados no puede convertirse en una carrera para ver quien ha vacunado más y colgarse una medalla. Se han repartido 744.000 dosis y hasta el viernes se habían aplicado 278.000, lo que significa que hay disponibles casi 500.000 dosis para aplicar a otros tantos ciudadanos. Las CCAA deben destinar a eso todos sus recursos. Si se pregunta a los profesionales de Atención Primaria sobran voluntarios para dedicarse a esas tareas en todas las CC, sin necesidad de contratar con la sanidad privada, y si se quiere sumar la privada con sus recursos, mejor y mucho más rápido ira todo. Si esperamos al contrato en el concurso público, se nos pasaran las uvas. Hay que trabajar todos los días incluidos los festivos y para ello hay que mejorar la logística de la distribución y reorganizar los equipos de primaria. Si lo ha hecho Asturias, se puede hacer en todas las demás CCAA sin excusas.
Y algo para terminar. Se encuentra uno en las redes infinitos bulos sobre las vacunas, que van desde que la primera vacunada en España había muerto, que hay unas reacciones misteriosas en la piel, que se ha suspendido la vacunación en Argentina pro la gravedad de los efectos adversos, o chorizos vendiendo falsas vacunas a quienes quieren vacunarse antes de que les toque. No hagamos ni caso, de todos los vacunados en nuestra provincia lo único destacable es un número reducido de personas con décimas de fiebre la noche de la acuñación, alguna que refiere dolor de cabeza, y varios que dicen que les duele donde les pincharon. Todos síntomas banales que remiten de forma espontánea. La secretaria de la Sociedad Española de Inmunología comento en un programa que entre los doce millones de vacunados solo se habían descrito 10 casos de reacciones graves, lo que es insignificante estadísticamente, y que eran casos que habían respondido satisfactoriamente a la medicación de la que disponemos para estos casos.
Toca vacunarse, toca vacunar. A día de hoy en España se ha vacunado el 0,4% de la población, una cifra que debe crecer exponencialmente. Hay vacunas, hay profesionales y ciudadanos que desean recibir su vacuna. Planifiquemos cuanto antes y cojamos ritmo de crucero en una tarea crucial.
Buenos días.

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