Entre los profesionales de esta región, existía mucha expectación por conocer las medidas del nuevo decreto regional para frenar la expansión del coronavirus. Hoy sábado en que escribo, se publicará. En el decreto se recogen, entre otras cuestiones, el cierre de prostíbulos y clubs de alterne, limitación del aforo a los velatorios, prohibición de comer y beber en el transporte público, suspensión total de fiestas populares, cierre a partir de la 1.00 de la madrugada de establecimientos de hostelería, cierre de discotecas y salas de baile, reuniones familiares de un máximo de 10 personas, y restricción a las salidas de residentes en centros de mayores. Puede parecer duro el contenido, pero con la evolución de la pandemia en nuestra región, son medias más que necesarias y para algunos debería haber sido más estricto, aunque siempre debemos pensar, que según evolucionen los acontecimientos, estas restricciones pueden ser aún ampliables en otras materias.
Desde luego, espero que a partir de hoy, los cumpleaños, bautizos, reuniones familiares y encuentros de amigos, cumplan esos contenidos y empecemos a darnos cuenta, que el concepto de nueva normalidad no significa que ya no pasa nada. No vale mirar para otro lado, y es necesario que en aquellas localidades donde sus ayuntamientos han suspendido las fiestas, no sea solo una suspensión de escaparate, y sus responsables municipales impidan las fiestas alternativas, las calles cortadas de bares y alguna que otra carpa, donde el riesgo de contagio aumenta. Y qué decir de los prostíbulos y salas de fiestas donde lo de mantener la distancia social es una paradoja absoluta, o todo lo relativo al transporte público, que debería ser inherente a esa denominación de “publico” y no de sala de comidas.
En realidad, el decreto viene a constatar algo que creo que muchos ya pensamos hoy. Que lo que hicimos mal no fue el confinamiento durante el estado de alarma tan criticado, sino un des confinamiento precipitado, sin tener las estrategias y los dispositivos preparados y bien definidos,para responder ante los rebrotes, garantizar que los sistemas de vigilancia y control de posibles rebrotes estaban en perfecto estado de revista y dotados de los rastreadores necesarios, y (algo no menor) a la población suficientemente concienciada de la importancia del problema al que nos enfrentamos y de su papel fundamental en esta lucha. Ya lo comenté hace tiempo, en principio todo podía justificarse por la sorpresa de la pandemia, ahora, no responder con las medidas y los recursos adecuados, ya no es imprevisión es negligencia por parte de las autoridades responsables y de los ciudadanos incumplidores, aunque estos sean una minoría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario