viernes, 2 de febrero de 2018

Tres comentarios

Comentario 1
En un ensayo titulado “La transformación de la política”, Daniel Innerarity destaca tres aspectos que me parecen dignos de destacarse.
Uno es que para estar en política, se debe aprender el significado de “decepción”, porque es imposible obtener siempre el éxito. Otro, que siempre hay que apostar por el dialogo, aún sabiendo que el otro puede convencerte a ti, en lugar de tu a él. Y un tercero, que en política es imprescindible correr riesgos porque nunca está garantizado obtener el resultado deseado.
Esos tres elementos son los que asumiéndolos, pueden hacer que la política nos pertenezca a los ciudadanos y no solo a nuestros representantes. Aunque algunos se empeñen en lo contrario, todo en política es discutible, revisable, imprevisible. No existen verdades absolutas. Ni para el vencedor.

Comentario 2
Aunque algunos lo hagan a ciegas, cada día es más difícil creer en nuestros representantes. Es tanto el descrédito acumulado por la clase política española, que otorgarles confianza ciega, resulta hoy una temeridad.
Eso nos traslada al eterno dilema de si es mejor la democracia directa, o es mejor la democracia representativa. Lo que parece seguro, es que la una debe ser complemento de la otra para estar legitimada, y la otra complemento de la una para ser eficiente y eficaz.
La representatividad requiere legitimarse ante los electores periódicamente. Si no se hace así, la distancia entre representante y representado es un medio de cultivo para la desconfianza de los representados. Por el contrario, la democracia directa precisa de representantes con autonomía para ser efectiva y eficaz.
Si en el fiel de la balanza se encuentra la virtud, habrá que pensar que la política será virtuosa cuando los representantes consulten a sus representados su opinión en los asuntos de trascendencia.

Comentario 3
Una cosa es la necesidad de consenso para hacer posible la democracia, y otra no tener claro que la discrepancia también es imprescindible para que la democracia se mantenga viva. No podemos olvidar, que todas las conquistas sociales, se lograron gracias a colectivos que entendieron la política como la acción de empujar con ilusión en la dirección de lo imposible, para terminar alcanzando solo lo posible. Ni que en ese camino se triunfo con la unidad, y nunca con la uniformidad.

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