1.- Curioso que molesten y preocupen opiniones personales sobre un partido,
y no preocupen los motivos por los qué algunos y algunas deciden
marcharse.
2.-
No nos damos cuenta de lo efímeras que son la dicha y la gloria. Y
aún peor, cuando nos creemos alguien, y olvidamos que seguimos siendo
uno más entre los muchos nadies. El vértigo por alcanzar la altura, nos
impide ver más allá. Algunos incluso se sienten con derecho a pisar a
aquellos que abandonaron el juego, a los que optaron por hacer el camino
solos. Ellos se han vuelto adictos a las fotos, al protagonismo, y por
permanecer frente a la cámara, están dispuestos a jugarse todo a una carta.
Aún es pronto para que descubran que sólo somos una historia más. Otra
que sigue a otra anterior. Un personaje en una secuencia que se repite,
que nunca parece tener final, y en la que siempre el nuevo acaba por
hacer bueno al malo de antes.
Fue entonces cuando escribí este corto poema
Me bajé en la estación de los malditos,
y mi tren siguió camino.
Decidí contarle mentiras a mi corazón.
Pero sin poder olvidar,
queriéndome engañar.
Sin cambiar de piel,
Dudando si merezco la mentira o el perdón.
Buscando el momento de seguir de nuevo camino.
3.-Son muchos quienes entran en política, porque les sobra ambición. Pero ni se imaginan lo inmensa que puede llegar a ser, la que poseen los que habitan en el piso de arriba.
Fue entonces cuando escribí este corto poema
Me bajé en la estación de los malditos,
y mi tren siguió camino.
Decidí contarle mentiras a mi corazón.
Pero sin poder olvidar,
queriéndome engañar.
Sin cambiar de piel,
Dudando si merezco la mentira o el perdón.
Buscando el momento de seguir de nuevo camino.
3.-Son muchos quienes entran en política, porque les sobra ambición. Pero ni se imaginan lo inmensa que puede llegar a ser, la que poseen los que habitan en el piso de arriba.
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