Anoche
dio comienzo la campaña electoral catalana. Y la alumna aventajada de Mariano,
Cospedal, no ha perdido un segundo para encontrar el único charco existente y
meterse hasta la ingle, y eso pese a lo poco que ha llovido.
Nos dice
nuestra defensiva ministra, que las elecciones en Catalunya "se han
convocado para que gane el constitucionalismo". Creo que en realidad, lo
que quería decir, es que estas elecciones están pensadas para que no gane el
independentismo, pero en ambos casos, viene a significar lo mismo.
Solo un
demócrata estúpido o alguien que no cree en la democracia, es capaz de afirmar
unas elecciones se convocan para que las gane el convocante. Un demócrata
convencido o alguien con sentido común, lo que afirmaría es que se han
convocado para que los electores elijan, y que al final gobierne quien obtenga
el respaldo suficiente para hacerlo. Igual soy yo quien está equivocado, o esto
no es una democracia, porque este tipo de declaraciones solo tiene cabida en la
más pura tradición del franquismo.
Pero
ella no tiene un pelo de estúpida. Se la puede calificar de venenosa, de chula
y hasta corrupta de ordenador, pero no de estúpida, Pero no puede venir a dar
lecciones de constitucionalismo, olvidando su militancia en un partido, que no
es precisamente un dechado de virtudes, ni un modelo a seguir en el respeto a
una Constitución, que ni tan siquiera aprobó.
Señora
Cospedal ¿y si no gana el constitucionalismo? ¿Qué harán? No ira a responder
que entonces propondrá la prórroga sine die del 155. Frases como esta, en
cualquier democracia moderna, serían un escándalo de grandes dimensiones, pero
aquí solo quedaran en la forma de expresar lo que una ministra española
entiende por “democracia".
Este
tranquila señora ministra, que a su partido, esa afirmación no le restará un
solo voto, incluso puede que hasta le suponga alguno nuevo. Seguimos en nuestra
modélica transición desde la dictadura, sin desterrar los tics franquistas, y
eso que vamos para cuarenta años de Constitución. Ver para creer.
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