lunes, 24 de julio de 2017

Ninguneando a Pedro Sánchez

Es más probable que seis de diez se equivoquen, a que lo hagan seiscientos de mil. Eso justifica, que una decisión colectiva adoptada por una mayoría informada, y que decide en libertad, sea más cercana a la opinión de la calle y siempre esté más cerca del beneficio del colectivo, y que siempre acabe demostrando una mayor sensatez, que cuando la decisión se adopta por un grupo reducido, por muy de élite que sean todos sus miembros. Señalo esto, porque quienes viven en los áticos del poder, nunca toman decisiones de forma individual (salvo los egocéntricos, que también los hay), sino que siempre lo hacen rodeados por unos personajes profesionales, especializados en susurrar a los oídos de los líderes de esas élites. Personajes que tenemos en todos los ámbitos: federal, autonómico, provincial y hasta local.
Así, se les puede ver alrededor de Sánchez, de Page o de González Ramos. Es esa gente que diluvie o haga un sol de justicia, siempre tienen esa palabra agradable y ese consejo afectuoso que hace que la decisión acerque el ascua a una sardina u a otra, eso sí, siempre a aquella en que tienen un mayor interés ellos. En el caso que nos ocupa, hay susurradores que estos días prefieren que sus líderes respectivos tomen antes la decisión, que opten por consultar a la militancia. Lo hacen como no queriendo admitir, que el compromiso del voto directo de la militancia ha sido vital para el triunfo arrollador de su Secretario General Pedro Sanchez en el . Actuando así, o bien tratan de deteriorar la figura del Secretario General haciendo que incumpla lo comprometido, o bien no acaban de asumir que Sanchez es el Secretario General de todos y todas, elegido por la mayoría de la militancia socialista.
La secuencia de acontecimientos vividos estos días en  alrededor del acuerdo PSOE-Podemos, para aprobar los presupuestos regionales e incorporar al partido de Iglesias al gobierno regional, viene a demostrar que no se está jugando limpia y transparentemente con Sánchez. Los hechos son estos: se anuncia el acuerdo el fin de semana, y el lunes se cuece todo el guiso; Podemos decide consultar a sus bases ese acuerdo, y así mismo iba a hacerlo el PSOE; el secretario de Organización federal, José Luis Ábalos, pide que el acuerdo se someta a votación entre los militantes, y afirma que en base al artículo 53 de los nuevos estatutos aprobados en el 39º congreso “será obligatoria la consulta a la militancia, al nivel territorial que corresponda, sobre los acuerdos de Gobierno en los que sea parte el PSOE”; la respuesta de Castilla–La Mancha es que la consulta no tiene sentido. La película acaba en un “ni pa ti ni pa mí”, como es convocar asambleas informativas en las agrupaciones.


Quien responde a la S. de Organización federal es el secretario de , que argumenta que los reglamentos del anterior congreso siguen en vigor hasta que no se desarrolle uno nuevo. En su respuesta apela a otros artículos del reglamento actual para no ceder a la orden de Ferraz. En Ferraz no deben recordar que este secretario de , es el mismo que impidió las afiliaciones de 187 solicitantes en Albacete porque (según él) lo hacían para apoyar a Sanchez; también es quien en la comida de Navidad, tradicional entre los socialistas albaceteños, invitó a los asistentes a elegir, “entre un PSOE revanchista y un PSOE renovado” (parece estar hoy en el primero), y afirmó que estaba “la puerta abierta para irse a Podemos” a todo el que no comulgase con sus postulados, dando una muestra del espíritu democrático que rebosan casi todas sus decisiones. Es el mismo secretario de Organización que atacaba de manera inclementemente, cualquier tipo de diálogo entre el PSOE y Podemos a nivel nacional, pero que ahora, sin ruborizarse, defiende lo contrario a nivel autonómico.

La secuencia de acontecimientos vividos estos días en  alrededor del acuerdo PSOE-Podemos, para aprobar los presupuestos regionales e incorporar al partido de Iglesias al gobierno regional, viene a demostrar que no se está jugando limpia y transparentemente con Sánchez. Los hechos son estos: se anuncia el acuerdo el fin de semana, y el lunes se cuece todo el guiso; Podemos decide consultar a sus bases ese acuerdo, y así mismo iba a hacerlo el PSOE; el secretario de Organización federal, José Luis Ábalos, pide que el acuerdo se someta a votación entre los militantes, y afirma que en base al artículo 53 de los nuevos estatutos aprobados en el 39º congreso “será obligatoria la consulta a la militancia, al nivel territorial que corresponda, sobre los acuerdos de Gobierno en los que sea parte el PSOE”; la respuesta de Castilla–La Mancha es que la consulta no tiene sentido. La película acaba en un “ni pa ti ni pa mí”, como es convocar asambleas informativas en las agrupaciones.
Alguien debería haber planteado como salida, que si los reglamentos están viejos, habrá que elaborar “unos nuevos”. Pero aun admitiendo que sean anticuados, esta no puede ser nunca una justificación válida, puesto que un reglamento de congresos, siempre debe estar por debajo de unos estatutos federales. Y si seguimos los planteamientos del secretario de Organización de CLM, “quien haga lo contrario a lo estipulado en el artículo 53 debe ser expedientado”, puesto que es algo aprobado en el  y así figura en los Estatutos. Aunque hay que decir, que ha habido tibieza en quien no debía ser tibio, porque tampoco el hombre de Sánchez en CLM, González Ramos (en una entrevista en este medio), fue contundente a favor de hacer la consulta a la militancia.
Alguien debería preguntarse en el entorno de Page, que si el pacto con Podemos es tan beneficioso para los castellanos manchegos como todo ese entorno de sus susurradores afirma, no se entiende por qué razón no lo somete a consulta de la militancia, puesto que será esa militancia la que tendrá que defenderlo ante los ataques mediáticos que se avecinan seguro desde el PP . Dicho lo anterior, afirmo que el acuerdo es políticamente bueno y positivo, puesto que de un lado Podemos se verá obligado a descender de la utopía al barro de la calle y aprender lo que es ejercer el gobierno, y del otro también ayudará al PSOE a renovarse. Pero sobre todo, lo más importante es que beneficiará a la inmensa mayoría de los castellano-manchegos. Aunque pienso que alguien en la Secretaría de Organización Regional debería tener un plan B, porque ¿qué pasaría si la militancia de Podemos decide votar No al acuerdo? Puede que si eso ocurre a algunos se le vean las vergüenzas.
Si seguimos la teoría del líder espiritual del socialismo castellano manchego de siempre, tras el Congreso Federal de  indicó que el derrotado “debería someterse al triunfador”. Parece que Page no hace caso ni al orate en esta ocasión, o se ha vuelto desobediente, que lo dudo, o no debe sentirse derrotado pese a anunciar su retirada si triunfaba Sánchez. Aunque suene a duro, la solución a una rebeldía como la de Page (en el ámbito orgánico, no en la institución) sería una gestora en Castilla la Mancha, eso tras el correspondiente expediente a los responsables de este hacer de su capa un sayo, como si no supiesen que el 39 º Congreso se ha celebrado.
Si en Ferraz no se atreven a poner las cosas en su sitio y resuelven la cuestión de fondo, dejando claro el mensaje de que el programa de Sánchez, aprobado y apoyado en Congreso y primarias, se cumplirá contra viento y marea, se transmitirá la sensación de que  ha ganado el pulso a Ferraz, y que Sánchez ni es un líder, ni sabe utilizar el gran poder que la militancia le ha otorgado.
Todo apunta a que esa es la estrategia con que se pretende, torticeramente, lograr que la militancia empiece a pensar que  incumple su palabra y su proyecto, y que su idea de PSOE se está viniendo abajo.  otra manera, como si alguien deseara que nos acercásemos a un nuevo 1 de octubre. Repito, ¡Ojo con los susurradores!

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