Una oportunidad para salir del actual
agujero; una ocasión para no continuar arrodillados ante los mercados; el mejor
momento para volver a acercarse a sus votantes; el punto de inflexión para impedir
que continúe el saqueo del erario público; la coyuntura idónea para construir
lazos entre las formaciones de la izquierda; el momento de pedir perdón a los
ciudadanos por los errores cometidos; un buen día para desenterrar las
doctrinas que inspiraron aquella reunión en Casa Labra; el día de decir adiós a
las puertas giratorias que marearon los principios socialistas de tanto girar;
el congreso de las listas abiertas y la limitación de mandatos; el lugar idóneo
para volver a cantar la Internacional con el puño en alto y sentir su mensaje.
Todo eso debería significar este 39 Congreso del PSOE.
Lo que no puede ser es tan desilusionante
como lo fueron congresos socialistas anteriores, como se ha demostrado en los
sucesivos descensos en los apoyos electorales del PSOE. Sería engañarse, no saber
que el partido que saldrá de este congreso, arrastra consigo los lastres de sus
errores de los últimos años, sobre todo el error de permitir que Rajoy retornase
a la Moncloa. Solo podrá arrojar esa carga por la borda, si desde el lunes
empieza a dar señales de que su objetivo es sacarle de allí. Si no es así, no
serán creíbles los demás compromisos del programa de Sanchez.
División de opiniones sobre la
oportunidad o no de algunas presencias en la nueva Ejecutiva Federal. Seguramente
muchos se extrañaran de algunos nombres, pero visto lo acontecido en octubre, no
parece tan mala idea que esos nombres estén sentados cerca, y así conocer que botón
orgánico pulsan en cada momento. Disiento de quienes se dicen ruborizados por
las presencias de Gonzalez (en video) Zapatero, Rubalcaba, Fernández Vara, Page,
Lamban y otros. No sobra nadie, pero la responsabilidad de ejercer el poder en
el partido no debe volver a recaer en ellos, pero sí sería bueno escuchar
públicamente su afirmación, de que para todos ellos la batalla interna ha
acabado.
Este PSOE, no puede parecerse al
que se calificaba de izquierdas mientras sus políticas eran más conservadoras
que progresistas. No se puede volver a engañar a los ciudadanos con palabras, sino
que se les debe demostrar que ese cambio existe, pero hacerlo con hechos.
Transparencia, coherencia y honradez, es lo mínimo que le pueden exigir los
votantes de izquierda para retornar a darle de nuevo su apoyo al PSOE. Pero a
ese votante no le bastará con que el eslogan del Congreso sea “Somos la
izquierda”, sino que le va a exigir hechos y actuaciones propias de un partido
de izquierdas No es suficiente lanzar un mensaje o un compromiso de “derogaremos”,
si no se buscan acuerdos para intentar derogar la reforma laboral y la ley
mordaza, o impedir el secuestro de la justicia y la destrucción del sistema público de pensiones. Valdrán los
hechos, no las palabras.
Pero no bastará que el PSOE de
Pedro Sánchez este decidido a alcanzar a un acuerdo con UP. Hay que preguntar
también a UP si está decidido a que ese acuerdo sea un objetivo posible. Si se
siguen en las redes sociales las opiniones respecto a esa posibilidad, un
sector importante de votantes de UP muestran su rechazo visceral al PSOE,
similar al que se puede encontrar de otro sector importante de votantes del
PSOE, hacia UP. Los socialistas ven en UP al enemigo que solo busca el sorpasso,
y los podemitas se consideran como la única expendeduría existente de carnets
de "izquierdismo verdadero”. El PSOE debe buscar los puntos de encuentro
con UP o no puede ser hoy opción de gobierno, pero también UP debería valorar
que con su respaldo electoral de hoy no puede gobernar salvo con el PSOE, y
bien haría en no estar tan pendiente del sorpasso, y hacerlo de los problemas
sociales donde sí se vislumbra posibilidad de acuerdo.
Por eso el 39 congreso debe
servir al PSOE para una profunda reflexión y no limitarse a ser un encuentro
más en el que los delegados y delegadas se miren el ombligo. Pero no es menos
cierto, que UP no debería continuar en su actual línea de hostigamiento al PSOE.
Si unos y otros no lo hacen así, a Rajoy solo lo sacara de la Moncloa su propio
aburrimiento.
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