No se puede confundir un proceso de primarias con unas
elecciones generales. En primarias los candidatos pertenecen a un mismo
partido, pero si se escucha el ardor guerrero con que actúan algunos
partidarios de uno u otro, nadie lo diría. Se usan demasiado las vísceras y
poco la piel. Y se tiene que entender, que los motivos por los que existen posturas tan enconadas no son cuestiones menores, pero tampoco
puede olvidarse de que hay un mañana para todos. Por eso deberían calibrarse
las municiones que se utilizan antes de dispararlas, y no esperar a conocer el
resultado final para que las aguas vuelvan al cauce del que nunca han debido
sacarse.
Claro que no es fácil hacerlo con los acontecimientos que se
están viviendo entorno al PP. Si ese partido hoy ejerce el gobierno, es porque
en el PSOE unos así lo decidieron, frente a la negativa de otros a admitirlo. Esa
dicotomía se ha acentuado a partir de las nuevas revelaciones dentro del caso
Gürtel, a las que han seguido otras referentes a la Operación Púnica, luego se
les ha añadido lo del ya ex presidente de la Comunidad de Murcia, y el
desbordamiento absoluto del rio de desconfianza en el que nada la clase
política en general (y en el PP en particular), al conocerse quienes por llevárselo
calentito han sido imputados en la Operación Lezo en la Comunidad de Madrid.
Tanta corrupción al descubierto ha hecho que el militante socialista, cada día
vea con más claridad, el daño irreparable que está causando a su partido y al
conjunto de los españoles, que ejerza el gobierno el PP gracias a la abstención
de los parlamentarios del PSOE
Utilizar como argumento para esa abstención, el temor a un
mal resultado socialista en unas terceras elecciones, en contraposición a
entregar el gobierno de España al partido más corrupto de la historia de nuestra
democracia, no parece admisible. Añadir como segundo argumento, que la
abstención se hizo por el bien de los españoles, irrita aún más, y no hace entender
entre las bases socialistas, como se ha sido tolerante, no con un partido con sasos
aislados de corruptos, sino con el partido de la corrupción sistémica. De poco
sirve al militante, que quienes decidieron la abstención, ahora busquen
titulares con los que demostrar que el PSOE se convertido en una verdadera
oposición al PP, porque ese discurso no se pronuncia por alguien que les
resulte creíble.
Llueve sobre mojado. Son los mismos que en su momento
responsabilizaron exclusivamente a Sanchez del pobre resultado electoral
alcanzado en las Generales, y resulta una mezquindad por su parte hacerlo,
cuando ellos han tenido responsabilidades en el PSOE, desde mucho antes de que
Sanchez fuese alguien en el partido. Pocos quieren admitir, que la pérdida de
apoyo ciudadano al PSOE, no empezó con Sanchez, aunque algunos de sus
compañeros de Comité Federal, se empeñen en declararle incluso culpable de
cornear a Manolete. Es una parte del socialismo, que no está dispuesta a
asumir, que desde 2010 el PSOE está en caída libre, y que ellos se han
obstinado en negarlo por activa y por pasiva, e incluso acusando de deslealtad
y victimismo, a quienes pedían un cambio de rumbo. Y ahora pelean por su
continuidad en la dirección.
Ya se sabe que acostumbramos a ver la paja en el ojo ajeno e
ignorar la viga en el propio. Por eso los responsables federales no han querido
afrontar un análisis serio de las causas de ese declive, posiblemente por temor
a que apareciesen sus nombres como máximos responsables. Pero se equivocan, quienes
piensan que el problema es solo una cuestión de nombres. Es ideológica, por
unos posicionamientos neoliberales adoptados como partido, que a la vez aportar muchos avances sociales para
todos, también han sido los causantes de la desafección entre el partido y su
electorado natural. La deriva en busca de un electorado de centro, cada vez más
distante ideológicamente con la socialdemocracia, ha supuesto la pérdida de
identidad que ha acabado poniendo en riesgo la credibilidad como formación de
izquierda.
Y si esa deriva ideológica no era suficiente para alejar a
muchos votantes, los acontecimientos del Comité de primeros de octubre, han
acabado por desubicar al PSOE de su espacio electoral natural. A ello ha
contribuido decisivamente una Gestora, constituida, no para jugar su papel en
función de los intereses de sus miembros, sino para realizar el transito hasta
el Congreso. Todo lo acontecido desde ese momento, ha venido a demostrar la
necesidad de que finalizadas las primarias, no sería descabellado aprovechar el
propio congreso para reglamentar con normas claras la regulación de las
primarias. Es que han sido múltiples los errores cometidos, desde la falta de
imparcialidad, los plazos para la convocatoria, financiación de actos de las
candidaturas, censos de afiliados, etc. No parece una idea descabellada,
plantear una segunda vuelta que sirva para concentrar en lugar de dispersar.
Los plazos están teniendo más importancia de la inicialmente
prevista. Si las primarias y congreso se han retrasado, lo ha sido en respuesta
a la petición de adelanto por el ex secretario general, y no por la
imposibilidad de acortar los tiempos. No afirmo que las prisas sean buenas
consejeras, sino que la dilación en el proceso, está provocando un desgaste
colectivo excesivo e innecesario, Quizás si solo se decidiese quien ocupará la
Secretaría General, la duración no sería tan importante, pero la Gestora sabía
que en estas primarias, se debe optar entre dos modelos de partido, y ese matiz
ideológico, desaconseja toda dilación temporal por el desgaste que el
enfrentamiento entre candidaturas provoca al conjunto del partido. Sin duda
podríamos llamar a estas primarias “maniobras orquestadas en la oscuridad”.
Maniobras porque la Gestora mueve sus hilos, orquestadas porque sin duda la
banda tiene una batuta que la dirige, y en la oscuridad porque nadie admite esa
dirección.
En estas primarias se dilucida además de un modelo de
partido, un enfoque ideológico, y las diferencias entre las dos candidaturas
favoritas en las encuestas, (López no acaba de mostrarse como una opción real
de triunfo). Pero sea cual sea el resultado final de las mismas, no hay que
olvidar que quien resulte el o la más votado o votada de los candidatos, tendrá
que hacer equilibrios para componer una nueva ejecutiva, con los contrapesos
entre federaciones y las distintas candidaturas, que son aconsejables. Además
habrá de negociarse la composición de un nuevo Comité Federal, una cuestión de
importancia capital, visto lo ocurrido antes a Sanchez. Todo son cuestiones tan
importantes, que lograrlo solo puede ser fruto de un amplio acuerdo, que como
se ve el patio en este momento, parece algo utópico.
Todos los participantes en este proceso harían bien en
contenerse, porque conforme avanzan los días, si se sigue tensando la cuerda,
que no duden que se acabará rompiendo.
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