Estamos acostumbrados a decidir en base a lo que vemos hacer
a los demás, por modas, o a lo que nos dicen las personas más próximas a
nosotros, pero debemos intentar tener un criterio propio. No hay verdades
absolutas, nuestras verdades las creamos cada día. La militancia socialista
deberá decidir su apoyo a uno de los tres aspirantes a la secretaría general
del PSOE, y el miedo a equivocarse lastra a algunos militantes, aún indecisos.
Disponer de toda la información posible, nos facilitará la adopción de una
decisión, sin olvidarnos que también un exceso de racionalidad puede llevarnos
a cometer un error. Para ello nada mejor que comenzar aceptando que muchos
tenemos una duda razonable, porque entre una opción u otra, siempre tenemos sus
ventajas e inconvenientes.
Pero cuando la decisión implica también un componente
ideológico, no todo lo podemos fiar a la racionalidad, sino que aparece la
emoción y los sentimientos. Antes de decidir, siempre hay que analizar, y aquí
va esta aportación que no es sino mi visión desde que se ha iniciado el proceso
de primarias. Dos opciones me parecen con mayores posibilidades de obtener un
respaldo mayoritario entre los socialistas con derecho a voto el próximo 21 de
mayo, y esa afirmación no es un menosprecio al tercer candidato, solo es
aceptar que en las encuestas disponibles, no se le espera.
De Díaz no se conoce un proyecto elaborado, sino un listado
de eslóganes como "100 por 100
PSOE" o "Este PSOE es mucho PSOE". Durante tres meses se limitó
a señalar que concurriría como candidata, pero como en un tira y afloja: “me
voy a presentar”,” tal vez lo haga”, “estoy convencida de presentarme”, “lo
pre anuncio”, “lo digo…, hoy no, será mañana”. Comenzó la recogida de los avales
utilizando con plena disposición, de las estructuras del partido en los
territorios. Del resto de difusión de sus mensajes, y de poner en valor su
figura, se están encargando curiosamente, los medios de comunicación
posicionados junto a la derecha.
En ese escenario no es de extrañar, que sus rivales califiquen
de clientelismo al proceso de recogida de avales., sobre todo porque los otros
dos candidatos conocen bien lo que eso significa, puesto que no hace tanto
tiempo, ellos lo utilizaban en beneficio propio. Pero tampoco es extraño ver a
militantes que sin que nadie les haya realizado una indicación o solicitud de
su aval, se sienten en la obligación con el cargo público de su localidad,
provincia o región, entendiendo que no apoyar al candidato o candidata que
apoya ese líder, es negativo para el partido en ese ámbito orgánico.
Los actos de precampaña de Diaz, han tenido un coste
económico del que nadie ha dado ninguna aclaración, o efectuado una explicación
creíble hasta ahora. Su figura es la de quien ha puesto más sus oídos para
escuchar lo que le dicen, quienes por encima del partido y de sus militantes,
se atribuyen estar en posesión de la verdad. Diaz se ha prestado a ser el
instrumento con el que esos infalibles del socialismo han llevado a cabo su
plan para perpetuarse en la toma de decisiones, y esa obediencia incapacita
cualquier mensaje de compañerismo dirigido a la militancia. Esa militancia,
cada vez ve más en Diaz a alguien que fue capaz de eliminar al Secretario
General elegido por sufragio universal entre todos, y eso dificulta poder verla
como solución, cuando se la identifica mucho más con el origen del problema.
Si intentamos analizar el modelo de partido que propugna
Diaz, vemos que su apuesta es por una
organización representativa, vertical, donde sea el líder y su cúpula quienes
conduzcan a la militancia. Ello la lleva a que difícilmente pueda desprenderse
de una imagen oligárquica y de caudillismo, que muchos tachan de democracia casi
orgánica. Recuerda la figura de la líder del peronismo, de un populismo que hoy
huele a algo rancio. Pocos pueden olvidar que ella ha sido uno de los artífices
de la abstención que ha permitido el gobierno al PP.
Sobre la ideología ligada a su proyecto, todo apunta a que
su apuesta es por una política liberal, colaboradora con el sistema financiero,
partidaria del manteniendo de la monarquía como algo hoy incuestionable, y
dispuesta a no cuestionar el papel de la Iglesia católica. Todo esto la aleja
del giro hacia la socialdemocracia que desde las bases del socialismo se está
demandando. Su posición no da respuesta a la cuestión de la sangría de votos
del socialismo por votantes, tradicionalmente socialistas, que se han ido a opciones más de izquierda,
aunque en número sean casi el mismo de los que han permanecido con su voto.
A la opción de Sanchez, no puede negársele, que está
encabezada por alguien que antes ha cometido muchos errores, por lo que es
lógico que no cuente con una confianza absoluta, pero tampoco puede negarse que
una parte muy importante de la militancia está convencida de que en este tiempo
ha aprendido de ellos. Siempre se le va a poder reprochar, que siendo
Secretario General tuvo la oportunidad de cambiar, pero en cambio alcanzó un
acuerdo con Ciudadanos, posiblemente por obediencia a los dictados del Comité
Federal, pero errando al fin y al cabo. Se le reprocha que sea de
"izquierdas" ahora, pero tampoco se le puede negar su derecho a
rectificar.
Sanchez si ha elaborado un proyecto, definido por una
propuesta de un nuevo modelo de partido, basado en la democracia interna, y
donde los militantes sean quienes decidan los grandes objetivos de la formación
política. Propone cambios en la forma de organización que propicien que el
secretario general lo sea por elección e todos los militantes. Sus rivales ven
en su figura revanchismo contra quienes propiciaron su salida de la secretaria
general forzando su dimisión en un Comité Federal. Pero sin duda esos ataques
feroces y redoblados desde las direcciones regionales, han convertido su figura
en un “mártir del aparato del partido” y en el ídolo de una militancia cansada
del protagonismo excluyente de ese aparato.
La difamación sobre la financiación de la pre campaña de
Sanchez, contrasta claramente con el silencio respecto a la financiación de la
de Diaz. Explicar ese proyecto de cambio en el modelo de partido y en la toma
de decisiones, ha sido su objetivo pre primarias en sus actos, que fueron
financiados mediante sufragio colectivo o crownfunding, sistema cuestionado por
la misma gestora que no cuestionó la financiación de los de Diaz. En su discurso
apuesta por la democracia participativa junto a la representativa y por la
democracia interna. El modelo social por el que Sanchez aboga es el de justicia
social frente a la caridad, del laicismo frente a mantener los privilegios de
la iglesia católica, por cuestionar la forma del Estado, y por la consulta
sobre la misma, por una política socialdemócrata enfrentada al funcionamiento
actual del sistema financiero.
Tampoco se deben pasar por alto los equipos de ambas
opciones. Junto a Diaz muchos de los actuales barones y cargos del partido y
personajes como los ex presidentes, ex secretarios generales o Madina. Pero
junto a ellos, también hay figurantes
como el tal Heredia y su "Margarita, hijaputa, antes de opinar afíliate al
PSOE" o su afirmación gloriosa “el PP es solo un adversario, el enemigo a
combatir es Podemos”, o Verónica Pérez,
y su «yo soy la única autoridad en el PSOE», o los errores en el currículo de
la telonera de su presentación. En el caso de Sanchez, las figuras son de menos
renombre pero también por ello con un menor desgaste público, como Borrell,
Narbona, Tapias, Elorza, Tezanos o Escudero.
En esta tesitura, la Operación Lezo, y la moción de Censura
a Rajoy propiciada por Podemos, son elementos que pueden tener una influencia
en la decisión de los militantes pero en ningún caso parecen cuestiones
fundamentales a la hora de que el militante tome la decisión de apoyar a uno u
otro. La decisión no corresponde a las
direcciones, ni a los infalibles del partido. Con mejor perfil de uno u otro
candidato, con un modelo de partido e ideológico más acertado o menos, pero
diferentes, con presiones o sin ellas, son las bases quienes ese día tienen la
palabra y el voto.
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