domingo, 18 de diciembre de 2016

CRÓNICA DEL BANQUETE ANUAL DE LOS SOCIALISTAS

Cada año en Albacete desde hace mucho, los socialistas de esta provincia nos hemos reunido para celebrar la llegada de un nuevo año. Una comida de fraternidad, un encuentro entre compañeros de partido. Se invitaba a todos y todas y asistíamos la mayoría porque estábamos a gusto juntos.

Algo ha ido cambiando, que ha hecho que lo que era una tradición se haya tornado un rito tradicionalista, porque ha acabado transformado en un acto de apoyo a la dirección provincial y no una reunión de la militancia. Eso ha provocado que muchos no asistamos al haber cambiado el motivo original. Hoy ese almuerzo se ha convertido en una mezcolanza de los que son y los que quieren ser; de los que no quieren ser más de lo que son; los que no saben y los que no contestan; los que miran para un lado y para otro para decidir qué les conviene. Pero ya no asiste el grupo de aquellos que están pensando en salir corriendo para no ser parte de una historia escrita por los que despedazaron un partido centenario y necesario.

Un asistente ayer comenta “Menudo ajo para matadero, tenemos en el mortero”. El alcalde de una de las ciudades importantes de la provincia envía este twit “Me gustan las comidas y encuentros de fraternidad. No suelo asistir a los fratricidas. Cuando sean de las primeras avísenme”, debía esperar que volaran cubiertos por la sala, sin pensar, que la previsora organización del evento habría puesto en la mesa los cubiertos de plástico, y no lo hizo. Otro asistente afirma “esto está como para salir corriendo” y su compañero de mesa “no hay por dónde cogerlo”. Todo menos fraternal.

El ambiente de esa comida es la consecuencia de que siempre tuvimos en este partido demasiados estrategas, eso sí, de pacotilla. Es el fruto de una enseñanza perversa que les fue impartida, y que les enseñó que debían aprender a situarse y después a saber defender con uñas y dientes el escalón alcanzado. Quienes crean esa tensión en la atmósfera son los alumnos aventajados de esa escuela del partido, que imparte una docencia con más de veinte años de solera. Sus mejores alumnos son ellos, los del sueldo y codazo, esos para los que trabajar por los ciudadanos es trabajo para meritorios y subalternos, para eso han sido contratados como asesores y tiene muy claro que ese no es trabajo del líder. Son unos organigramas antiguos pero eficaces, aprendidos durante el franquismo, tanto en la denominada escuela de mandos, como en la propia familia.

Luego llegan las intervenciones de las estrellas. Tras los teloneros interviene un Secretario General que sin estar convocado aún el Congreso provincial, ya anuncia que se postula para continuar. Posiblemente anuncio innecesario por previsible, pero seguramente en respuesta a un titular de un diario local “Agrupaciones del PSOE de Albacete reclaman un cambio al frente de la Secretaria General de la Provincia”. Sin reunirse los Comités provinciales tras cada proceso electoral no le habrá sido posible comunicarlo y hay que aprovechar el momento.Todo ello vale para contribuir aún más al ambiente fraternal antes citado.

Y para amenizar al máximo el evento, toma la palabra la estrella invitada. Alguien con poder venido de la capital regional para lanzar un mensaje clave: no hay nada más importante que la obediencia al líder. Los asistentes han escuchado un mitin a la antigua usanza, largo, agresivo, casposo y sobre todo con una amenaza encubierta a los que no obedezcan lo que decidan los popes del partido. El discurso patético, el verdadero discurso propio de un “mandao”, de alguien con pocas luces y sin capacidad para hacer reflexiones propias. El discurso del que obedece, del que habla por boca de ganso.

Mientras los asistentes mastican y comentan. Entre muchos reina el temor de que definitivamente el partido pierda parte de sus siglas y se quede en tan solo un Partido Español. Saben que ese ya no será su PSOE, sino el partido de sus élites, muy jerarquizado, centralista, sin agrupaciones locales vivas porque será el líder local quien hará y deshará a su antojo. Saben que será un partido totalitario, como los que nacieron, a derecha e izquierda tras la crisis del 29 conocida como la gran depresión. Saben que será un partido en el que predominaran los arribistas, esos que están preparados para todo menos para trabajar por los que más lo necesitan.

Ellos saben a lo que vienen, porque año tras año asisten al banquete con la esperanza de un cambio que nunca acaba de llegar. Incluso algunos aún piensan que al PSOE le queda algún cartucho en la recámara. Pero cada año tras esa comida, son más los convencidos de que esa recamara de la militancia está tan indignada, que solo puede disparar desprecio hacia esta gente. Se levantan de la mesa dolidos, sabiendo que el partido de sus amores esté en las manos de quienes creen que la renovación vendrá solo por un candidato que cuente con el apoyo y la bendición del aparato del partido, alguno hasta piensa que será uno de ellos, y nunca saldrá de las bases, convencidos que los que nos sentimos solo militantes somos idiotas.

Lamentablemente (y es una pena), entre unos aparatos y los que lo quieren ser (da igual si Federal, regional o provincial), actúan como bombarderos destruyendo esta casa con todos sus militantes dentro. Quienes pilotan los bombarderos no merecen ni el apoyo ni la lealtad de las bases, pero ellos la exigen, sabedores que haber permitido que nos gobierne la derecha es difícil que se lo perdonen. La dirección está más preocupada por recuperar o mantener lo individual que por lo colectivo.

Ya acabo con la crónica. Se quiere un partido neutro, ni de arriba, ni de abajo, ni de izquierda, ni de derecha, lo importante es convertirlo en una bisagra de la derecha a ser posible, o de la izquierda si es necesario. Pero para que darle más vueltas a lo inevitable, esa deriva que todos conocemos, pero que cada vez menos criticamos. Causa lástima un partido que han roto, que han vaciado de ideología, y que han tirado como quien tira una bolsa de basura.

Pero la mayor lastima, me la causa recordar a los creyeron y murieron por estas siglas.

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