viernes, 25 de marzo de 2016

QUIEN CALLA OTORGA

Después de unas semanas sin comentarios en este muro, hoy haré uno simple.

En el PP se extrañan de que ningún otro grupo parlamentario se muestre receptivo a sus propuestas, ni se plantee apoyarles en la investidura. Sin embargo si revisamos cual es la actitud que el PP muestra con esos mismos grupos, a la hora de atender sus peticiones de información en el Parlamento, es decir, el silencio, que se muestren extrañeza a que nadie les apoye suena a otro más de sus múltiples sarcasmos.

Para detrimento de nuestro sistema democrático, el actual gobierno en funciones está impidiendo que el Congreso se ponga en marcha, quizá intentando con ello presionar para impedir cualquier investidura que no sea la de Rajoy, o hasta que haya nuevas elecciones. Y no solo en una ocasión se ha negado a responder o comparecer el presidente o los ministros, sino que son ya varias las ocasiones en las que el gobierno se ha negado a someterse al control, y ya se acumulan más de quinientas preguntas sin contestación, y mientras pueden tomar decisiones importantes sin que el Parlamento pueda controlarle.

Es la forma de interpretar la democracia del gobierno de Rajoy, como si para ellos valiese el principio de que quien hizo la ley, hizo la trampa. Pero eso sí, siempre barriendo para casa y en beneficio propio, aunque con su actitud se dañe la calidad de la democracia, o conceptos como la ética y la decencia política, o lo que se conoce como sentido de Estado, que bajo esta forma de actuar los asemejan al valor que tienen en una dictadura. Estamos ante un golpe contra la democracia, que hasta ahora no ha provocado la reacción institucional y ciudadana que merece.

Con su negativa, Rajoy y su gobierno se garantizan poder actuar sin control de nadie, y anteponer sus propios intereses a los colectivos, situación más propia de una dictadura que de una democracia. Su negativa a responder, por si misma ya es insólita, pero debe destacarse en esta situación, que la información solicitada no está en la cartera del ministro correspondiente, sino en oficinas públicas, atendidas por funcionarios públicos, y estos deberían facilitarla puesto que se deben al Estado de quien cobran sus retribuciones, representado por el Parlamento, y no deben su obediencia a un gobierno, que hoy es uno y mañana es otro. Alguien debería  aclarar esta circunstancia, porque para el gobierno puede caber interpretación, pero no para quienes tienen obligación de  cumplir con su obligación como funcionarios públicos.


Dice nuestro refranero que quien calla otorga, y este gobierno, por el tipo de preguntas a las que se niega a responder, está haciendo evidente su culpabilidad en la inmensa mayoría de los casos objeto de las interpelaciones.

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