miércoles, 4 de noviembre de 2015

4 noviembre.- LA ENTREVISTA A PEDRO SÁNCHEZ



La entrevista a Pedro Sánchez en la 1 de TVE, solo sirvió para dar más argumentos a quienes interesados en defender otras posiciones políticas, lanzan la idea de que muchas cosas del programa socialista perecen no estar claras, y que el candidato no se muestra lo tranquilo que debería estar quien se sabe ganador. Por mucho que nos duela, hay que asumir que en esa entrevista el candidato no estuvo brillante, y que quizás solo sea el reflejo de lo que ocurre a día de hoy en el socialismo, y que a muchos nos preocupa porque nos gustaría que fuese absolutamente diferente. ¿Hay tiempo para la rectificación del rumbo de esta campaña electoral? Si, aunque la sensación de que existe nerviosismo en Ferraz (a mes y medio de las elecciones) porque en las encuestas el PSOE no acaba de remontar al PP y Ciudadanos nos pisa los talones, no ayuda en nada a ese cambio de rumbo. Para ese cambio de tendencia, muchos pensamos que hay que hacer algo extraordinario, y hacerlo antes de que sea demasiado tarde. No bastara con atacar a PP y Ciudadanos, porque la gente en la calle espera otra cosa diferente, cansada de escuchar machaconamente que ambos son iguales y que su oferta es peor que la socialista, aunque eso sea cierto. Hemos entrado en la recta final y no se puede cometer ni un solo error más, ya no hay sitio para los titubeos o las dudas en las respuestas. Estamos de exámenes y todo ha de estar perfectamente estudiado, planificado y ya no valen las improvisaciones. Es la hora de las afirmaciones rotundas y de los compromisos rotundos. Ya paso el tiempo de cargarse la reforma laboral de Rajoy "a medias", o de continuar con frases como “intentaré, procuraré, plantearé”. Ya no nos podemos permitir las inconcreciones del candidato en las entrevistas, porque la gente solo apoyara aquello que suponga seguridad en las propuestas, acertadas o no. Estamos caminando sobre la delgada línea que separa la atracción que produce un candidato nuevo y el miedo que en paralelo provoca. Ya no vale sostener el discurso socialista apoyándolo en el voto útil, porque en este nuevo escenario de cuatro partidos con tirón, el voto útil ya no es lo que era, y es ese nuevo escenario en el que nos vamos a jugar estas elecciones. No pido que aparezcan las prisas, que nunca fueron buenas consejeras, pero creo que hay que mover ficha, con tranquilidad, pero transmitiendo firmeza y seguridad de que se conoce el camino que se quiere recorrer. Hay que llenar la oferta electoral de elementos novedosos que definan al PSOE y no solo de compromisos de reformas que no es lo nuestro. Parece que ya en las últimas apariciones del candidato, no solo se está contra Rajoy sino que también dirige sus flechas hacia Ciudadanos, tal vez ses necesario. Pero si eso se acompaña de contradicciones del candidato o de inconsistencia en los argumentos, o de un perfil plano en las entrevistas, la gente acabará pidiéndonos que nos miremos por dentro antes de criticar lo que hacen los de fuera. Un candidato nuevo debe transmitir lo que piensa, y su primer pensamiento debe ser que se juega el todo por el todo. Hay que irrumpir con mensajes nuevos, pero también con formas nuevas de comunicar las ideas, diferentes a las tradicionales hasta ahora. Un análisis imparcial, difícil de hacer por mí parte como militante, señala que nuestra campaña electoral va muy plana y no acaba de despegar. El socialismo no ganará con el marketing de un candidato atractivo, sino con un mensaje claro de cambio del país. Y no hay que llenar la campaña de miles de mensajes, bastará con tres o cuatro en asuntos fundamentales: reforma laboral, estado del bienestar (salud, educación, dependencia y pensiones), transparencia y fiscalidad, y como no, o sobre la idea de la España que tenemos los socialistas. Se trata de transmitir el proyecto con claridad y conseguir que el electorado nos identifique con lo que el socialismo ha sido siempre, y hacerlo convencidos de que lograrlo es posible. Todo lo contrario se transmite, al mostrárse intranquilo, o cometiendo errores en una entrevista, como desconocer que hay una propuesta del PP de una FP para la tauromaquia, o atribuir a Felipe Gonzalez la ley del divorcio, o no ser claro en los conceptos al hablar de educación, pensiones o discapacidad. Apremia reaccionar. Hay candidato, hay proyecto, y hay estrategia, pero a cuarenta y cinco días de las elecciones solo se puede cambiar esta última. Estamos ante el más difícil todavía, y lo que la calle demanda es que nos olvidemos de los rivales y nos centremos en hacer propuestas interesantes que soluciones los problemas de la gente mañana, no perdernos en grandes reformas que cuando se realicen para muchos ya llegaran tarde. Algunos y algunas no perdemos la esperanza de que eso sea posible. Militemos en el optimismo de que si se quiere se puede.

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