Aún a riesgo de no parecer políticamente correcto, confieso
que siempre he pensado, que el ejercicio de un cargo público en España no
estaba bien retribuido. Mi opinión la baso, en que la diferencia salarial
existente entre ejercer una profesión liberal y ejercer como cargo público,
es tal, que ello ha llevado a los partidos políticos, no a los mejores, sino
a quienes mejoraban su salario respecto al ejercicio de su profesión. Pocos
profesionales de alta cualificación, optan por la opción del cargo público, y
menos un registrador de la propiedad. Ahora, como Rajoy ha hecho públicas sus
retribuciones, ya no es curiosidad, sino la oportunidad de comentar ante
cifras.
Desde aquella respuesta en un programa televisivo a la
pregunta ¿Cuánto gana usted señor Presidente?, pocas verdades tan
irrefutables han salido de su boca. Rajoy respondió “Pues mire usted señora, gano...gano...Bastante
más que la mayoría de la gente” “No he venido a la política a ganar dinero,
yo ganaba más dinero en mi profesión que como político, pero ocurre que
para mí el dinero no es lo más importante en esta vida". Quedo
aceptablemente bien con su respuesta, porque el Registro de Santa Pola
seguramente es más lucrativo que la presidencia del gobierno, en cuanto a
salarios, no en cuanto a influencia.
Con lo que implica la dedicación y responsabilidad que se le
supone al presidente de un país, todo lo expuesto parece creíble,
respetable, y hasta tolerable. Donde empiezan a resultar ofensivas
las cifras publicadas de su salario, es al compararlas con la situación de
sus conciudadanos, no ya de los parados que más, sino con el salario de
cualquier español mileurista. Con su salario mensual podrían vivir doce
familias según lo que ingresa de media una familia española, pero lo que
resulta intolerable y un escándalo, es que él se subía el sueldo más de un
treinta por ciento, hasta los 200.000 euros anuales, y en paralelo nos pedía
austeridad, se rebajaban sueldos a funcionarios y a trabajadores de toda clase.
Por eso, publique los datos que publique, todos los
españoles tienen derecho a dudar que ese sueldo como presidente, no incorpora
las cifras complementarias que afirma Bárcenas que percibía. Y en un
país donde se considera habitual que alguien se declare mileurista y tenga en
la cochera dos coches de alta gama, tampoco es fácil creerle, ni difícil
pensar que cualquiera, incluido Rajoy, no pueda hacer lo mismo. Y todo ello dando
por supuesto que tenga la totalidad de su patrimonio en España, y no nos
encontremos alguna sorpresa con el paso del tiempo. Ya se sabe que todo es
posible en nuestra Españistan.
Los datos de la declaración de Rajoy, y los papeles
publicados por Bárcenas, son muy llamativos al echar mano de la hemeroteca,
porque estas declaraciones de la renta, lo único que acreditan es que
Rajoy nos ha estado mintiendo reiteradamente durante estos años, al,
curiosamente, no coincidir lo que ha declarado a Hacienda con lo declarado
en el Congreso. Y eso además, resulta que lo hace para desmentir a su
extesorero y demostrar su honestidad, mientras se olvida de que muchos
españoles malviven con apenas cuatrocientos euros al mes. No es de extrañar
que la imagen de Rajoy este cada vez más denostada, tanto aquí como en el exterior.
A pesar de que por su propia boca ha muerto el pez Rajoy,
como se aproximan las elecciones, raro es el día que no nos despertamos con
algunos comentaristas proponiendo su beatificación, con la justificación de
unos pocos parados menos con condiciones laborales próximas a la esclavitud y
del descenso paulatino de nuestra prima de riesgo. Parecen no ser conscientes
de que la principal perjudicada con esa interpretación de la realidad, es la
propia democracia española, esa en la que además de vivir un español llamado
Rajoy, también existen abuelos rebuscando en la basura como complemento a
una pensión miserable, y niños cuya comida principal depende de que tengan un
comedor escolar.
Hacer públicas sus retribuciones en este momento,
para mostrarse honesto electoralmente, solo viene a humillar aún más, a la
gente a la que dice servir y representar. Solo le falta ya para mostrar más
bondades, asegurar que si en alguna ocasión alguien le entregó un sobre y no
dijo nada, fue para que no se molestasen esos españoles necesitados.
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