martes, 4 de febrero de 2014

El paro que no para

Ayer lunes parecía, que tras la perfecta convención vallisoletana del PP, todos los españoles de bien, deberíamos empezar a repetirnos hasta la saciedad, que la crisis se había acabado, porque lo decía Rajoy. Pero mira tú por donde, esa maravillosa convención se ha visto enturbiada el martes por las cifras del paro de enero: 113.097 parados y 184.031 afiliados menos en la Seguridad Social. Y lo más sangrante de esas cifras es, no solo que hay menos cotizantes, sino que de los nuevos empleos surgidos, la mayoría son temporales o de aprendizaje.
Los titulares de prensa se extrañaban que en Valladolid no se hablase de la ley del aborto o de la financiación ilegal del PP con la corrupción. Sin embargo a mí hoy, me extraña mucho más ,que en la fantástica convención no se hablase de desempleo, ese tema que al parecer tanto le preocupa al PP, y más cuando las estrellas del evento (Rajoy, Cospedal, Montoro, etc.) conocían esas cifras, al igual que lo conocían los meses anteriores y entonces si las utilizaron para reforzar su posicionamiento político. Sin embargo, conociendo el aumento del desempleo, han seguido en su baño de autocomplacencia, cantando a los brotes verdes, viendo la luz al final del túnel, y todas las demás parafernalias preelectorales del PP, que es para lo que en realidad han montado la convención, porque las europeas están a la vuelta de la esquina.
Se mire como se mire, y lo cuente Cospedal en directo o en diferido, el caso es que cada vez hay menos empleo en nuestro país. En directo o en diferido, la reforma laboral de Rajoy solo está sirviendo para abaratar salarios, empeorar las condiciones laborales, sustituir empleo de calidad por empleo de mala calidad, y para poner en la calle a quienes llevando años en la empresa han sido sustituidos por nuevos empleados a tiempo parcial y con contratos  precarios. En directo o en diferido, esta reforma solo se hizo para beneficiar a los empresarios, que ganan más al tener menos empleados, aún sabiendo de su efecto colateral perjudicial para el consumo, y haciendo con ella imposible que mejore la economía en su conjunto.
Como antes de, tras Valladolid, el PP sigue en un continuo engaño a los ciudadanos, y dedicado a maquillar las cifras según su conveniencia. Sobre estas del paro, nos destacan que han aumentado los autónomos, cuando ellos saben que muchos asalariados han tenido que hacerse autónomos si querían seguir recibiendo ingresos de la empresa en la que antes eran empleados. O con más caradura aún, nos dicen que han bajado los desempleados en el cómputo interanual, como si ignorasen que cada año hay menos población en edad de trabajar, y consiguientemente el número de desempleados cada vez tendrá que ser a la fuerza, menor.
Uno se pregunta, como nuestros gobernantes pueden pretender transmitir consuelo a quienes están en situaciones límite sin ningún ingreso en el hogar, utilizando para ello interpretaciones falaces como las expuestas. Dice el refrán que cada pueblo tiene los gobernantes que merece, pero no podemos merecer a estos que hoy están. Solo que los españoles seamos un pueblo sacrificado puede explicar, que los casi cinco millones de parados no salgan a la calle a decirle a este gobierno que se vaya, que todo no puede ser solo consecuencia de la herencia recibida, que el es responsable de dos años en los que todo ha ido a peor para la gran mayoría, aunque sus amigos se estén poniendo las botas.

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