Ayer lunes
parecía, que tras la perfecta convención vallisoletana del PP, todos los
españoles de bien, deberíamos empezar a repetirnos hasta la saciedad, que la crisis se había
acabado, porque lo decía Rajoy. Pero mira tú por donde, esa maravillosa convención se ha visto
enturbiada el martes por las cifras del paro de enero: 113.097 parados y 184.031
afiliados menos en la Seguridad Social. Y lo más sangrante de esas cifras es, no solo que hay menos cotizantes, sino que de los
nuevos empleos surgidos, la mayoría son temporales o de aprendizaje.
Los titulares de
prensa se extrañaban que en Valladolid no se hablase de la ley del aborto o de
la financiación ilegal del PP con la corrupción. Sin embargo a mí hoy, me
extraña mucho más ,que en la fantástica convención no se hablase de desempleo, ese tema que
al parecer tanto le preocupa al PP, y más cuando las estrellas del evento (Rajoy,
Cospedal, Montoro, etc.) conocían esas cifras, al igual que lo conocían los
meses anteriores y entonces si las utilizaron para reforzar su posicionamiento político.
Sin embargo, conociendo el aumento del desempleo, han seguido en su baño de autocomplacencia, cantando a los brotes
verdes, viendo la luz al final del túnel, y todas las demás parafernalias
preelectorales del PP, que es para lo que en realidad han montado la
convención, porque las europeas están a la vuelta de la esquina.
Se mire como se
mire, y lo cuente Cospedal en directo o en diferido, el caso es que cada vez
hay menos empleo en nuestro país. En directo o en diferido, la reforma laboral de
Rajoy solo está sirviendo para abaratar salarios, empeorar las condiciones
laborales, sustituir empleo de calidad por empleo de mala calidad, y para poner
en la calle a quienes llevando años en la empresa han sido sustituidos por nuevos
empleados a tiempo parcial y con contratos precarios. En directo o en diferido, esta
reforma solo se hizo para beneficiar a los empresarios, que ganan más al tener menos
empleados, aún sabiendo de su efecto colateral perjudicial para el consumo, y haciendo
con ella imposible que mejore la economía en su conjunto.
Como antes de, tras Valladolid,
el PP sigue en un continuo engaño a los ciudadanos, y dedicado a maquillar las
cifras según su conveniencia. Sobre estas del paro, nos destacan que han aumentado los
autónomos, cuando ellos saben que muchos asalariados han tenido que hacerse
autónomos si querían seguir recibiendo ingresos de la empresa en la que antes
eran empleados. O con más caradura aún, nos dicen que han bajado los
desempleados en el cómputo interanual, como si ignorasen que cada año hay menos
población en edad de trabajar, y consiguientemente el número de desempleados
cada vez tendrá que ser a la fuerza, menor.
Uno se
pregunta, como nuestros gobernantes pueden pretender transmitir consuelo a quienes
están en situaciones límite sin ningún ingreso en el hogar, utilizando para ello
interpretaciones falaces como las expuestas. Dice el refrán que cada pueblo
tiene los gobernantes que merece, pero no podemos merecer a estos que hoy
están. Solo que los españoles seamos un pueblo sacrificado puede explicar, que
los casi cinco millones de parados no salgan a la calle a decirle a este
gobierno que se vaya, que todo no puede ser solo consecuencia de la herencia
recibida, que el es responsable de dos años en los que todo ha ido a peor para
la gran mayoría, aunque sus amigos se estén poniendo las botas.
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