Cuánta razón (sin que sirva de precedente) tenía
Rajoy al decir que "algunas cosillas" de los papeles de Bárcenas eran
ciertas. Un ejemplo de esas verdades es la existencia de una comisión de
200.000 euros por una contrata entregada por una empresa para la campaña
electoral de 2007 en Castilla La Mancha.
Cospedal dice que ese dinero es una aportación
del PP a la campaña electoral de Castilla la Mancha, y lógicamente la pregunta
es ¿Cómo no aparece ese apunte en la contabilidad oficial del PP? Ahora deberán
explicárselo al juez que acaba de imputa a los responsables populares de esa
operación y al presidente de la empresa donante. Por mucho perfume caro que
se ponga la dirigente del PP castellano manchego, es difícil no apreciar que algo
huele a podrido.
Pero está claro que pase lo que pase, el PP y
su secretaria general, seguirán negando las evidencias, y sobre todo
esperarán a que pase el tiempo, y así lograr que prescriban los posibles
delitos. Y mientras, de forma increíble, el juez no acelera los trámites, y la
calle se calla. Aunque hay que reconocer que eso cada vez sorprende menos
en un país que parece haber olvidado que cada pueblo acaba teniendo solo lo
que se merece.
La técnica del PP es doble. No solo haciendo desaparecer
las noticias de su corrupción de los medios de comunicación, sino también
con su tradicional ventilador con los ERE, que aunque es innegable que ese
es también un escándalo injustificable en una democracia, eso no hace que el
caso Bárcenas, o ahora este nuevo caso Cospedal, pasen a ser cosas menores.
Puede que hasta prescriban, pero no por ello dejaran de ser delitos.
Hace unos días aparecía la noticia de unos
ingresos escandalosos y de difícil justificación sin que hubiese alguna mano
influyente para que pudiera acceder a ellos, respecto al marido de Cospedal.
Por eso mucha gente se pregunta qué es lo que hace falta para que ella o su
marido aparezcan como imputados, por eso o por ocultación o destrucción de
pruebas, o por mentir, o cualquier otra de las muchas irregularidades que
rodean su gestión en el PP o los negocios maritales. Si eso le fuese achacable
a cualquier españolito, hace tiempo que andaría con sus huesos en la cárcel.
Lo peor para la democracia es que la mayoría
de ciudadanos empezamos a estar convencidos de que se irán de rositas la mayoría
de corruptos de este país. Ahora que tanta gente lo está pasando muy mal,
es un insulto ver como sonríe gente sin decoro, y cuyo único dios es el dinero,
por muchas misas y comuniones que realicen. Son los discípulos aventajados
de aquella doctrina fraguista resumida en “la calle es mía”, y que están
convencidos de que las instituciones en las que los hemos colocado son sus
cortijos particulares.
No sé el final de esta película, si acabaran
imputados, en la cárcel, o fugados a países sin convenio de extradición. Pero
lo que más hiere es ver que se lo lleven mientras tres millones de hogares españoles
están bajo el umbral de la pobreza. Que paguen los culpables, sean del
partido que sean y no se busquen justificaciones a lo propio con los problemas
de los demás.
Si no se hace esto, nuestra democracia estará
herida de muerte. Al menos sería importante conseguir una cosa: QUE LO
DEVUELVAN.
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