viernes, 15 de febrero de 2013

Una parte del PSOE: la izquierda a la que nadie quiere

 
A quienes por mucho que haya arreciado la borrasca y hasta en ocasiones  tormentas tropicales, hemos permanecido afiliados al PSOE cada vez pretenden hacernos más difícil poder continuar con nuestra militancia. Y es que a quienes nos hemos mantenido en la afiliación y sobre todo en los principios del socialismo (que no del socialiberalismo), nunca nos llego el momento de ser calificados dentro y fuera, con el único adjetivo que nos gusta: socialistas.

Cuando dentro de la organización hemos levantado la voz defendiendo nuestra opinión, acertada o no, si esa no era coincidente con la de la dirección se nos ha tachado de discordantes, o de promotores de división interna. Las direcciones socialistas siempre han tenido tendencia a confundir la unidad con la unanimidad, y últimamente con la uniformidad. Eso en el PP no pasa, allí manda uno y basta.

Cuando esa opinión era expresada fuera, no solo molestaba a la derecha, sino que siempre ha encontrado también la crítica en la llamada izquierda real, es decir de la izquierda no afiliada al PSOE. Porque, pese a ser criticados por los de dentro, desde esa izquierda mas “pura” se nos han atribuido los “pecados” cometidos por esos que desde dentro nos han criticado. Eso en la derecha no pasa, son solo una.

A algunos  y algunas, hagamos lo que hagamos, siempre nos toco jugar el papel de los criticables, por los de dentro y por los de fuera. Somos la “izquierda a la que nadie quiere”, pero a la que unos y otros saben que tendrán que recurrir, porque es la única capaz de crear lazos que permitan proyectos de unidad de la izquierda.

Ya sabemos que con las direcciones instaladas en el inmovilismo que produce que en ello a algunos les va el pan de cada día, es difícil que faciliten reformas internas que puedan hacerles salir de ese su estatus de dirección. Pero también sabemos que hay una izquierda tan pura e inmaculada, que se considera la única capacitada para dar lecciones de moralismo de izquierdas. Se consideran los puros, y están convencidos de que con los puros no hay quien pueda.

Tanto unos como otros deberían darse cuenta del miedo que producen cuando tratan de darnos lecciones de izquierdismo. A unos y otros solo se les puede recomendar que miren a su alrededor y vean los resultados que entre los ciudadanos tiene sus posiciones hoy, unos en bajada y otros en subida sin llegar.

La izquierda siempre se ha distinguido por la autocrítica, y cuando no la practica deja de ser izquierda por definición. Pero también se ha distinguido por el sectarismo, y a la izquierda del PSOE nada le es criticable porque tienen el convencimiento de la posesión absoluta de la verdad. Como consecuencia de la visión de una y de otra, solo existe una constatación: así nos va.

Después de más de tres décadas de militancia comprometida en la izquierda, uno empieza a estar ya muy cansado de tanta pasión interesada en algunos, de tanta demagogia de unos, de los que adulan con falsa modestia, del exceso de populismo de otros, de las conveniencias personales de muchos, del afán de protagonismo de unos pocos, del ser maestros en medrar de quienes pueden hacerlo, de los que respiran para llamar la atención, de los que rebosan soberbia, de los que adulan con falsa modestia, del afán salvador de unos pocos, del divismo que roza el divinismo de aquel, de la notoriedad perseguida por este, de tantas y tantas cosas que como decía al principio, a algunos nos hacen difícil continuar militando en el PSOE. A pesar de ellos, no nos moverán.
Mientras en el PP milita toda la derecha, desde la más tolerante hasta la más irracional, en la izquierda cada uno vamos por nuestro lado, no solo en diferentes partidos, sino en diferentes corrientes, movimientos o plataformas, y repito lo dicho, así nos va.

Puedo entender que en la izquierda todos desconfiemos de todos, pero los más intransigentes deberían de otorgar al otro la oportunidad de poder cambiar. Si no lo hacemos, será casi imposible encontrar en la izquierda un proyecto común (tal vez en principio de mínimos) pero que pueda recibir el apoyo de la mayoría de los ciudadanos. A la derecha la separan los matices pero los une un objetivo común, mientras en la izquierda nos une un objetivo común, pero nos separan los matices.
Repito que no nos moverán, porque puede que haya llegado el momento de poner en valor a esa “izquierda que ni unos ni otros quieren” para que tienda lazos para ese objetivo común. O nos unimos, o podemos tener Bayod, Mari Loli y Marianico una temporadica aún.

2 comentarios:

  1. Y, si no soy socialista que soy?
    por revelarme contra las poltronas tengo que querer yo una?
    y si estoy en desavenencia, molesto?
    me tengo que someter a la idea única, aunque la entienda equivocada, y nadie intente convencerme de lo contrario?
    esto es todo lo que tengo que esperar de mis "compañeros"?, el quitate tú que me pongo yo?
    pues Sí, ASÍ NOS VA

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  2. DÍGAME DOCTOR, QUE TENGO QUE HACER PARA SALIR DE ESTA CRISIS DE IDEALES ?
    TIENE ALGO QUE RECETARME, INCLUSO CON COPAGO, PUES NO MEJORO

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