domingo, 10 de febrero de 2013

No podemos esperar sine die



Preparando un documento, encontré las resoluciones del 38ª Congreso del Partido Socialista que se celebró en Sevilla el pasado año al que asistí. En una de sus resoluciones figuraba textualmente lo siguiente: “La ciudadanía tiene que participar de forma más activa en los procesos de toma de decisiones”. Lo primero que pensé tras su lectura, y viendo como desde entonces han evolucionado las cosas en el PSOE, es lo bien que expresamos lo que pensamos, pero lo mal que cumplimos lo que acordamos.

El compromiso mayor era celebrar una Conferencia Política que aplicara la máxima de “cambiar el PSOE para ser más PSOE”. Debía ser un proyecto participativo en el mayor grado posible. Hasta ahí todos de acuerdo. Pero lo  cierto, es que puede que como se ha organizado ese proceso, no sea posible obtener los resultados que necesita la sociedad española, ávida no sólo de cambio de proyecto, sino también de las personas que lo pongan en marcha. 

Un nuevo proyecto solo puede ser posible si los socialistas como colectivo (militantes y votantes) somos capaces de perder el miedo a mayores reformas internas, porque difícilmente un partido puede recuperar el apoyo ciudadano si no es capaz de dar voz a sus propios militantes y ciudadanos en la toma de las decisiones. Debemos conseguir no sólo que se nos identifique con la izquierda preocupada por el futuro de progreso y bienestar, que impulsó los avances sociales, sino que seamos esa izquierda. El reto máximo lo definió en Sevilla el Secretario General: hacer del socialismo una necesidad urgente para los ciudadanos frente a la derecha gobernante.


Ese nuevo proyecto político tiene que ir acompañado necesariamente de un nuevo proyecto de partido, y uno sin el otro difícilmente van a ser creíbles. El primero debe aportar soluciones a la crisis y al ataque a los derechos ciudadanos de las políticas de Rajoy y los suyos. El segundo debe traer más democracia interna, la aplicación del abajo a arriba que lo haga creíble, plantear alternativas eficaces,  cambio de caras que permitan el cambio de imagen, y nuevas formas de participación. Aunque no quiera admitirse,  parece imprescindible hablar de proceso reconstituyente, y cuanto más tiempo tardemos en abordarlo, más necesario se hará.

Si ese proceso no ocurre,  no será porque la militancia no lo pida, sino porque la resistencia de las actuales estructuras del partido sea tan férrea que lo impida. También es un inconveniente carecer de personas referente de ese cambio, y no me refiero a nuevos salvadores de la patria, que este país ya ha tenido bastantes. Quiero decir que el futuro de nuestro partido tiene que pasar por compartir el ejercicio del poder entre representados y representantes, y entre órganos de gobierno del partido y militancia. Hoy esto se echa de menos porque  a nuestros votantes y militantes solo les hemos dejado el papel de espectadores.  Alcanzar ese modelo no es una quimera, dependerá exclusivamente de la voluntad política de hacerlo así.
El proceso ya ha empezado y con independencia a cuestiones que sería importante modificar en el mismo, por las que habría que pelear, sería bueno concluirlo antes de las Elecciones europeas, incluso tenerlo listo cuanto antes, porque con el PP rompiéndose a trozos tampoco debe descartarse un adelanto electoral.
Estoy convencido de que  si ese modelo hubiese estado hoy en aplicación, muchos errores nuestros no se habrían cometido, y la interminable lista de errores por acción u omisión del gobierno del PP no se habrían permitido, por mucha mayoría absoluta que ostente. Y a nadie se le escapa que necesitamos que ese nuevo proyecto aporte una  dosis extra de ilusión, que tanto los socialistas como el conjunto de ciudadanos necesitamos. No hay espera.

1 comentario:

  1. me siento un poco mas fuerte para enfrentar estas épocas de cambios paradigmáticos y propongo: ¿porque no salirse de los esquemas de partido tradicionales? romper con eso. Hacer política, la nueva y actual política que la gente espera, en otro espacio.

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